La Rosa Negra Mágica De Mimi

Capitulo 4: Solo una hoja

—Pon tus manos aquí, para empezar.

Hermione peleó con la necesidad de reír mientras Draco inclinaba la escoba detrás de ella, con sus manos cubriendo las suyas mientras las ponía en el lugar correcto. Estaba tan cerca que Hermione podía sentir su cálido torso presionando su espalda. Sus risas se quedaron atoradas en la garganta cuando sintió su aroma. En todos los años que ella tenía de conocerle, nunca había notado que él olía tan… tentador. Solo ese simple hecho la hizo perder el equilibrio solo por un segundo. No necesitaba ningún tipo de atracción ahora –especialmente con Malfoy de toda la gente.

—¿Hm?— Malfoy preguntó mientras ejercía presión sobre su estómago, con su torso ejerciendo presión sobre su espalda y causando que ella se inclinara hacia adelante.

—¿Qué demonios crees que estás haciendo?— su voz era baja, un hecho que la hizo enfurecer para ponerle fin.

—¿Qué crees que estoy haciendo, Granger?— preguntó Draco con su boca cerca de su oreja.

Hermione giró su cabeza y alzo una ceja hacia él, interrogante. Ella vio como rodó los ojos y su característica sonrisa de lado apareció en el rostro de Draco.

—Oh por favor, Granger. No te estoy seduciendo. Sólo intento que te inclines hacia adelante.

Tú sabes, ¿para que puedas empezar?

El escéptico bufido que salió de su nariz la hubiera avergonzado si no hubiera estado junto a Malfoy.

—¿Entonces porque no sólo me dices eso?

Su cuerpo ya no estaba recargado en el de ella y sus manos desaparecieron de vista.

Volteando, Hermione se dio cuenta de que se había alejado.

—Tú me pediste ayuda, así que estaba ayudando. No te emociones.

—Oh, créeme, — estaba orgullosa de su voz, fuerte y llena de confianza —Nunca causarás ningún efecto en mí.

Él levanto sus cejas, pero no hizo ningún comentario. En lugar de eso, caminó hasta quedar en frente de ella.

—Okay, solo inclínate hacia delante y patea fuertemente el suelo.

Dejando salir el aire que no sabía que estaba conteniendo, se preparó para empezar. Sus rodillas temblaron mientras se inclinó hacia delante. Cerrando los ojos, pateó el suelo tan fuerte como pudo. Al principio no estaba segura de que hubiera funcionado. Todavía se sentía como si sus pies estuvieran en el suelo. Suspirando, pensó que no había funcionado así que abrió los ojos para preguntarle a Malfoy que había hecho mal. Lo que vio ocasionó que su corazón dejara de latir y que su mente se congelara.

Draco rió mientras veía como su rostro se distorsionaba y como su boca se abría para dar lugar a un inaudible grito. Solo estaba a unos pies del suelo y ya lucía aterrorizada.

Sacudiendo la cabeza dio un paso hacia adelante, poniendo una mano sobre su temblorosa rodilla. Tal vez odiaba a los sangre sucia, pero no podía soportar ver a una mujer a punto de llorar y fuera de sí. Y si él era algo, eso era ser un caballero cuando fuera necesario.

—Cálmate, Granger.

Hermione podía escuchar el humor en su voz.

—Ve voy a caer, me voy a caer, me voy a caer…

—No te vas a caer. — una repentina sensación invadió su corazón. Reconoció que era preocupación, pero pensó que había sido por acto reflejo. —Incluso si lo haces yo estoy aquí.

Ni siquiera tocarías el suelo.

Hermione se congeló, sorprendida por sus palabras.

—¿Me atraparías?