Capítulo 1

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*Lady Morgana Pov.*

Estaba con mis manos hacia delante y mirando el reflejo del sol por las ventanas mientras el polvo seguía en el piso, tratando de captar inútilmente mi atención. Sentía mis brazos agarrotados de la impotencia que estaba conteniendo tras todo lo sucedido. Levanté la mirada solo un instante para observar a mi padre con las manos en la cintura, mirando a los hombres de Arturo de muy mala manera. El silencio era desgarrador y el exclusivo sonido del exterior era una tortura. Respiré hondo, agotada.
Mi hermano salió de caza con sus hombres y fue herido gravemente por una flecha. No importa lo que hicieran los médicos reales, estaba gravemente herido y su vida pendía de un hilo.

—¿Qué debo hacer para que entiendan su tarea? —Dijo finalmente y me preparé mentalmente para el próximo dolor de cabeza que me generarían sus gritos—. Deben cuidar a Arturo, es el único propósito por el cual van a cazar con él. —Dijo y se acercó para mirar a Percival de mala manera—. ¡¿Creen que van de juerga?! ¡¡Pues no!!

Dio un paso atrás y los miró lentamente a cada uno con atención.

—Más les vale encontrar a la persona que lanzó a esa flecha, no quiero que dejen un rincón de este reino sin explorar. —Les dijo y ellos asintieron pero noté la quijada de mi padre molesta—. ¡¿Qué esperan?! ¡¡Muévanse, idiotas!!

Los observé hacer una referencia al tiempo que sus piernas temblaban y el puño de Sir Percival estaba apretado. Antes de que se giraran, me observó y le di una leve sonrisa. Sé a la perfección que no fue su culpa y que ese ataque a Arturo había sido claramente planeado.

Esperé a que se retiraran y observé la mirada intensa de mi padre sobre mí. Levanté una ceja hacia él y me devolvió la mirada dura.

—No me mires así, Morgana.

—¿Cómo quieres que te mire, padre? —Le dije torciendo la cabeza y entrecerrando los ojos—. Sabes perfectamente que no fue su culpa y que ese ataque a Arturo fue planeado.

Se acercó a la mesa pisando con tanta fuerza que el sonido retumbó en la sala y cuando movió la silla de madera, la arrastró y el sonido fue tan estridente que cerré los ojos un momento de la incomodidad. Solo que el sonido de ese suspiro cargado de desesperanza rompió mi corazón y me vi obligada a guardar mi orgullo. Tragué saliva y me acerqué a él, me quedé junto a su silla y acaricié sus hombros. Me observó un instante y llevó su mano sobre la mía con desgano.

—No puedo perder a mi hijo...

—No lo perderás. —Lo tranquilicé—. Arturo ha pasado por situaciones parecidas a esta, su idiotez le salva la vida.

Traté de ser irónica para darle un poco de humor a la situación pero noté en su gesto que el comentario no le gustó y largué un respiro pesado.

—Discúlpame... trataba de animarte. —Aclaré y traté de abrazarlo—. Yo tampoco quiero que le pase nada.

—Lo sé, Morgana. Lo sé. —Dijo y cerró los ojos un instante—. ¿Por qué no vas a verlo? Necesito unos momentos de soledad.

Asentí y le di un beso en la cabeza con una sonrisa apenada. Salí de ahí y esperé a que me abrieran la puerta. En tanto las puertas se cerraron tras de mí, suspiré y me agarré la cabeza. ¡Maldita sea, Arturo!

Di impulso a mis piernas para moverme por el pasillo y me dirigí lentamente hasta el corredor, recordando como los hombres de Arturo lo trajeron con esa flecha atravesando su torso, justo donde están sus riñones. Yo sabía que era una herida mortal pero tenía la esperanza de que el cabeza dura de mi hermano sobreviva. Subí las escaleras que llevaban a la zona de las habitaciones e iba perdida en mis pensamientos, en lo que significaría la muerte de mi hermano y como ese evento podría cambiar la vida de todos nosotros para siempre. Escuché el leve sonido de una puerta y unas pisadas por lo que levanté la mirada, saliendo de mi trance, notando que un hombre encapuchado estaba saliendo de la habitación de Arturo.

The Curse - Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora