Reinos Unidos. 𝕷𝖔𝖘 𝖌𝖊𝖒𝖊𝖑𝖔𝖘 𝕸𝖎𝖓 𝖄𝖔𝖔𝖓𝖌𝖎. ✔️

Encuentro.

La tormenta no tardó mucho en llegar al reino de Min, las calles ya se encontraban inundadas y los habitantes corrían de un lado a otro buscando refugio en lo más alto, los guardias del emperador buscaban la manera de ayudar para sacar el agua que ahora estaba haciendo estragos, si no hacían algo pronto, el reino de Min quedaría destruido bajo el agua. Yoongi seguía buscando al emperador por todas partes, quería deshacerse de él lo más pronto posible, si el palacio quedaba en sus manos, tendría lo que siempre había deseado y Jimin estaría obligado a quedarse a su lado siendo su esclavo, su esclavo sexual, aunque no tuviera sentimientos por él, Yoongi no podía negar que la pasaba muy bien en aquellas noches de lujuria.

En una esquina oscura y angosta, había una mujer algo mayor, sus ojos estaban apagados, sus labios resecos, sin vida y su piel era pálida, pero no el pálido de Yoongi y Min, si no un pálido grisiento, donde sus venas resaltaban por encima de la piel haciéndola lucir enferma y casi muerta. Yoongi se acercó lentamente a la mujer, viendo algo familiar en ella, se arrodilló para quedar a su altura y cuando la mujer alzó la mirada, su rostro palideció.

—¿T-tú...? —titubeó la mujer sin creer lo que veían sus ojos.

—¿Dónde está el emperador señora? —preguntó ignorando la sorpresa de la señora.

—Yoongi, eres tú —sollozó— hijo.

—Yo no soy su hijo, señora. —dijo Yoongi quitando la mano de la señora que ahora tocaba su rostro— mis padres eran unos ancianos que Min mató.

—Hijo, yo soy tu madre. —insistió.

—Una verdadera madre nunca abandonaría a su hijo. —susurró Yoongi sintiendo su garganta picar— pasé innumerables noches llorando, preguntándome por qué mis padres me habían abandonado y me habían dejado en la puerta de esos ancianos. Cuando ellos me lo contaron no lo podía creer, no podía creer que una madre tuviera un corazón tan vacío, pero ahora me doy cuenta, que realmente no eres una madre.

—¡Hijo por favor! Era muy joven, no tenía como mantenerte, lo hice por tu bien. —murmuró en medio de lágrimas.

—¿Entonces por qué a Min si lo cuidaste? ¿Por qué no me buscaste cuando tuviste la riqueza de éste palacio? ¿Por qué me abandonaste por segunda vez? —preguntó Yoongi una y otra vez, mientras la señora era incapaz de responder—. Solo eres una basura, jamás serás mi madre.

Dicho esto, Yoongi sacó su espada y atravesó el pecho de su madre, viendo en sus ojos como su alma abandonaba su cuerpo, viendo como la sangre manchaba el fino suelo. Ahora nada podía ablandar el corazón de Yoongi, aquel que estaba lleno de venganza, él también merecía amor por parte de su madre, pero solo le importó llevar a la cima a su hermano, incluso pasando por encima de sus recuerdos, incluso pasando por encima de Yoongi.

Gracias por leer.
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