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Era tarde en la noche, casi las once. En una habitación, un muchacho de cabellos marrones y ojos verdes veía la televisión, aburrido. Fue de canal en canal buscando algo con qué entretenerse, y al no encontrar nada bueno, optó por dejar que el aparato reproduzca un canal promocionador.
Estaba sentado en su sofá, totalmente relajado, aburrido y esperando a alguien importante para él. Inconscientemente, cerró sus ojos vencido por el cansancio y aburrimiento.
Los volvió a abrir de golpe al sentir como alguien tomaba sus piernas con cuidado y las subía en sus hombros. Su novia estaba sentada en el suelo, entre sus piernas, viendo hacia el televisor.
— (T-T/N), me asustaste— murmuró el muchacho.
La chica levantó su cabeza, para así ver inocentemente al muchacho.
— Je, je, lo siento. Estabas dormido y no quería despertarte. Lamento si te asusté Hajime.
— No, no, descuida.
Se acercó un poco más a la fémina, acariciando así su cabeza.
— ¿Acabas de llegar? Aunque bueno, es algo obvio, je, je.
— Sí, ja, ja.
— ¿Cómo te fue?
— Bien. Fue divertido. Pero sumamente agotador.
— Era de esperarse. Nekomaru dió la idea de esa caminata, así que era obvio que se cansarían todos.
— Ahora es cuando quisiera tener una pierna rota como tú...— suspiró, fingiendo derretirse como helado entre las piernas del moreno.
Hinata rió suavemente.
— No querrías. Tiene sus ventajas, pero te limitan...Oye, ¿Nekomaru está bien?— preguntó consciente de la condición de su compañero.
— Sí, sí. Akane y Mikan estuvieron muy al pendiente de él, no te preocupes.
— Qué bueno...
Hubo silencio por un rato. Ambos vieron a la televisión, disfrutando de la compañía del otro.
La (C/P) empezó, de repente, a acariciar la pierna enyesada del ojiverde. La veía detenidamente también, analizando todos esos mensajitos y dibujos de la clase e incluso su maestra, deseándole una pronta recuperación a Hajime.
La mayoría, los dejó justamente ella. Estrellitas, corazones...ese tipo de cosas cursi entre pareja.
— ¿Te duele?— la fémina rompió el silencio suavemente.
