Epilogo

3.5K 296 83
                                    

El cálido sol brilló sobre todos los presentes. Suaves rosas negras mágicas llenaban cada rincón del área mientras la voz Minerva McGonagall llenaba el aire. Gente sollozando con vestidos y túnicas negras, se abrazaban fuertemente tratando de escuchar sus sabias palabras. El cerrado, y brillante ataúd rojo, se encontraba frente a la multitud. Sólo había una fila de asientos frente a la fría piedra. Eran en esos asientos, en los que estaban sentadas las destrozadas personas que habían sido cercanas a la recién fallecida. En esos asientos se encontraban los sollozantes Sr y Sra. Granger, el Sr y la Sra. Weasley, Ron y Ginny Weasley y Harry Potter. Los padres de Hermione estaban destrozados; la señora Granger muy apenas podía permanecer sentada mientras su esposo la envolvía con su brazo por los hombros. Había tanta gente triste alrededor, que incluso el mundo parecía un lugar más triste. A pesar de que el sol brillaba y de que no había ninguna nube, era un día lleno de miseria. Todo mundo deseando haber sido ellos y no ella...
Sí. Hermione Granger hubiera estado orgullosa de su funeral.
Draco Malfoy se mantuvo lejos del grupo, a 20 pies de distancia del ataúd. Desde el momento en que sus padres le dijeron que Hermione iba a ser enterrada en un pequeño cementerio muggle, Draco sabía que se sentiría fuera de lugar. Aún cuando sus padres le pidieron que se sentara con ellos y con los amigos de Hermione, no se sintió querido. Durante toda la mañana, Ron Weasley miró en su dirección, tratando de hacerlo sentir incómodo. Mientras que eso no funcionaba, lo molestaba. Él sólo había venido a lamentar la muerte de Hermione como los demás... y aún así ellos lo trataban como si fuera una carga.
Mientras McGonagall -quien estaba usando una túnica negra y un velo negro alrededor de su cabellera gris- terminó su discurso con lágrimas en los ojos, susurró al viento:
-Hermione Granger, siempre estarás con nosotros. Algún día estaremos contigo, pero hasta entonces, sabemos que estarás con cada uno de nosotros a lo largo del camino. Adiós, querida.
El grande grupo de gente se ordenó en una fila para dejar una rosa frente al ataúd. Draco vio como el padre de Hermione alejaba a su histérica madre de la lápida. Caminando hacia el ataúd, quiso llorar cuando vio la larga fila de rosas rojas y blancas. Rosas negras mágicas estaban plantadas alrededor de la lápida, pero eso no era suficiente... Ella necesitaba una más. Parándose al final de la fila, Draco esperó hasta que todos se comenzaran a retirar del lugar; caminando hacia sus autos, trasladores, o puntos de aparición. La ahora tranquila tumba, dejó a Draco sintiéndose muy solo... desde ahora siempre se sentiría solo.
Después de la muerte de Hermione hacía unos días, él se negó a hablar nadie más que no fuera su madre o los padres de Hermione. La mayoría pensaba que era solo sufrimiento, pero no lo era. Se estaba ayudando a sí mismo a superarlo. Si él no la hubiera dejado para ir a llevarle esos papeles a Percy Weasley, ella no hubiera muerto sola. Él hubiera estado a su lado, sosteniendo su mano entre la suya. Había sido él quien la había encontrado, recostada en la cama y con los ojos cerrados. Al principio, pensó que estaba dormida. Sólo le tomó un segundo notar cuan frías estaban sus manos. Ahora, parado frente a su ataúd, su corazón se quebró y él colapsó en el suelo junto al ataúd.
-Hermione, mi amor, lo siento tanto. Nunca debí de haberte dejado...- su voz salió ahogada mientras las lágrimas caían por su rostro.
Sintió al viento soplar a través de su alborotado cabello, haciendo que no escuchara los pasos que venían desde atrás.
-Ella quería morir sola.
Draco levantó la cabeza mientras se limpiaba las lágrimas. Esa voz siempre iba a estar grabada en su mente. Ni siquiera giró la cabeza para verla.
-¿De qué hablas?
Ginny dio otro paso hacia adelante, quedando lo suficientemente cerca como para tocar sus temblorosos hombros.
