Capitulo 9: Irreparable

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La vida nunca había sido tan complicada. Draco Malfoy solía pensar que todo tenía sentido. Claro, él solía ser un chico malo que se levantaba el cuello con su dinero y tenía montones de seguidores que nunca le cuestionaban nada.

Por supuesto, cuando la guerra terminó fue padre fue mandado a Azkabán y la mayoría de su dinero fue confiscado. Sin mencionar el pequeño detalle de que le fue removida su varita por un año y tuvo que regresar a Hogwarts –su infierno personal. A pesar de sus castigos su vida más o menos había regresado a su curso. Él podía llevar a cabo el resto de su castigo – regresar a Hogwarts y recuperar su varita.

Cuando Hogwarts terminara, ¿Quién sabe? A lo mejor intentaría conseguir un trabajo en el ministerio, si lo dejaban. Y por los siguientes 10 años viviría solitario con todos los lujos que pudiera conseguir por su propia cuenta.

¿A dónde había ido ese sueño?

Ahora, sentado en la vacía sala común de Slytherin, supo que esos planes ya no importaban.

Desde que había escuchado a Hermione Granger decir que le quedaban menos de dos años de vida, nada parecía importar. ¿A qué se debía eso? no lo sabía. Para ser honesto, no estaba seguro de nada más. Sentado junto al fuego, sintió que las calientes flamas golpeaban ligeramente su piel.

¿Acaso era el fuego demasiado caliente? No lo sabía… y no le importaba. Su mente aún estaba paralizada en el recuerdo de la mirada en los ojos de Hermione cuando le dijo a McGonagall la terrible noticia. En sus ojos no había nada más que tristeza y rendición. La mujer literalmente se había rendido. Ella no veía otra forma de sobrevivir, más que morir lentamente mientras todos la veían consumirse por su enfermedad.

Y eso lo enfurecía.

De todas las personas que conocía, ella era la última persona que él hubiera esperado que se rindiera. Hermione Granger era una luchadora y los luchadores nunca se rinden hasta el final. Y sin embargo, ella no lo hacía. De repente, mientras estaba sentado en la incómoda silla junto al escritorio de la directora, todo lo que ella le había dicho noches atrás cobró sentido. Él no había entendido el significado detrás de las palabras, pero ahora entendía por qué ella lo entendía. Ella estaba muriendo. Su vida estaba a punto de serle arrebatada, y eso le dio a ella otra percepción. Oh, Draco como hubiera deseado entenderlo también. Desde el momento en que ella lloró cuando confesó frente a ellos su más profundo secreto, Draco supo que estaba perdido. Las mujeres llorando eran una cosa, pero el feroz sentimiento protector que estaba sintiendo por su ex enemiga era otro completamente diferente.

Ahora, tres días y muchos pensamientos después, Draco supo lo que tenía que hacer.

Tenía que alejarse de la bruja. Ya había sido lo suficientemente malo involucrarse con ella, y era aún peor conocer algo que ni sus mejores amigos sabían. Eso les daba una conexión, una que Draco no quería. Oh si, él sabía qué tenía que hacer.

Tenía que estar lejos de ella. Esta era su batalla.

No la de él.

El frío cristal debajo de su frente mantenía a raya a sus dolores de cabeza. Hermione sabía que no durarían mucho, pero si lo suficiente hasta que el tren llegara a la estación. Si ella conocía a sus padres –que por supuesto lo hacía – tendrían con ellos algunas pastillas para el dolor de cabeza en el auto. Solo tenía que soportarlo hasta entonces. ¿Suena fácil, no? Pero no lo es.

Cuando pones a un ruidoso tren, a unos felices Harry y Ron y a una alegre Ginny juntos en un compartimiento, no era nada sencillo. Hermione se dio cuenta de ello en el momento en que se sentó en el compartimiento.

"¿Estás emocionada por la navidad, Hermione?" preguntó Ginny, sentándose frente a ella mientras los chicos jugaban naipes explosivos.

Hermione forzó una sonrisa, sintiendo el dolor de cabeza punzando detrás de los ojos. "De hecho, lo estoy. Mis padres y yo iremos a esquiar. ¡Será muy divertido!"

La Rosa Negra Mágica De MimiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora