Capítulo 21

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—Vas a irte ahora, ¿no?

—Pues estaba a punto. Solo me vestía e iba a mi casa.

—Hazlo —arqueé una ceja—. ¿Recuerdas el día que me viste cambiando el aceite a una moto? —asentí—. Quiero llevarte a un lugar.

[Flashback]

Era un día de lluvia, yo me encontraba yendo a la carpintería a pedirle a Robin una mejora en el establo y dar un recado a Demetrius que vi en el tablón de anuncios. No obstante, mi objetivo principal lo eché a un lado al ver el garaje abierto a la lejanía, al acercarme pude encontrarme el cuerpo de Sebastian debajo de una fabulosa moto que nunca había visto antes.

Al escuchar unos pasos el salió a mirar quién era, o eso creía.

—Reconocí tus pasos —sonrió de forma ladina.

No iba a mentir, decir que en ese momento se veía genial era expresarse poco. Una camiseta negra de tirante sucia de aceite al igual que su cara acompañada con el pelo desaliñado, unos pantalones de chándal largos de un gris oscuro y sus deportivas. Me quedé petrificada, estaba de la misma forma embobada a cuando ves un hombre jugando algún deporte todo sudado y concentrado.

—¿Nunca habías visto mi moto? Mmh... Supongo que aún no te la había enseñado —sonreímos por su despiste—. A veces, después del atardecer me monto en ella y salgo de Pueblo Pelícano...

—Me encanta. Es increible tener una moto, ¿no?

—No hay nada como recorrer la carretera vacía hacia el tenue brillo de la gran ciudad...

—La gran ciudad...

— Cuando haya ahorrado lo suficiente, me largaré de aquí por mi cuenta... Hasta la gran ciudad y más allá. Solo mi moto y yo.

—Bueno... —no quería hablarle mal de la gran ciudad como el dice, es su sueño desde hace mucho tiempo—. ¿Y que haces?

—Cambiando el aceite —volvió a salir de debajo de la moto—. Aceite cambiado, ya está.

—Parece trabajo pesado...

El me miró fijamente luego de recomponerse, se limpiaba las manos con un trapo y se echó el pelo hacia atrás.

—Hey... Podría darte un paseo en ella un día de estos, si quieres.

—¡Suena divertido! —me animé ante la idea.

[Fin del flashback]

Estábamos caminando hasta la carpintería desde la clínica de Harvey, el paseo fue el más silencioso que había tenido nunca en mi vida, los dos callados como moscas y ni siquiera pensábamos en algún tema de conversación, desde un principio sabíamos como iba a ser el trayecto, melancólico. Por el centro comunitario vi como de vez en cuando miraba al suelo, específicamente nuestras manos, como si quisiéramos entrelazarlas, pero no nos atreviamos. Cobardes.

Llegamos en frente de la casa de Robin y Demetrius, no entramos, Sebastian se acercó al garaje y lo abrió, dejando a la vista una hermosa notó negra y con aspecto ostentoso. Sin duda, era el objeto más limpio y cuidado que había en todo el mundo. Se veía que la tenía aprecio.

—Tengo un casco de sobra, espero que te quepa.

—No tengo tanta cabeza —intentamos reírnos, pero se parecía más a un suspiró que a una risa.

—Te juro que no te caerás, estarás segura.

"De lo segura que estoy es que esto es más una despedida silenciosa que la promesa que me diste cuando te vi cambiar el aceite", pensé.

-𝐁𝐮𝐥𝐥𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐒𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨- (Sebastian/Stardew Valley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora