Capítulo 1: Equipaje pesado

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La guerra había terminado. El mundo comenzaba a ser un mejor lugar para Hermione Granger. Muchos habían caído, y sus vidas habían sido consumidas por el odio y la maldad que en aquel entonces imperaba. Aquellos que sobrevivieron, se hicieron una promesa ese día; Prometieron vivir sus vidas al máximo en honor a sus amigos caídos. Había sido una idea de Hermione. Inmediatamente, todos estuvieron de acuerdo. Hermione había estado feliz en los días que siguieron.

Habiendo admitido el amor que sentía por ella, Ron rápidamente hizo planes para su vida juntos. Hermione, quien se había dado cuenta de que lo que había sentido por Ron se esfumó con el tiempo, le dijo que sólo volvieran a ser amigos. El luchó en un principio, diciendo que estaban destinados el uno con el otro. A Hermione le dolió mucho ver el dolor en sus ojos, pero no podía estar en una relación con alguien a quien simplemente ya no amaba más. No ahora, no después de que casi perdían sus vidas. Sabía que hubiera terminado de una horrible manera de continuar así. Después de muchas peleas y palabras de las que después se arrepintieron, Ron finalmente lo entendió y se retiró con gracia.

Desde entonces, Hermione había mantenido su promesa.

Hasta el día en que fue con el doctor para un chequeo de rutina.

Teniendo padres muggles, aún iba al doctor anualmente para un chequeo de rutina. Cada año era lo mismo. Ella estaba feliz y saludable, a punto de vivir una buena y larga vida. Pero en ese horrible día, supo que algo andaba mal. Le tomó mucho más tiempo del esperado hacerse los exámenes, con los doctores haciéndole preguntas que nunca antes le habían hecho. Todo empezó con el moretón que tenía en el brazo. Pensando que era producto de la batalla de una.semana antes, dijo que se había golpeado el brazo. Aún escéptico, el doctor mando hacer unas pruebas de sangre.

Hermione y sus padres se sentaron por más de una hora en la sala donde se realizaba el examen. Estuvo nerviosa todo el tiempo. Cuando el doctor por fin llegó, su rostro estaba decaído, pálido. Eso no era una buena señal.

Fue en ese momento cuando escuchó las palabras que la perseguirían por el resto de su vida.

–Hermione, tienes leucemia.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*

Había pasado un año desde ese día en que le dijeron que tenía cáncer.

Al principio había sido doloroso y su corazón se rompió en mil pedazos. Lloró con sus padres y se encerró en su habitación por días. Estaba en un completo estado de negación, tenía miedo de enfrentarse al mundo. Pero estaba aún más asustada de enfrentarse a la verdad. Después de todo lo que había pasado, era casi imposible de creer que tuviera que salir con la cabeza gacha, sin poder pelear de verdad. Claro, pasó por diversos tratamientos y exámenes para combatir al silencioso asesino que la consumía desde adentro.

Durante el último año, sus amigos pensaban que se estaba tomando unas largas vacaciones con sus padres para celebrar que su vida por fin estaba fuera de riesgos. En realidad, sus padres la habían llevado de hospital en hospital, con esperanzas de salvar su vida. En cada hospital al que iba, era lo mismo; todos le habían dicho que su cáncer estaba demasiado avanzado como para curarla. Intentó con la quimio, manteniendo una pequeña esperanza escondida entre sus grandes playeras y chaquetas. Afortunadamente, no perdió su cabello y así no tuvo que explicarles nada a sus amigos.

Ahora, se estaba preparando para su regreso a Hogwarts para el último año que ella y sus compañeros se habían perdido por la guerra, no tenía opción. Habiendo ido también a hospitales mágicos, literalmente había intentado cada tratamiento que el dinero pudiera comprar.

Pero su cáncer estaba demasiado avanzado. Todo lo que podían hacer por ella era que se sintiera cómoda, le dijeron.

Dos años fue el tiempo que le dieron. Dos años como máximo y seis meses como mínimo.

La Rosa Negra Mágica De MimiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora