Esa postura amenazante la conocía muy bien, la había visto muchas veces. El semblante lúgubre con el seño fruncido, los ojos delirantes y esa mandíbula presionando fuertemente sus dientes, Bakugo estaba terriblemente, peligrosamente enfadado.
-¡Katsuki! -Anuncié con una sonrisa, no podía ocultar la emoción y el desconcierto en ese momento. Estaba feliz y asustada de verlo.
-Ya la oíste, suéltala –Su voz era más grave que su primera amenaza, su andar lento le daba un aire sombrío de predador.
-¡Tranquilo Bakugo! Solo la estaba cuidando –Podía sentir el nerviosismo en la voz de Sero –No podía dejar que le pasara algo –Dijo volteándose a mí.
-Sero-kun, por favor bájame –Pedí en tono de súplica revolviéndome un poco, tenía un mal presentimiento sobre esto.
-Bájala –Los largos dedos de Bakugo fueron a parar en el cuello de Sero, jalándonos a ambos hacia él.
-Katsuki... –Apenas fue un susurro, aflojó el agarre del traje de Sero y sentí su brazo tomarme por la espalda halándome hacia él, lo abracé del cuello sosteniéndome.
-¿Pero qué? –La cara de Sero solo mostraba confusión.
-Si aún quieres ambos brazos pegados al cuerpo, ten cuidado con lo que tocas –Su gélida voz hizo que Sero no pudiera articular ninguna palabra, eso y la escena de Bakugo cargándome suavemente en sus brazos -¿Estás herida? –Su vista seguía en Sero y por la tensión en su mandíbula podría decir que aún no se había calmado.
-Estoy bien, Katsuki –Susurré contra su cuello, me sentía en total paz.
Girando sobre sí mismo y extendiendo su abrazo a mí, Bakugo se alejó unos pasos de dónde estábamos.
-¡Así que eran ustedes! –La voz de Sero se oyó a nuestra espalda.
Levanté la vista hacia Bakugo, podía apreciar como las líneas de su ceño iban pronunciándose más y cómo mostraba sus dientes del enfado. Se giró totalmente. Sero-kun seguía en pie sobre unos escombros
-Te vi llegar acompañado ésta mañana, no pensé que fuera con Uraraka ¿Fue una noche agitada, Bakugo? –Una sonrisa un tanto socarrona se dibujaba en el rostro de Sero.
-Espérame aquí –La voz grave de Bakugo hizo que se me erizaran los vellos del cuerpo.
-No, Bakugo... -Dije tratando de pararlo mientras me dejaba lentamente sobre el suelo.
-Shhh... -Su pulgar en mi tembloroso labio hizo que me asustara más –Tú quédate aquí –Se alejó a paso lento en dirección a Sero.
-¿Qué sucede Bakugo? –Sero seguía provocándolo ¿Perdió la cabeza o algo?
-¡Cállate! –Escuché a Bakugo pronunciar por lo bajo, su voz estaba cargado de ira.
-¿Molesto acaso? No pensarás que... -El rostro de Sero fue alcanzado por el rígido puño de Bakugo. De un salto había llegado hasta él estampándolo contra el suelo.
-¡Dije que te callaras! –El gutural grito de Bakugo inundó aquel escenario.
Yo solo podía observar aquella escena en la que un Bakugo totalmente desquiciado y con el aura de mil demonios caminaba lentamente hacia un tambaleante Sero.
-¿Será igual que con Tokage-san? –Exclamó Sero enderezándose, empujó a Bakugo por los hombros, éste apenas se movió.
-No vuelvas a insinuar nada como hace un momento –La mano de Bakugo se posicionaba justo frente al rostro de Sero ¿Piensa atacarlo?
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Herida y Bálsamo
FanfictionNo puedes enamorarte de él -Me repetía una y otra vez tratando de convencerme, mientras me perdía en sus besos.