Capítulo II

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Desperté poco antes de que el reloj marcara las 05:00 hs., era demasiado temprano, si no conciliaba el sueño nuevamente perdería una hora de descanso. Me giré un par de veces tratando de dormir, pero nada, odiaba los momentos como éste. Miré nuevamente hacia el reloj, eran las 05:17 hs. ¿Qué haría? Levantarme a esa hora era absurdo, todos en la U.A. estaban dormidos, la madrugada estaba en completa calma, si prestaba atención podía escuchar el pulsar de las manecillas del reloj, el zumbido de los canales de aire y calefacción, ladridos de perros a lo lejos... entre esta quietud se distinguía un par de pasos por los pasillos, sería uno de los miembros que patrullaban.

- "Quizá sea Bakugo-kun" –Pensé.

Lo escuché pasar por frente a mí habitación a paso calmo, podía escuchar el rechinar de sus zapatos por el piso y el tintineo de objetos que quizá se cargue encima, los pasos se alejaban lentamente volviendo todo al silencio nuevamente. Miré hacia el techo tratando de mantener la mente en blanco, no era posible lograrlo, al momento de tratar de no pensar en nada un leve escozor se apoderó de mis ojos, los labios me temblaban y sin poder detenerme, unas lágrimas rodaron ferozmente por la comisura de mis ojos, a ambos lados, llevé una mano cubriendo mi boca, debía contener el llanto.

-"Deku-kun" –Repetía.

Allá afuera, Deku-kun se encontraba en algún lugar. Es fuerte e inteligente, sabía que debía encontrarse bien, pero... ¿Por qué no ha regresado a la U.A.? El peligro que representaba Shigaraki, la Liga de Villanos, el Ejército de Liberación o el grupo de Anti-héroes... no significaba nada si él estuviera de nuestro lado, lo podríamos proteger. ¿Por qué? ¿Por qué se marchó de esa manera? ¿Acaso no le importa cómo nos sentimos todos sus amigos?...

De repente... una incógnita mayor se hizo presente.

-Solo somos amigos ¿Verdad, Deku-kun? –dije con la voz quebrada.

Sabía la respuesta a esa pregunta. Deku-kun era la persona más noble que había conocido, y estaba segura de lo mucho que le importaban sus amigos, de otra manera, no se hubiera marchado. Lo hizo para mantenernos fuera del peligro, Deku-kun haría lo que fuera por sus amigos, incluso desaparecer, Deku-kun es quien más se importa por sus amigos. Traté de sonreír mientras más lágrimas escapaban, Deku-kun nos protege a todos, somos sus amigos. En estos tres años, no había podido asimilar esa realidad, por más que tratara de que las cosas fueran diferentes, para Deku-kun siempre sería una amiga, a quien debía proteger.

Entre hipidos y lágrimas había terminado dormida nuevamente y un sueño bastante peculiar se hizo presente.

Estaba flotando, podía ver mis pies elevándose del suelo y cómo el panorama giraba, lo que daba a entender que estaba flotando cabeza abajo, veía el piso por encima de la cabeza y en el piso se veía a alguien acostado, desde mi punto de vista, es como si viera a alguien acostado en el techo, iba descalzo y sabía que había visto esos pies antes, meciéndome lentamente llegué hasta cerca del torso, traía los brazos bajo la cabeza como almohadas, volteó sin más y una melena ceniza se hizo visible, ese era...

-¡Bip, bip, bip, bip...! -Maldito despertador.

Me levanté con muy pocas ganas, luego de un largo bostezo y refregar los ojos fui a lavarme la cara. En el espejo se hacían notables las ojeras, la bolsa bajo los ojos, y el ligero hinchazón de estos por haber llorado. Lavé la cara lo suficiente como para hacer pasar el ardor, pero las ojeras y la hinchazón seguían allí. En todo este tiempo mi cabello había crecido, hasta la espalda baja, Aoyama-Kun me había ayudado a depilarme las cejas, tenía una mirada más madura, pero el rostro, seguía siendo aniñado... dejé las críticas y fui a prepararme, sino me apuraba me quedaría sin desayuno.

Herida y BálsamoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora