Reinos Unidos. 𝕷𝖔𝖘 𝖌𝖊𝖒𝖊𝖑𝖔𝖘 𝕸𝖎𝖓 𝖄𝖔𝖔𝖓𝖌𝖎. ✔️

Cacería

La cacería dio comienzo en el reino del emperador Min, las personas empezaban a temer por sus vidas, por alguna razón desconocida para ellos, los mayores, no habían vuelto a casa para proteger a sus familias, ahora solo quedaban los chicos y sus madres que peleaban con todas sus fuerzas para evitar que alguno de sus hijos, corriera el riesgo de ser cazado por alguno de los guardias de Min.

Por primera vez en cinco años, el emperador había decidido hacer parte de la cacería y había decidido ser él quien reclutara a aquel joven que conoció algunos años atrás, cuando despojó de sus cabeza a aquellos ancianos inservibles que parecían conocer muy bien su nombre, pues para los demás, él siempre había sido el emperador Min ¿Cómo sabían su nombre? Aquel nombre que le había puesto su madre porque supuestamente lo iba a necesitar para encontrar algo perdido.

—Señor Min, todas las casas han sido saqueadas a excepción de una. —informó uno de sus guardias.

—Yo me haré cargo de esa casa, pueden regresar al palacio imperial y asegúrense de que nadie escape. —ordenó Min.

—Sí señor.

Los guardias tomaron rumbo hacia el palacio juntos con los chicos que fueron reclutados en la casería. Min se dirigió hacia la casa de aquella noche, estaba nervioso y emocionado por volver a ver al chico que había robado su corazón. Mientras tanto, Jimin y Jungkook seguían dando vueltas por la pequeña sala tratando de pensar sobre lo que estaba ocurriendo, Yoongi no llega y Jin tampoco, temían de tan solo pensar que algo les hubiera pasado.

La puerta sonó de la nada alterando a los dos chicos, una parte de ellos rezaba porque fuera Yoongi y Jin, la otra parte, pedía a gritos que no fueran los cazadores, pues aunque ambos fueran muy fuertes, jamás podrían con la tropa del emperador. Jimin corrió hacia la puerta y quitó un trozo de madera para mirar hacia afuera, de inmediato unos ojos conocidos para él, empezaron a mirarlo como si de una obra de arte estuviera frente a ellos.

Jimin sabía que esos ojos le pertenecían a Yoongi, pero su cicatriz estaba más visible, ya no mostraban el mismo brillo de siempre y pareciera que un odio intenso, recorriera cada parte de sus pupilas ¿Realmente era Yoongi? Pero debía serlo, no había alguien igual a él y probablemente solo eran sus nervios.

—Jimin ¿Quién es? —preguntó Jungkook.

—Yoongi. —respondió quitando el seguro.

—Gracias a Dios. —suspiró profundamente acercándose hacia la puerta, pero todo su ánimo se había ido al carajo al ver aquel hombre idéntico a Yoongi, pero que no era él.

—¿Yoongi? —preguntó Jimin retrocedido poco a poco.

—¿Por qué diablos en esta casa saben mi nombre? —cuestionó el emperador—. Yo soy Min, el emperador Min Yoongi.

Min sacó un extraño instrumento y apunto hacia Jimin y Jungkook, esto hizo que ambos cayeran desmayados en el frío suelo.

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