-Durante mi última visita, ella me lo dijo. Una parte de mi piensa que ella sabía que esa sería nuestra última conversación- Ginny dejó salir una risa triste.
Draco notó como ella también se culpaba a sí misma.
-Probablemente lo sabía.
-Pero, como estaba diciendo; ella quería morir sola. Ella dijo que quería nuestras sonrisas, no nuestros llantos- el corazón de Ginny dolió mientras las últimas palabras de Hermione vibraban en su mente.
'Así es como quiero que sea, Gin. He visto demasiadas caras tristes desde que me diagnosticaron, que una linda muerte silenciosa sería perfecta para mí. De esa manera no me llevaré las caras tristes a donde sea que vaya. Quiero recordar sus rostros sonrientes. Eso es lo que quiero llevarme. No sus lágrimas'
Draco dejó salir una pequeña risa.
-Sí, eso suena bastante como Hermione. Ella siempre fue un corazón roto que prefería el silencio antes que nada.
-Así es- la mano de Ginny tocó el frío ataúd. -Es difícil de creer que ya no estará más con nosotros...
Draco la miró a su limpia cara.
-¿Cómo lo haces?
Ella lo miró, ligeramente sorprendida.
-¿Hacer qué?
-¿Cómo es que no puedes... llorar? Yo ni siquiera puedo detenerme.
Ella suspiró, hincándose junto a él pero sin tocarlo.
-He llorando tanto por el último mes, que creo que me he quedado sin lágrimas. Sin embargo, esa no es la razón por la que no estoy llorando. No estoy llorando porque a Hermione no le hubiera gustado que lo hiciera.
Draco sólo la miró sin decir nada.
-Hermione no quería ver a nadie lastimado. Llorar sólo le muestra cuanto estamos sufriendo. Ella necesita al menos a una persona fuerte aquí. Le debo mucho- La voz de Ginny era baja, casi inaudible.
Draco asintió. La pelirroja tenía un punto, pero ahora él no podía ser fuerte. Tal vez algún día... pero no hoy.
-¿Ginny? ¿Sr. Malfoy?
Los dos se giraron hacia la dirección de donde provenía la voz. Era Percy.
-¿Podrían los dos por favor verme en la oficina de la directora en unos momentos? Tengo algo para los dos- Él asintió y se alejó.
Ginny suspiró y se puso de pie, besando su mano antes de ponerla en el ataúd de Hermione.
-Te amo, Hermione. Nos veremos luego.
Draco la miró caminar hacia donde estaba su familia. Feliz de estar solo con su amor una vez más, se levantó y se limpió las lágrimas del rostro. Abriendo su chaqueta, metió su mano en uno de los bolsillos interiores. Sacando lo que estaba buscando, le dio a Hermione una de sus infames sonrisas torcidas.
-Tú salvaste mi vida, Hermione Granger. Sólo deseo que yo hubiera podido salvar la tuya a cambio- Abrió la caja negra en su mano, sacando la rosa negra mágica que Hermione había transformado de una hoja hacia algún tiempo. -Quiero que tengas esto de regreso. La mantuve todo este tiempo conmigo porque me recordaba a ti. Sin embargo, creo que esto debería de estar contigo.
Agitando su varita sobre la rosa en la caja, esta desapareció y la puso exitosamente donde había planeado.
-Mantenla en tus manos, amor. Nunca morirá, como mi amor por ti- Inclinándose, le dio un beso al ataúd. -Algún día estaré contigo. Espérame.
Draco comenzó a caminar hacia su punto de aparición. Alcanzando el lugar detrás de los árboles, miró hacia atrás una última vez, susurrando un 'Te amo' una vez más al viento, antes de aparecerse en la escuela donde se conocieron y enamoraron.
Percy se paró en frente del pequeño grupo de gente en la oficina de McGonagall.
-Mientras que todos me vieron visitando a Hermione en el hospital, esto no fue exclusivamente para eso.
Draco miró alrededor, viendo al Sr. Y la Sra. Weasley, George, Ginny, Ron, Harry, McGonagall y a Madam Pomfrey dispersos en torno a él. No entendía por qué estaban ahí, pero no preguntó. Manteniéndose en silencio, escuchó a Weasley hablar.
