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Dos días después de llamar a sus parientes ellos llegaron al hospital, Cole se había negado a que vieran a su madre sin que él estuviese presente, así que hoy harían la primera prueba. Sólo por si acaso Cole llevaba un escudo humano de metro noventa y con bastante músculo, Vince terminó de ponerse la chaqueta y lo miró, su pregunta era un obvio ¿Estas bien? Cole suspiró. No estaba bien, pero debía hacer esto.

— Vamos de una vez — murmuró, Vince se adelantó y abrió la puerta para él, Cole aun no entendía por qué se empeñaba en ayudarlo y no reclamar por su parte del trato.

Vince lo besaba lento y profundo durante mucho tiempo, a veces hasta llegaban más allá y se masturbaban mutuamente, pero nunca más de eso. No era que le interesara tener sexo con Vince. Por dios, no, lo que pasaba era que no le gustaba deberle nada a nadie y a este paso estaría endeudado toda la vida. Cole se sentó de copiloto en el auto y Vince no tardó mucho en ponerse frente al volante. El camino fue silencioso, no había nada de incomodidad, Vince le dio el tiempo suficiente para pensar en cómo reaccionaría al verlos. Luego de diez minutos que se hicieron demasiado cortos Cole entró al hospital con Vince.

Cole no podía creerlo, pero ahora mismo quería tomar la mano de Vince, necesitaba apoyo, como si le leyese la mente Vince tomó su mano y apretó dándole algo con lo que confortarse. Tres personas estaban sentadas en los asientos antes de llegar a la habitación de su madre, al verlo se pusieron de pie. Cole apretó la mano que lo sostenía y se detuvo frente a ellos, dos hombres y una mujer, el mayor era mucho más alto que Cole e incluso que Vince, supuso que él era su abuelo, la mujer era menuda con el pelo corto y negro, el otro se parecía a él, sólo un poco más bajo y de ojos negros. Cole vio el parecido y mordió su labio inferior, misma piel canela, ojos oscuros idénticos a los de su madre, cada maldito rasgo con el cual no podías dudar que fueran parientes.

El hombre mayor fue el primero en hablar.

— Debes ser mi nieto — Cole sintió el sabor metálico de la sangre en su boca cuando mordió con fuerza ¿En que había estado pensando al querer ver a estas personas?

— No soy su nieto, resulta que sólo soy el hijo de la hija que considerabas muerta — el hombre asintió.

— Eso te hace mi nieto.

— Miren, estoy realmente feliz de que pudieran ser donadores para mi madre, pero no creo que sea una buena idea que la vean — esta vez fue la mujer quien habló, tenía una voz melodiosa que le recordaba a los mejores momentos de Chiara.

— Queremos disculparnos.

— ¿Eso que cambia? — gruñó.

— Estamos aquí por respeto, pero ¿de verdad crees que puedes prohibirnos verla? — Cole miró al hombre joven, ahora que lo miraba con atención, no parecía tan joven, de hecho, parecía contemporáneo con Chiara, ese probablemente era uno de sus hermanos.

— Si puedo ¿Quiénes son ustedes? No son nadie mientras que yo soy su hijo.

— Somos sus padres.

— ¿Padres? — resopló — ¿Los mismos que la rechazaron porque quería casarse con un hombre que no aprobaban?

— Y teníamos razón.

— Por eso no debieron dejarla sola ¿Acaso saben lo mal que lo ha tenido?

— Cole — Vince le ofreció un pañuelo, Cole se sonrojó y se limpió la sangre de la nariz, las personas frente a él lo miraron con preocupación y eso lo hizo enojar aún más.

Tampoco tenían derecho de mostrarse preocupados cuando no lo conocían.

— Déjanos verla, si ella no quiere hablar con nosotros nos iremos.

Fighter (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora