Lady Morgana Pendragon es la hija del Rey de Camelot, Uther Pendragon. Tras el trágico asesinato de su hermano, el príncipe Arturo, viaja a la tumba de su madre en busca de consuelo. Pero se ve en la situación de verse enfrentando a un grupo de band...
Habían pasado dos meses desde que regresamos de Krypton y según nos informó Tristan, el ejército de Essetir no había tocado las tierras de Krypton. El dragón no estaba volando por ninguno de los dos reinos así que consideramos el que debe de estar muy herido. Kara sobrevoló Essetir y notó que están entrenando un ejército pero vieron a Kara y esta se tuvo que ir por lo que no pudo ver si estaba Nimue entre ellos pero por lo que vio, se habían puesto nerviosos.
Tristan hacía un gran trabajo recuperando las aldeas destrozadas por orden de Kara, esta había viajado un par de veces para chequear como estaba todo con Mordred, quien estaba pasando mucho tiempo con ella ya que está entrenando para ser el jinete. Oona nos consiguió un amuleto para Mordred, solo podría sentir a Kara cuando esta quisiera que lo sintiera y era algo bueno porque era Litha e íbamos a tener un momento en el que precisábamos que no sintiera nada pues Kara no podría usar el amuleto para frenar su transformación.
Ese no era el asunto que importaba de todas formas. Antes de pensar en el festejo de Litha esta noche, todo estaba listo para mi coronación. Mi padre iba a pasarme la corona y sería la nueva reina de Camelot junto a Kara. Se había preparado una ceremonia en el salón del trono. Gwen se encargó de ayudarme a vestirme, quise usar el vestido plateado que usé para mi boda con Kara y esta se puso el rojo que le presté aquella vez y le queda precioso. Estaba por irme de mi habitación cuando la puerta se abrió y entró Kara. Me miró con una sonrisa y acercó a mí.
—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el salón con los demás? —Le pregunté y me asintió.
—Quería verte un momento antes. —Me dijo y miró a Gwen—. Adelántate, Gwen. Danos un momento, por favor
—Por supuesto, alteza. —Dijo y se fue de la habitación.
Se acercó y tomó mis manos entre las suyas. Se acercó y cerré los ojos para recibir su tierno beso. Apenas tocó mis labios y cuando se alejó, me sonrió.
—Te ves bellísima y quería decirte que tengo todo pronto para esta noche. —Me dijo y me avergoncé, ella se veía nerviosa—. Tristan está aquí con los Lords de Krypton y vinieron varios aldeanos.
—Hoy serás la reina de Camelot. —Le dije y negó.
—Hoy no es a mí a quien celebran, es a ti. —Suspiró y me sonrió con dulzura—. Te amo, Morgana.
—Te amo, Kara. Te amo...
Me dio otro beso, el cual sonó por la habitación y se retiró. La vi irse y me tomé unos segundos a solas para respirar hondo. Luego salí y Gwen me acompañó hasta el salón. Le hice un gesto antes de la puerta y ella entró por la otra entrada. Respiré hondo y los guardias abrieron las puertas para mí desde adentro. Me mostré derecha y caminé por el pasillo. Todo el mundo estaba de pie, los caballeros de Camelot estaban con sus armaduras y en el trono estaba mi padre. A un lado estaba Alura con Kara a su lado. Kara no tenía la corona, se la había quitado. Cuando me acerqué a mi padre, él se levantó del trono y se acercó a mí. Me ofreció su mano y la tomé, me guió hasta el trono y a medida que subí las escaleras, lo vi muy grande. Mi corazón latía con fuerza y estaba temblando. Me hicieron sentar en el trono y me quedé derecha mientras veía a mi padre alejarse y arrodillarse frente al magistrado a mi lado. Él le quitó la corona y se acercó a mí.
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