-A su entrada a San Mungo, Hermione Granger me pidió que actuara como su abogado ante el Ministerio de Magia. Eso básicamente significa que manejé todo en cuanto a la cuestión legal se refiere. Sin embargo, eso también significa que estoy a cargo de su última voluntad y testamento.
Susurros y pequeños sollozos hicieron eco en toda la habitación. La garganta de Draco se cerró mientras se daba cuenta de lo que el pelirrojo quería decir. ¡Eran esos papeles que Hermione le había pedido que entregara el día que murió! ¡Era su testamento!
-Ella me pidió que todos estuvieran aquí cuando lo leyera. Les pido que no me interrumpan mientras leo el contenido y una vez que escuchen su parte, salgan de la habitación. Esos fueron los deseos de Hermione.- Percy se giro y tomó un pedazo de pergamino del escritorio detrás de él.
Draco vio a Harry tomar la mano de Ginny y el brazo de Ron. Su corazón se encogió cuando se dio cuenta de que Hermione ya no estaría ahí para tomar su mano. Ella nunca iba a regresar...
Percy se aclaró la garganta y comenzó a leer.
"Yo, Hermione Granger, declaro que este documento es legal, así como mi última voluntad al morir. Cada palabra que escribí aquí debe de ser considerada y respetada. Pido que nadie dude de su contenido, o si no estarán ensuciando mi memoria, y ciertamente no queremos eso, ¿verdad?"
Draco vio como todos rieron ligeramente ante el último comentario. Hermione siempre tuvo buen sentido del humor.
"Me gustaría empezar con el Sr. Y la Sra. Weasley"
Al oír su nombre, Molly Weasley comenzó a llorar histéricamente. El Sr. Weasley trató de calmarla, señalándole a su hijo que continuara.
"Siempre pensé en ustedes como mis segundos padres. Los amo con todo mi corazón y espero que nunca me olviden. Me gustaría dejarles este álbum que tengo desde que empecé Hogwarts. Tiene fotos de cada año en que fui estudiante; la mayoría son de Harry, Ron, Ginny, los gemelos y yo. En el reverso hay una larga sección que hice dedicada complemente a Fred. Dado que ustedes son mi familia, espero que esto le guste"
Percy puso el pergamino de nuevo en el escritorio, levantando una pequeña bolsa que se encontraba detrás de él. Metiendo la mano dentro de ella, era obvio que la bolsa tenía un hechizo expandible, ya que su brazo entero cabía en ella. Finalmente, sacó un largo álbum y se tendió a su madre. Molly lo aferró a su pecho mientras las lágrimas caían por sus mejillas. Arthur le dio las gracias a su hijo y sacó a su esposa de la habitación; tratando de evitar que las lágrimas también cayeran por su rostro en el proceso.
"El siguiente es George Weasley "
George se puso de pie al escuchar su nombre.
"George, mi caprichoso amigo, me gustaría haberte conocido mejor. Siempre admiré lo ingeniosos que tu y Fred fueron. Con eso dicho, he logrado hablar con muchas personas importantes del mundo mágico. La Tienda de Sortilegios Weasley será galardonada el siguiente año con el premio de la mejor tienda de bromas , y Fred será honrado también"
La boca de George se abrió en sorpresa mientras tomaba el documento que Percy había sacado de la bolsa. Él y Fred siempre hablaron de ganar ese premio cuando este último estaba vivo. Zonko siempre ganaba, y ahora, gracias a Hermione, lo habían logrado. Oh, como hubiera deseado que Fred estuviera ahí para ver esto. Mientras se giraba para irse, Percy lo llamó.
"¿Y George? Le diré a Fred lo mucho que lo extrañas"
George asintió, dejando que las lágrimas nublaran sus ojos mientras caminaba fuera de la habitación. Percy volvió al pergamino.
"Para mi querido Ronald "
Las orejas de Ron se volvieron rojas mientras su corazón se aceleraba. Las lágrimas no dejaban de caer de sus ojos.
"Mientras que tú fuiste el último de enterarte de mi fatal destino, quiero decirte que fuiste el más difícil de decirle la verdad. Tú fuiste mi primer amor y mi mejor amigo. Pudimos haber peleado, pero no cambiaría eso por nada en el mundo. Y por eso, te dejo mi libro favorito: Historia de Hogwarts "
Al principio, la boca de Ron se abrió en sorpresa. No podía creer que Hermione le hubiera dejado un libro que él jamás leyó. Sin embargo, mientras Percy le daba el libro, no pudo evitar abrazar el libro contra su pecho. Este era, por mucho, el libro favorito de Hermione.
"Ron, no te preocupes. Hay más"
Los ojos de Ron se abrieron sorprendidos, sin siquiera haber notado que estaban cerrados.
"Dentro de este libro hay una carta solo para ti. Pero, hay algo interesante sobre ella. Está encantada y solo podrás leerla cuando encuentres la mujer con la que quieres pasar el resto de tu vida. Es bastante difícil no poder estar físicamente ese día. Así que, te dejé una carta para que la leas un día antes de tu boda. Te amo, Ron, siempre lo he hecho. Sólo que lamento que no sea de la manera que tu quisieras"
Ron finalmente dejó a las lágrimas caer. Él asintió y abrazó al libro aún más fuerte. Harry le dio un pequeño golpe en el hombro mientras se levantaba y dejaba la habitación. Iba a leer ese libro, vaya que lo haría. Cada noche por el resto de su vida.
"Y ahora, para Harry y Ginny "
Ginny dejó salir un corto y agudo gemido. Harry deslizó su silla aún más cerca, abrazando a Ginny por los hombros mientras esperaban para escuchar lo que Hermione les había escrito.
"Los combiné a los dos porque esa es la manera en que los veo: juntos. Harry, Ginny supo que estaban destinados a estar juntos desde el momento en que te vio. Tú no lo supiste, pero tenías sentimientos por ella desde el segundo año. Te conozco, Harry, mejor que nadie más. Ginny, tú fuiste mi mejor amiga y mi hermana. Desearía poder estar ahí con ustedes el día de su boda. Desearía poder estar ahí cuando sus hijos nazcan. Pero, sé que no podré. Estaré ahí, pero no podré abrazarlos y decirles lo mucho que los amo y que serán felices por el resto de sus vidas. Y lo serán. Créanme. Así que, les dejó la parte más especial de mí: mi varita"
Percy les entregó la varita. Harry tomó la delgada pieza de madera en sus manos mientras Ginny lloraba en sus hombros. El corazón de Harry se aceleró mientras el sonriente rostro de Hermione aparecía en su mente. Movió la varita y la dejó sobre su corazón. Hermione merecía estar ahí... probablemente más que nadie más.
"Antes de que comiencen a cuestionar mis motivos, déjenme explicarles. Hechicé mi varita para que realizara un hechizo el día de su boda. Ginny, cuando estés vestida con tu vestido de novia y estés lista para caminar al altar, desliza mi varita en tu bouquet. Cuando tus pies toquen el pasillo, un patronus con mi forma saldrá de la varita. Estaré en tu boda, sonriendo a tu lado. Y no desapareceré hasta que se den su primer beso como marido y mujer. Los amo a los dos. Sean felices "
Ahora Ginny estaba llorando histéricamente. Ella había logrado mantenerse fuerte durante todo el funeral, pero este regalo valía más que cualquier otra cosa. ¡Hermione estaría en su boda! Ella lo había hecho posible. Harry lloró con su prometida mientras dejaban la habitación. Él asintió al resto de los asistentes mientras cerraba la puerta.
"Y ahora, termino con mi querido Draco"
Draco se quedó mirando al suelo con los ojos cerrados. Intentó imaginar que ella le hablaba. Lo necesitaba o se volvería loco.
"Oh, Draco, el amor de mi vida. ¿Cómo puedes decirle a alguien lo mucho que significa para ti con tal solo unas pocas palabras? Normalmente sé que decir pero ahora no lo sé. Sin embargo, diré esto: Tú eras mi razón, Draco. Tú fuiste mi razón para ser una bruja, para ser yo. Fui hecha para amarte, sólo que nunca lo supe. Y ahora que lo hago, de la única cosa que me arrepiento, es que no tuvimos tiempo para conocer ese amor, para estudiar ese amor. Oh, como me hubiera gustado haber podido... habría sido hermoso. Cuando escribía mi testamento, supe inmediatamente que darle a cada quien, pero contigo fue difícil. Al final, encontré al mejor de todos"
Draco dejó salir a su dolor sin vergüenza. No tenía sentido seguir ocultándolo. Sólo eran él y Hermione en la habitación. Sólo ellos dos...
"Te doy el amanecer, Draco. Te doy el amanecer y el atardecer, te doy la brisa. Pero lo más importante, mi amor, te doy todo de mí. Te doy mi alma y mi corazón. Espero que camines cada día de tu vida viendo lo hermoso que es el mundo, justo como yo lo hice. No te alejes de todos como lo hiciste antes, deja entrar a la gente a tu corazón. Ama, Draco. No hay nada más grande que amar"
Draco puso una mano sobre sus ojos. Su imagen se iba desvaneciendo de su mente y no quería dejarla ir.
"Una cosa más, mi amor. Te dejé una cosa más, pero para eso dejo a la Profesora McGonagall y a Madam Pomfrey. Ellas te explicarán. Y con eso, término este testamento. Le agradezco a Percy por toda su ayuda y espero verlos algún día. Atentamente, Hermione Jean Granger"
Percy asintió.
-Eso es todo lo que tengo para ustedes. Gracias por su tiempo y les enviaré por lechuza la papelería que tienen que firmar. Que tengan buenos días.
Draco lo escuchó caminar hacia la puerta, pero no levantó la vista del suelo. La imagen de Hermione se había ido de su mente, pero las palabras aún seguían ahí. Así que, levantó su rostro lleno de lágrimas y miró a las dos brujas. Ya habría tiempo para llorar después. Ahora, era tiempo de respetar los deseos de Hermione.
Madam Pomfrey habló primero.
-Como deseo de la señorita Granger, continué haciendo la poción para curar la leucemia y canceres como ese. La poción estará terminada y examinada en cuestión de meses.
McGonagall tomó la palabra.
-La señorita Granger pidió que fuera usted fuera el presidente, con Poppy y conmigo ayudándole cuando la poción salga. Ella no confía en nadie mejor que usted.
Draco la miró atónito, sin saber que decir.
Poppy continuó.
-Nosotros haríamos la mayor parte de las pláticas, pero Hermione sintió que era una buena oportunidad para ti. Ella dijo que significaría que tú siempre pensarías en ella, así como ella lo haría contigo.
Pensando, Draco no podía decir que no. Esta era su oportunidad para hacer una diferencia en el mundo; justo como Hermione siempre quiso.
-Lo haré.
-Sabemos que necesita tiempo para pensarlo, pero insist...-
-No, profesora. No necesito tiempo. Lo haré. Lo haré por Hermione.- Su voz era firme, demostrando que estaba decidido.
Los ojos de McGonagall se abrieron sorprendidos.
-Oh, bueno, eso es un alivio. Esperaba que quisiera pensar en ello, pero gracias. Hermione estaría muy orgullosa- La directora tenía lágrimas contenidas en sus ojos. Hermione siempre había sido su alumna favorita.
Draco asintió.
-Ella está orgullosa. Puedo sentirlo- y podía.
Poppy y Minerva sonrieron y asintieron en su dirección mientras se dirigía a la puerta. Mientras él se acercaba a la puerta detrás de él, la voz de Poppy lo detuvo.
-¿Y Draco?
Él alzó una ceja.
-¿Si?
-Tengo una cosa más que pedirle.
Draco asintió para que continuara.
-Verá, me gustaría mucho nombrar la poción con el nombre de Hermione. Pero, no puede ser solo Hermione. ¿Tienes alguna idea sobre cómo puedo llamarla?- Su voz se quebró mientras decía el nombre de la maravillosa bruja. Realmente iba a extrañarla.
Draco dejó que una ligera sonrisa cruzara su rostro al darse cuenta de que tenía el nombre perfecto. Los padres de Hermione le habían contado numerosas historias sobre ella, y él había amado a todas y cada una de ellas. Ahora, podría honrar su nombre un poco más.
-Creo que tengo el nombre perfecto.
Madam Pomfrey sonrió ligeramente.
-¿Y cuál sería ese?
Draco sonrió mientras la imagen de Hermione aparecía de nuevo en su mente, una rosa negra mágica brillando en su cabello.
-La rosa negra mágica de Mimi.
Fin
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Chicas (os) aqui el ultimo capitulo aunque hay una secuela de 4 one-shots de continuacion y pedire la autorizacion para publicarlos asi que no les aseguro nada

La Rosa Negra Mágica De MimiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora