El abuelo de ______ antes de fallecer le da su querido tesoro a sus nietos, su granja situada en Pueblo Pelícano. Donde encontraras grandes aventuras, felicidad, amor y misterios, entre ellos la magia que la persigue en forma de una manzana.
¿Que pa...
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Me levante después de haber dormido un montón de horas, menos mal que pusieron un nuevo colchón porque si no me quedo sin espalda para vivir.
Me reincorporé, aunque quería seguir acostada en la caliente cama. Al observar mejor mi habitación me di cuenta que había una caja en la mitad de la habitación. Menos mal que la vi a tiempo si no de seguro Hayden se hubiese tropezado con ella.
A veces me pregunto si de verdad no es ciego...
Fui a ver que tenía en su interior, fue una sorpresa que fuese un regalo de Lewis, me dejó unos paquetes de semillas de chirivías.
Cuando me lo encuentre tendré que agradecérselo porque no es que me abunde el dinero ahora mismo.
Mientras pensaba en como agradecérselo me di cuenta que casi me pongo a trabajar con la tierra en pijama, mi hermoso pijama. Corrí hacia el armario para ponerme el mono que me compré para el trabajo, era gris y debajo una camiseta blanca con unas botas altas.
Luego de trabajar con la tierra y plantar las semillas las regué con el agua necesaria.
—Debería de hacer un espantapájaros. Ñe... ya mañana lo hago, hoy tengo que conocer a las personas de Pueblo Pelícano.
Antes de ir a conocerlos limpié un poco la zona del camino de mi casa hacia el pueblo, por lo menos donde más voy a caminar. También me vestí normal... Bueno, mejor dicho, sin un peto lleno de tierra para causar buena impresión.
También le prepare a Hayden un desayuno ligero para cuando se despertase.
—¡En marcha! —me dirigí al pueblo, lo primero que encontré fue una gran plaza con bancos, unas cuantas flores bien cuidadas y alrededor edificios típicos de pueblo. Había una pequeña reunión de mujeres en ella así que para aprovechar fui hacia ellas.
Me sorprendió lo bien que me saludaron —Usted debe de ser la nueva granjera —me sonrió una mujer de pelo verde, a su lado otra pelinaranja y la última pelimarrón.
—No se ha parado de hablar de ti estos días —añadió la pelinaranja.
—Lewis se alegraba que la nieta de su querido amigo viniese a vivir aquí —todas eran muy amables así que les sonreí de vuelta.
—Aún que no eres como me lo esperaba —eso no cayó tan bien.
—Verdad, Abigail me habló que le hubiese gustado alguien con gustos parecidos a ella y sus amigos —dijo apenada Caroline. Empezaron a murmurar entre ellas.
—Bueno... ¡Encantadas de conocerlas soy _____! —me presenté como es debido.
—Yo soy Caroline. Madre de Abigail, una chica pelimorada, tez pálida, como la nieve, y esposa de Pierre —contestó la peliverde.
—Yo soy Marnie —se presentó la pelimarrón —Y ella Jodi —esta vez fue a la pelinaranja.
—Me podríais decir algún sitio para presentarme a más gente, por favor —les pedí.
