Las vacaciones de navidad se volvieron grandiosas para Hermione. Sus padres volvieron a trabajar juntos, pero de todas maneras se tomaron unos días libres para pasarlos con ella. Incluso aunque no pasaran tiempo juntos, Hermione disfrutaba su tiempo a solas. Eso le daba la oportunidad de hacer planes. Planes, que sabía, sus padres necesitarían. En navidad, después de intercambiar regalos, sus padres y ella se sentaron en el sillón bajo una cobija mirando viejas películas hasta que amaneció. Fue perfecto en todo sentido.
Bueno, sin contar la carta que recibió de Harry y Ginny un día después de que las vacaciones comenzaran. Eso le había quitado la alegría en un segundo. Primero cuando la recibió eso la tocó.
Sus dos mejores amigos por fin se habían tomado el tiempo de notarla. Sí, claro, ellos siempre la habían notado, pero les había tomado mucho tiempo darse cuenta de cuan enferma estaba.
Las señales de su enfermedad no habían sido tan obvias. Sin embargo, al final de la carta, lo sentimental se evaporó para dar paso al más puro terror. Ellos lo habían notado y esperaban que ella les contara que estaba pasando. Y eso le dejaba sólo una opción. Tenía que decirles. De otra manera, no dejarían de molestarla y presionarla.
Además, ¿Cómo podría mentirles a sus dos mejores amigos?
Ahora, mientras corría a través de la plataforma 9 ¾ podía sentir como sus rodillas temblaban. Tal vez debió de haber tomado el consejo de sus padres de quedarse en casa. En lugar de sentir nauseas y miedo, justo ahora podría estar sentada en su sillón viendo sus programas de televisión favoritos. Pero no, tenía que ser una masoquista y decirles a sus amigos que iba a morir, era definitivamente algo masoquista. Incluso mientras cruzaba la plataforma, con sus nuevas botas golpeando el concreto, podía sentir a sus rodillas flaquear. Ni siquiera creía que eso fuera posible, pero lo era.
Hermione abordó el tren y caminó ansiosamente hacia el compartimiento que usualmente ocupaban.
Temblando durante todo el camino, sintió que estaba a punto de encarar a su muerte. Y eso ciertamente la hacía sentir extraña, vaya que lo hacía. Normalmente, sus amigos evocaban un sentimiento agradable. Ahora, tenían el efecto opuesto. En lugar de estar feliz todo el camino por ver a sus amigos, estaba mortificada. Estaba a punto de decirle a dos de las personas más importantes de su vida que estaba muriendo.
Nada en el mundo era más difícil que eso.
Alcanzando el compartimiento, su mano tocó el frió metal de la manija de la puerta. A través del vidrio, vio a Harry y a Ginny abrazados en el asiento. Hermione vio como entrelazaron sus manos, con Ginny descansando su cabeza sobre el hombro de Harry; con una dulce y amorosa sonrisa en su rostro. Su corazón sintió un pinchazo cuando vio cómo Harry descansaba su barbilla en la cabeza de Ginny, mientras jugaba con el anillo en el dedo de su prometida. En sus ojos había la más pura alegría y eso quebró el corazón de Hermione. Ellos eran la imagen del bienestar y el amor; una imagen por la que - aunque nunca lo admitiría en voz alta- lo daría todo por ser parte de ella algún día.
Sabiendo que era ahora o nunca, Hermione deslizó la puerta y entró en el compartimiento para interrumpir a la pareja. Mientras la hería saber que iba a arruinar su mundo perfecto, no pudo evitar sentirse aliviada de que Ron no estuviera ahí. "Hola, chicos"
Ginny levantó la cabeza al escuchar la voz, con su mano aún entrelazada con la de Harry.
"¡Hermione!"
Harry, notando la apariencia ansiosa de su mejor amiga, sintió la urgencia de confortarla. Así que, rindiéndose ante la urgencia, se separó de Ginny y encerró a Hermione en un fuerte abrazo.
Cuando sintió que ella le respondió, Harry enterró su cabeza en su cuello. Cada centímetro de su cuerpo aún sentía la culpa que lo embargó cuando se dio cuenta de su falla. Después de todo lo que esta maravillosa bruja había hecho por él, él no se dio cuenta de que ella lo necesitaba; que algo estaba mal. ¿Cómo pudo haber hecho eso y aún así poder llamarse a sí mismo amigo?
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La Rosa Negra Mágica De Mimi
FanfictionTRADUCCIÓN Hermione se sentó debajo de un árbol, mirando hacia el cielo. Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras un susurro salía suavemente de su boca. "Voy a morir"