Capítulo 9

7.3K 604 505
                                    

*Lady Kara Pov.*

Estiré mis brazos y piernas, dándome cuenta que estaba apoyada en algo cómodo. Fue cuando mi mente poco a poco me trajo los recuerdos de lo que había sucedido antes de quedar inconsciente. Me casé con Morgana y tuvimos nuestra primera vez. Abrí mis ojos, notando que estaba apoyada en el pecho de Morgana. Mi cara quedó roja cuando lo primero que vi fue su seno al descubierto. Noté que me tenía abrazada con un brazo y el otro lo tenía colgando a un lado, dormida. Miré a la ventana y apenas daba indicios de que fuera a amanecer. La habitación estaba algo oscura, iluminada con un diminuto remanente de velas ya agotadas y el aire fresco rozaba mi piel, dando a entender que hacía frío. Toqué el brazo de Morgana con mi mano y su piel estaba tibia, seguro estar en contacto con mi cuerpo la hizo mantenerse caliente durante la noche. Saber que la puedo proteger hasta en esos diminutos detalles era hermoso.

Levanté la cabeza y me encontré con su rostro dormido, sus ojos cerrados y su respiración calma. Su cabello estaba revuelto y bastante caótico, algo que no se ve en la belleza que detalladamente cuida diariamente para todo aquel que se encuentre en su presencia. Es una mujer elegante y hermosa, aunque inteligente y astuta, valiente.

Sonreí al recordar la forma dulce en que me trató, asegurándose de que no me convirtiera. No por su propio temor, sino por el hecho de no verme sufrir. Es increíble cómo trata de protegerme siempre que puede. Respiré hondo ante mis pensamientos y cuando liberé el aire, me encontré con la sorpresiva sensación de angustia.

¿Cómo es posible que alguien tan única y especial como ella me ame? ¿Cómo es posible que se haya entregado a mí de esa manera? Que me de tal confianza y valor en su vida. Observé su rostro una vez más, admirando el tallado precioso de su piel, la forma de sus labios y el adornado preciso de sus ojos con sus pestañas y cejas. Todo en ella parecía sacado de las criaturas más atractivas jamás vistas. Continué mi mirada por su cuello, sonriendo ante los lunares que se hacían presentes y poco a poco bajé hasta mirar sus pechos.

Me avergoncé un instante al verlos, dándome cuenta que ahora tengo su permiso y derecho a verlos cada vez que quiera. Eran perfectos y sus pezones rosados los hacía verse tiernos y adorables. ¿Cómo es posible encontrar adorables y tiernos a los pechos de una mujer? Quizás era porque ahora es mi mujer, mi esposa.

Tragué saliva y bajé mi mirada por su vientre, notando que no era perfectamente delgado como otras chicas que parecen serlo pero que en su imperfección se encontraba la belleza más grande de Morgana Pendragon.

Me atreví a estirar mi mano y acariciar su cintura, sintiendo la delicadeza de su piel bajo mis dedos y poco a poco bajé mis caricias a su cadera, donde admiré su parte más íntima, recordando cuando tuve la oportunidad de llenarla de besos y tocarla a mi antojo anoche. Además de que sus piernas eran preciosas, toda ella era preciosa.

Regresé lentamente la mirada en un recorrido de mis vista, solo que esta vez sonreí mientras acariciaba con mis dedos los lugares donde se posaban mis ojos. Tenía la mejor de las sonrisas y me sentía la persona más afortunada de los reinos de Albión.

Cuando llegué a su rostro, me llevé la sorpresa de que sus ojos estaban abiertos y sonreía mientras me miraba.

—¿Qué es lo que te hace sonreír?

—¿Sabes que podrías verlo en mi mente, no? —Le dije y me asintió.

—Lo sé, pero prefiero escucharlo de tus labios. Estaba inmersa en la forma en que sonreías, no me atreví a escuchar tu mente.

Sonreí y seguí mirando su piel, recorriendo los lugares que acariciaba.

—Admiro la mujer hermosa que eres, lo perfecta y admirable. —Dije acariciando su pecho con una sonrisa—. Y me siento la más afortunada de los reinos de Albión por estar unida a ti.

The Curse - Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora