Hermione estaba cansada. No sólo física, sino también emocionalmente. En el último año, el tiempo más largo que había tenido que fingir despreocupación, fueron solo unas cuantas horas. Ahora, mientras el tren continuaba con su camino, sintió como si fuera eterno. Desde el momento en que pisó el compartimiento y vio las sonrientes caras de Harry, Ron, Ginny, Dean, Luna, Seamus y Neville; se sintió vacía, hueca. Sintió que, a pesar de estar en paz con su corta vida, la miraban a ella; casi como si esperaran que hiciera un truco. Estaba más que claro que estaba imaginando cosas. Muy dentro de ella, Hermione lo sabía. Pero, aún sabiéndolo, no detendría su constante necesidad de cubrirse el rostro con las manos.
En su casa no necesitaba actuar. Podía hablar abiertamente de su cáncer y de cómo se había sentido ese día. Era una vida satisfactoria. Una que, se dio cuenta, tenía un ambiente estable.
Sentada en el lleno compartimiento con Ron aplastándola hacia la ventana, Hermione se preguntó qué la había motivado a regresar a la escuela. Un título en magia no ayudaría a salvar su vida. ¿Qué era tan importante que la hiciera dejar a sus decaídos y angustiados padres para pasar los últimos meses de su vida en clases?
–¿Mione?– Harry le tocó el hombro, sacándola de su distracción. – No has hablado mucho, ¿cómo has estado?
Una sonrisa perezosa estaba en su rostro cuando Hermione lo miró, esos hermosos ojos verdes estaban tan llenos de paz mientras su mano dibujaba círculos en la rodilla de Ginny, que Hermione sintió que su garganta se cerraba. Lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras la muda respuesta a su pregunta llenaba su mente. Esto era por lo que ella había regresado. Sus padres eran geniales y ella los amaba demasiado. Pero Harry, Ron y Ginny también eran su familia. Y si ella iba a morir, no quería tener arrepentimientos. No pasar tiempo con sus amigos hubiera sido algo de lo que siempre se arrepentiría.
Hermione parpadeó para deshacerse de las lágrimas, así que Harry no se dio cuenta.
– He estado bien, Harry. Fui a visitar Estados Unidos con mis padres el mes pasado.
– ¿Estados Unidos?– Luna que estaba sentada lejos, miró sobre el cuerpo de Ron mientras le hablaba a Hermione. – ¿Dijiste Estados Unidos?
Hermione asintió y sonrió. Luna aún tenía un aura de inocencia alrededor de ella. También notó como la mano de Luna estaba unida a la de Neville.
– ¡Amo Estados Unidos! Los nargles son muy populares ahí, ¿sabes? Espero que hayas sido cuidadosa, Hermione. –Su rostro estaba muy serio.
–Lo fui. Mantuve los ojos abiertos por si los veía. – Hermione sonrió de nuevo. En serio amaba a esta chica.
Luna sonrió dulcemente.
–Estoy muy contenta. Y, ¿A dónde fuiste?
–Fuimos a Nueva York, Chicago, Hollywood y otras grandes ciudades. Casi puras ciudades turísticas. – dijo en un tono de no-es-la-gran-cosa.
Luna sonrió con nostalgia.
–Suena fantástico.
Ron dio un bufido que atrapó la atención de Hermione.
–Sí, muy bien. Apuesto a que Hermione no nos está contando que sus padres fueron a todos los grandes shows y tiendas, mientras ella se quedaba encerrada en las librerías leyendo historias de Estados Unidos.
Hermione no pudo detener a sus ojos, quienes le dieron una mirada asesina. Incluso aunque acordaron seguir siendo amigos, Ron la había estado estresando un poco. Ella quería pasar todo el tiempo posible con sus amigos y él estaba haciendo de esto un desastre. Mientras lo miraba, él volvió a su anterior actividad; comer ranas de chocolate.
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La Rosa Negra Mágica De Mimi
FanfictionTRADUCCIÓN Hermione se sentó debajo de un árbol, mirando hacia el cielo. Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras un susurro salía suavemente de su boca. "Voy a morir"