Visitar a los padres de Hermione fue
la cosa más difícil que Harry alguna
vez hizo. El dolor que cruzó por sus
rostros cuando Harry apareció en su
sala a través de la Red Flu fue
suficiente para casi dejarlos
inconscientes. Ni siquiera tuvo que
decirles qué había pasado. Después
de todo, la Red Flu era solo usada
para emergencias. Siguiéndolos entre
los ocupados pasillos de San Mungo,
Harry trató de mantener su ritmo. Se
dirigían hacia el ala del hospital que
se especializaba en cáncer. Hermione
estaba en las mejores manos. En el
momento en que sus padres entraron,
tenía la esperanza de que ella
estuviera bien. Si tan solo pudiera
despertar, eso era todo.
Al llegar al cuarto de Hermione, Harry
estaba feliz de ver que no solo Ginny
y Ron estaban ahí, sino que también lo
estaba la familia Weasley completa. El
señor y la señora Weasley estaban
sentados en un pequeño sillón,
abrazados el uno al otro mientras
Molly lloraba en silencio. George
estaba sentado con Bill, Charlie y
Fleur mientras discutían algo que
Harry no podía escuchar. Incluso
Percy estaba ahí, parado
incómodamente con su Blackberry
muggle en la mano. Aparentemente
varias personas del ministerio lo
usaban, era más sencillo que las
lechuzas y los recados flotantes. Sin
embargo, parecía que eran adictos.
Percy no se había despegado de él
desde que había llegado ahí.
En el momento en que Molly y Arthur
los vieron entrar, de inmediato se
acercaron y comenzaron a consolar a
los preocupados padres. Ellos también
pensaban en Hermione como una niña.
Ni siquiera creían que algo como esto
le estuviera pasando a una bruja tan
maravillosa como ella. Molly de
inmediato abrazó a la llorosa señora
Granger, susurrándole palabras de
consuelo lo mejor que podía.
Mientras Harry se sentaba junto a su
novia, la sanadora a cargo de
Hermione entró, con un aspecto
sombrío. El señor y la señora Granger
de inmediato se acercaron a ella.
-Y bien, doctora, ¿cómo está nuestra
Hermione? -preguntó la señora
Granger asustada.
La sanadora miró a la pareja e hizo
su mejor intento por sonreír.
-Me temo, señor y señora Granger,
que su hija no está bien.
-Espere -el señor Granger abrazó a
su esposa por los hombros-. ¿Qué
está tratando de decirnos?
Ella sacudió la cabeza tristemente,
sus rizos negros saltando sobre su
espalda. Esta era siempre la peor
parte de su trabajo.
-Estoy diciendo, señor, que no hay
nada más que podamos hacer por su
hija. La hemos tratado con todo lo
que hemos podido; con cada poción
inimaginable así como todo tipo de
tratamientos muggles. Ella no
responde a ninguno de ellos.
-¿Pero eso que quiere decir? -Harry
dio un paso hacia adelante, Ginny lo
miraba con esperanza.
-Quiere decir que Hermione está
muriendo.
Su voz era baja, llena de emoción.
Los llantos de la señora Granger
llenaron la habitación, su esposo
trataba de abrazarla mientras él
también lloraba. Los llantos de Molly
también se escucharon, con el resto
de los Weasley tratando de calmarla.
Harry estaba congelado, sin poder
hablar. Ginny trataba de controlarse.
Demasiado dolor estaba atravesando
su pecho, tanto que sintió que pronto
le daría un infarto. Ron estaba
sentado en una esquina, meciéndose a
sí mismo, cuando George fue a
detenerlo. [George] conocía muy bien
el dolor que podía provocar la pérdida
de alguien muy cercano. No quería que
su hermano pequeño pasara por lo
mismo.
-¿Cuánto tiempo le queda? -Ginny
logró que su estrangulada voz saliera
de su garganta.
La sanadora vio alrededor de la
habitación a todas las personas que
sollozaban. La chica que estaba
muriendo era obviamente demasiado
amada. Obviamente, ella sabía quién
era Hermione Granger. Todo mundo en
el mundo mágico lo sabía. Ella era la
mejor amiga de Harry Potter y, por
mucho, la bruja más inteligente desde
Rowena Ravenclaw. Desde el momento
en que supo que Hermione estaba
viendo a los sanadores sobre su
cáncer, supo de inmediato que tenía
que tratarla.
Ahora, ella le estaba diciendo a la
familia de su encantadora paciente,
que había fallado.
-Un mes. A lo mucho.
Narcisa Malfoy miró a hijo con
sorpresa. Después de todo, no todos
los días un Malfoy admite estar
enamorado de una hija de muggles.
Maldición, ¡ni siquiera creyó que eso
llegaría a pasar algún día! Ahora,
miraba a su triste y desconsolado hijo
mientras este le rogaba por ayuda.
Por mucho tiempo, no supo qué decir.
Claro, ella no compartía el mismo odio
que su esposo en cuanto a los sangre
sucia se refiere, pero eso no quería
decir que [ella] andaba por ahí con
ellos.
-Madre, por favor, di algo.
Draco se removió ante su intensa
mirada. Sólo su madre tenía esa
mirada. Una mirada que lo hacía
sentirse incómodo.
Aún mirándolo de esa manera, dijo:
-Vamos a ver si entiendo. ¿Quieres
mi ayuda para salvar la vida de
Hermione Granger?
Él asintió.
-¿Y cómo, hijo, propones que haga
eso? -Ella levantó una ceja.
Ante eso, Draco no supo que decir.
Esto había sido todo en lo que había
pensado. Él solo pensó en pedirle a su
madre ayuda y que ella sabría que
hacer de ahí en adelante. Después de
todo, siempre había sido así.
-Bueno madre, pensé que tú tendrías
una idea para ayudarme.
-Draco, cariño, a lo mucho lo que
puedo hacer por ella es conseguirle el
mejor sanador. Asumo que ella ya
tiene uno, ¿verdad?
Él asintió de nuevo.
-¿Sabes el nombre de él?
Draco frunció el ceño ante la
respuesta.
-No es un hombre. Es una mujer, pero
no escuché su nombre antes de dejar
a Hermione y venir a hablar contigo.
Narcisa se inclinó hacia adelante.
-¿Tiene cabello negro? ¿Ojos grises?
Draco asintió. Eso era algo de lo que
estaba seguro. La bruja le había
parecido demasiado joven; veintiuno o
un poco más.
Su madre asintió y suspiró.
-Entonces no hay nada que pueda
hacer por tu pequeña amiguita,
Draco.
Una descarga eléctrica recorrió la
espalda de Draco.
-¿Qué quieres decir?
-Si la medibruja es la que estoy
pensando, entonces Hermione Granger
tiene a la mejor que hay. La sanadora
que queda con la descripción es la
doctora Meredith Sinclair. Ella es la
mejor en todos los países.
Normalmente ella es una sanadora
que recorre los países, de hecho; es
una que sólo trabaja con los
miembros de la realeza o con familias
de mucho dinero. Me sorprende que
haya accedido a ser la sanadora de la
señorita Granger. Después de todo, la
chica no es tan importante.
Su voz era baja, llena de indiferencia.
Draco, por primera vez, comenzó a
sentir una punzada de rabia hacia su
madre.
-Apreciaría mucho, madre, si no
hablaras de Hermione de esa manera.
Narcisa miró a Draco con sorpresa.
-No entiendo tus sentimientos por
esta hija de muggles, Draco, pero no
permitiré que me hables de esa
manera.
-Te hablaré del modo que yo quiera,
madre. Es decir, aquí estoy por
primera vez en mi vida diciéndote que
amo a alguien más aparte de mí
mismo. Muchas madres estarían
emocionadas. Tú, sin embargo, solo
me dices que ella no es importante.
¡Suena como si prefirieras que ella
muriera! -Su voz se elevaba, desde lo
más bajo hasta los gritos.
Ella frunció el ceño.
-Nunca dije eso. Solo estoy pensando
en lo que tu padre diría si estuviera
aquí...
-¡Pero él no está aquí, madre! ¡Y
nunca regresará! ¡Y por lo que a mí
concierne, puede quedarse en su
pequeña celda en Azkabán por
siempre! ¡Él ya no me controla, ni tú
tampoco! ¡Sé que no te importa nada
sobre los hijos de muggles, y
honestamente a mí tampoco! Pero ella
es diferente, madre. Ella ve cosas en
el mundo que nadie ve. Su perspectiva
sobre el mundo es tan hermosa, que
no puedo estar lejos de ella. Ella es la
única cosa buena que me ha pasado
en toda mi vida. ¡Ella es mi señal,
mamá! La señal que necesitaba para
mostrarme que aún puedo tener
esperanza. Si no puedes aceptar mis
sentimientos por ella, entonces no
puedo quedarme ni un minuto más
aquí.
Draco se dio la vuelta y comenzó a
caminar fuera de la sala de estar de
su mamá.
-¡Draco Lucius Malfoy, vuelve aquí en
este instante! ¡No voy a permitir que
me hables de esa manera!
Pero Draco no la escuchó. Ya se había
ido.
Hermione abrió los ojos a una
habitación blanca y brillante. El techo
estaba desnudo, excepto por un único
marco que tenía una foto de una
puesta de sol pintado en el. Parpadeó
rápidamente, tratando de despejar a
su atontado cerebro. Cada centímetro
de su cuerpo se sentía horrible. Su
estómago le dolía, su garganta y los
labios secos. Tratando de frotar sus
ojos, sintió su mano jalar algo.
Bajando la vista hacia su palma,
Hermione se estremeció cuando vio
una aguja saliendo de su mano. Ahora
sabía dónde estaba.
Ella estaba en el hospital.
Levantó un poco la cabeza, vio a sus
padres durmiendo en el sofá de la
sala. Eso no era una buena señal. Si
sus padres habían sido llamados, eso
quería decir que tenía que esperar lo
peor. Suspirando, trató de
incorporarse, solo para que un grito a
su lado sonara en protesta. Eso
significaba que iba a molestarse
bastante rápido.
-Yo no haría eso si fuera tú -un
murmullo se hizo eco del otro lado de
la cama.
Volviendo la cabeza, vio a Ron
sentado, apoyado contra el respaldo
de la incómoda silla. Sus ojos se
abrieron al recordar que él fue el
único que no sabía de su cáncer. Si él
estaba sentado allí ahora, eso
significaba que Harry y Ginny le
debieron haber dicho. Ella no sabía
qué decir.
-Ron...
Él levantó la mano, caminando hacia
adelante para tomar sus manos. El
silencio llenó la sala y se prolongó
durante varios minutos. Los dos sólo
se quedaron donde estaban,
agarrando la mano uno del otro. Por
último, Ron decidió a hablar.
-Harry y Ginny me lo dijeron, acerca
de lo que te está pasando. -Él la
miró a los ojos con tristeza-. ¿Por
qué no me lo dijiste?
Hermione suspiró, apartando la
mirada de aquellos ojos azules. Se
había hecho la misma pregunta
muchas veces, sobre todo porque le
dijo a Harry y Ginny. Y en el fondo,
sabía la respuesta. Era la respuesta
que ella decidió que él debería saber.
Sólo que iba a ser un tanto difícil de
decirla.
-Yo no te dije... -tragó duro-. Yo
no te dije porque no quería ver esa
mirada en ti.
-¿Qué mirada? -preguntó, con ojos
inquisitivos.
-La mirada que tienes cuando tu
corazón se rompe. -Ella le apretó la
mano tan fuerte como su debilidad de
los músculos le permitió-. He visto
antes esa mirada en ti. Y esa mirada
me mata...
Ron se rió nerviosamente. Él sabía de
qué mirada estaba hablando. Cuando
ella rompió su corazón, él lo hizo
notar. Cada vez que la miraba, sabía
que él tenía esa mirada en sus ojos.
No fue sino hasta después de
Navidad, que se detuvo. No fue su
culpa que ella no lo amara de la
forma en que él la amaba. Sólo le
tomó mucho tiempo para finalmente
darse cuenta. Ahora, mientras yacía
en la cama del hospital moribunda,
trató de mantener lejos esa mirada,
trató de evitar que brillara en sus
ojos. No fue fácil. De hecho,
probablemente había sido una de las
cosas más difíciles que alguna vez
tuvo que hacer. La chica de la que
estaba enamorado se estaba
muriendo delante de él, su corazón se
estaba quebrando en mil pedazos.
-Lo siento, Mione. Yo no sabía que te
lastimaba tanto. -Ron apartó la
mirada, incapaz de mirarla a los ojos.
Hermione levantó su mano libre,
tocando su rostro para que volviera a
mirarla de nuevo.
-Yo sé que no querías hacerme daño,
Ron. Merlín sabe que yo nunca quise
hacerte daño. Yo te amo, Ronald
Weasley. Pero lamento que no sea en
la manera que tú deseas.
Él sonrió y asintió.
-El punto es que no me importa que
me ames de esa manera o no. Yo te
amaré de cualquier otra manera que
pueda, Hermione Granger.
Una pequeña sonrisa iluminó su pálido
rostro. El equipo de alrededor de su
cama era sin duda muggle. La
sanadora a cargo de Hermione dijo
que suministros médicos muggles les
daban la esperanza de mantener
mejor a una bruja o mago cuando se
estaban muriendo de cáncer. La
medicina mágica era excelente en la
curación, pero no en la parte de la
preservación. Una intravenosa estaba
en su mano izquierda y tubos de
oxígeno en la nariz para darle una
buena cantidad de aire. La única cosa
que corría por parte de la magia era
el monitor cardiaco, una pantalla
transparente parpadeaba arriba de su
cabeza.
-¿Hermione? -la señora Granger
dijo, despertando de su sueño no tan
pacífico.
Ron sonrió.
-Te dejo en paz con tus padres.
Harry y mi familia fueron a la
cafetería para conseguir algo de
comida. Voy a ir a decirles que estás
despierta.
Hermione suspiró
-¿Todos lo saben?
Ron asintió tristemente.
-Ginny les contó cuando te estaban
transfiriendo. Mis padres, mis
hermanos y Fleur están aquí.
Hermione asintió y le hizo una señal
para que fuera con ellos. No había
nada en el mundo que preferiría más
que ver a toda su familia. Y los
Weasley eran ciertamente una parte
de su familia.
' Lástima que Draco no está aquí... '
pensó con su corazón acelerándose
ante el recuerdo del beso.
Sus padres corrieron a su lado. Su
padre le tocó la frente.
-¿Estás bien, amor? Tu corazón se
aceleró mucho hace un momento.
Hermione sintió el impulso de reír,
pero se contuvo. No parecía ahora era
un buen momento para reír.
-Estoy bien. Tan sólo recordé algo.
Su madre sonrió con tristeza y le
tocó la cara.
-¿Cómo te sientes, Mimi?
Hermione suspiró, insegura de cómo
responder. Para ser honesta, se
sentía horrible. Era el peor dolor que
alguna vez había sentido, y eso que
antes había sentido un par de cosas
nada bonitas. Incluso ser torturada
por Bellatrix Lestrange había sido
menos doloroso que esto.
-Estoy bien; solo un poco cansada.
Su padre sonrió, inclinándose para
darle un beso en la frente.
-Bueno, ya lo creo. Has estado
inconsciente todo el día.
La señora Granger giró la cabeza
para limpiarse las lágrimas de los
ojos. Había tenido la esperanza de
que Hermione no la hubiera visto. Ella,
sin embargo, lo hizo. Si había una
cosa que sus padres deberían haber
recordado de ella era que era casi
imposible hacer algo sin que ella lo
notara.
-¿Mamá?
Sollozando, su madre le sonrió
tratando de ocultar su desliz
anterior.
-¿Sí, Mimi?
-Me estás está ocultando algo. ¿Qué
es? -Tosiendo, Hermione giró la
cabeza hasta que su pequeño ataque
de tos terminó.
Su padre le llevó una taza de agua
fría a los labios, poniéndole un
popote en la boca para que pudiera
beber.
-Muy bien, ¿querida? -él le preguntó
una vez que terminó.
Ella asintió y se volvió hacia su
madre.
-Mamá, necesito que me digas.
Con un suspiro, su madre tomó la
mano de su hija entre las suyas
mientras se sentaba en el borde de la
cama, su padre haciendo lo mismo en
el lado opuesto.
-La doctora de aquí que te ha
estado examinando nos habló sobre
tu... condición
Hermione frunció el ceño.
-Mamá, creo que estamos mucho más
allá del punto de la negación. Es hora
de que lo llamemos cáncer.
Asintiendo, su madre miró al suelo.
-De acuerdo. Lo siento, Mimi. ... Tú
cáncer ha progresado... Es tan
avanzado que no hay mucho que
puedan hacer... por ti...
Su madre comenzó a llorar,
convirtiéndose su apretón en uno
doloroso. Con miedo, Hermione se
volvió hacia su padre, con la
esperanza de que pudiera terminar de
explicarle.
-¿Papá?
Su padre se puso a llorar también,
pero más suave y silencioso. Hermione
en silencio oró porque no llorara
como su madre. Ella necesitaba algo
de estabilidad, necesitaba una roca. Y
no creía que pudiera soportarlo si
ellos se quebraban de esa manera.
Aclarándose la garganta, habló con
voz baja.
-La doctora dijo que tu cuerpo ha
estado combatiendo el... cáncer... lo
mejor que ha podido. Al principio tu
sistema inmunológico estaba bien, aún
se mantenía funcionando. Ahora, sin
embargo, dejó de hacerlo
Hermione asintió. Siendo sincera, ya
lo suponía. Después de todo, se
sentía bastante mal.
-¿Qué más? ¿Qué más les ha dicho?
Su madre finalmente se había
controlado.
-Lo que tal vez no entiendes, cariño,
es que tu cuerpo no puede seguir
funcionando sin tu sistema
inmunológico. Tú cuerpo poco a poco
se está apagando.
Hermione sintió como el aire se
quedaba atascado en sus pulmones.
Si su cuerpo se estaba apagando...
-¿Cuánto tiempo?
Su madre comenzó a llorar de nuevo,
así que su padre le respondió.
-A lo mucho un mes, Mimi.
Hermione comenzó a temblar mientras
esas palabras se repetían una y otra
vez en su mente. No iban a ser dos
años como originalmente había
pensado. Sólo iba a ser un mes. Su
cuerpo se estaba apagando. Ella ya
no estaría aquí en un mes. Iba a
morir...
Por primera vez en meses, Hermione
lloró. Su cuerpo entero temblaba
mientras las lágrimas rodaban por
sus mejillas. Su corazón latía
rápidamente mientras se acorrucaba
en posición fetal para abrazarse a sí
misma mientras lloraba. En un mes ya
no tendría a sus amigos ni a su
familia. Ella iba a dejarlos para
siempre. Ella iba a morir...
Su madre se deslizó en la cama de
Hermione, envolviendo sus brazos
alrededor de su pequeña niña.
Acorrucándose en torno a ella, la
sostuvo cerca como cuando tenía
pesadillas de niña. Iba a perder a su
niña y no quería dejarla ir. El padre de
Hermione le dio un pequeño golpe en
la espalda, dándole a entender que se
moviera para que los dos la
abrazaran. Afortunadamente, no tuvo
que hacerlo, ya que la cama se alargó
automáticamente. Mientras lo hacía,
envolvió sus brazos alrededor de las
dos mujeres que más amaba. Las dos
mujeres que significaban el mundo
para él.
Hermione sintió a su madre rodear su
cintura con sus manos para
sostenerla más cerca. Llevando sus
manos hacia abajo, tomó las de su
madre y las sostuvo fuertemente.
Pronto, su padre las imitó. Mientras
ella estaba recostada en esa
miserable cama de hospital donde
probablemente moriría, dejó a su
corazón llorar. No importaba que
fuera una bruja de casi diecinueve
años. No importaba que fuera una
bruja. Ella necesitaba a su papi y a su
mami. Ella los necesitaba a más que
nada en el mundo.
Draco supo desde el momento en que
llegó a San Mungo que no era
bienvenido. Los Weasley estaban
reunidos en la sala de espera,
esperando una oportunidad para
poder ver a Hermione. Oportunidades
en las que él no iba a poder ir, pero
no importaba. Al menos necesitaba
intentarlo. Dejando salir un largo
suspiro, caminó hacia la sala de
espera donde Harry y Ginny estaban
sentados. Cuando lo vieron, no lo
miraron con enojo o disgusto. No,
ellos estaban demasiado sensibles
para eso.
En lugar de eso, Harry asintió en su
dirección y dijo:
-Nos estamos preguntando cuándo
ibas a venir, Draco.
Los ojos de Draco se abrieron con
sorpresa cuando Harry dijo su
nombre. Mientras que eso lo
sorprendió, trató no pensar mucho en
ello. Tenía cosas más importantes que
hacer.
-¿Cómo está?
Ginny suspiró y soltó la mano de su
novio antes de ponerse de pie.
-Draco, sígueme. Amor, regresaré en
un minuto.
Harry asintió y se dirigió hacia donde
estaba Ron. Ron estaba junto a la
ventana, sus ojos estaban rojos
debido al llanto. Sin embargo, era
difícil no encontrar un rostro en la
habitación que no estuviera rojo
debido al llanto. Siguiendo a la
pequeña pelirroja fuera de la
habitación, Draco sintió que no quería
volver a regresar ahí. Aún no había
llorado, pero sabía que en el momento
en que comenzara no se podría
detener.
Una vez en el pasillo, Ginny se giró
hacia él con una expresión llena de
determinación.
-¿Hablaste con tu madre?
Él asintió, incapaz de mirarla a los
ojos.
-¿Y qué fue lo que dijo?
-Me dijo que no había mucho que
pudiera hacer. Al parecer la sanadora
de Hermione es la mejor que hay. Si
ella no puede salvarla, nadie más
podrá. -Su voz se escuchaba vacía.
Intentaba mantener a sus emociones
bajo control.
Ginny suspiró mientras sentía cómo
las lágrimas comenzaban a correr por
sus mejillas.
-Supongo que ya sabía eso. Sólo
esperaba que me dijeras que estaba
equivocada.
Él asintió, incapaz de decir algo ante
eso. Él había esperado lo mismo.
-¿Draco? -la voz de Ginny sonaba
curiosa-. Sé que amas a Hermione.
¿Pero por qué no hiciste nada al
respecto?
Draco suspiraba, mientras recargaba
su cabeza contra la pared, con las
manos en los bolsillos de su pantalón.
-Supongo que estaba asustado.
Maldición, estaba aterrado. Nunca
había amado a algo más que a mí
mismo y de repente, una noche,
encontré a Hermione. Ella era
diferente; aún seguía siendo
inteligente y testaruda. Mas sin
embargo, algo había cambiado. Ella
me hizo ver el mundo de una manera
diferente, y a su vez yo la vi a ella de
una forma completamente diferente.
-¿Cuándo te diste cuenta de que la
amabas? -preguntó Ginny,
inclinándose hacia él.
-Cuando nos besamos -decidió ser
lo más honesto posible. En este
momento, mentir era inútil.
Ginny sonrió.
-¿Se besaron?
Él asintió mientras una pequeña
sonrisa cruzaba su rostro ante el
recuerdo del apasionado beso. Esa
había sido la primera vez que su
corazón se había sentido tan ligero.
-Sí, en la lluvia.
Ginny suspiró.
-Es tan romántico.
Draco solo se encogió de hombros. No
había sido como lo había planeado.
-¿Puedo preguntarte algo? Quiero
que seas honesto conmigo -preguntó
Ginny mirando el suelo.
Sin palabras, Draco sólo asintió.
-¿Estás aquí solo porque ella ya no
estará aquí en un año? -Su voz era
baja, casi inaudible.
La idea de ese pensamiento lo
sorprendió.
-¿Qué quieres decir?
-Es decir -Ginny se giró y lo miró a
los ojos-, Hermione está muriendo.
Ella no estará aquí por mucho tiempo.
¿Estás aquí solo porque sabes que
este compromiso no durará mucho?
¿Un mes más y estarás libre?
-Claro que no... -negó con la cabeza
con la frase «un mes más» resonando
en su cabeza-. ¿Un mes?
-Responde la pregunta, Draco. -Ella
necesitaba saber la respuesta.
Draco negó.
-No podría importarme menos si ella
está muriendo o no, pelirroja. No sé
por qué pasó, pero me enamoré de
ella. ¿Has escuchado que la gente a
veces dice que el amor crece con el
tiempo? Ese no fue mi caso. Fue
como una bola de luz que golpeó mi
corazón. Un minuto atrás ella era
sangre sucia Granger, la chica que
odiaba. Pero de pronto, ella se
convirtió en Hermione, la chica que
amo. No puedo explicar por qué
sucedió, pero así lo hizo. Pero no voy
a ir a ningún lado. Voy a estar junto a
Hermione hasta el final y para
siempre.
Mirándolo a los ojos, Ginny pudo ver
que decía la verdad. Sus ojos brillaban
debido a las lágrimas que él se
negaba a dejar caer. Bendiciéndolo,
trató de ser valiente.
-Okay.
Draco levantó una ceja.
-¿Eso es todo?
-Eso es todo -Ginny lo tomó del
brazo mientras caminaban de regreso
a la sala de espera.
-¿Pelirroja? -preguntó, asustado de
la respuesta a la pregunta que aún
no hacía.
-¿Sí?
-¿Hermione solo tiene un mes, no es
así? -su voz se rompió, su corazón le
dolía.
Ella asintió, incapaz de mirarlo a los
ojos.
-Un mes a lo mucho.
Draco había estado temiendo la
respuesta.
-Un mes.
Ginny asintió de nuevo.
-Un mes.
-¿Pelirroja?
-¿Draco?
-¿Siempre duele así?
Ella sonrió ligeramente mientras su
corazón estaba con él, entendiendo
exactamente como se sentía.
-Sí, Malfoy. Así duele.**********************************
Avisó: Quiero decir que tan sólo quedan 3 capítulos y el epílogo
![](https://img.wattpad.com/cover/25440953-288-k27682.jpg)
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La Rosa Negra Mágica De Mimi
FanfictionTRADUCCIÓN Hermione se sentó debajo de un árbol, mirando hacia el cielo. Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras un susurro salía suavemente de su boca. "Voy a morir"