El abuelo de ______ antes de fallecer le da su querido tesoro a sus nietos, su granja situada en Pueblo Pelícano. Donde encontraras grandes aventuras, felicidad, amor y misterios, entre ellos la magia que la persigue en forma de una manzana.
¿Que pa...
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-𝐃𝐞𝐬𝐠𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞́𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐝𝐚𝐝-
—¿Ya?
—No —dije.
—... ¿Y ya?
— No —pasaron unos breves minutos.
—¿Ahora? —volvió a preguntar poniendo mi paciencia en los límites. La mañana no afectaba para bien a mi paciencia.
—¡No! —suspiré intentando recuperar la estabilidad —Cuando este yo te aviso, ¿sí? —vi a Hayden asentir.
Menos mal, ya estaba por ponerle un calcetín sucio en la boca a ver si se callaba.
—¿Pero y ya? —colmando mi paciencia encendí el fuego a cien y cociné su desayuno inglés en un escaso nanosegundo.
—¡¿Ya?! —pregunte con unas venas marcadas en mi frente y cuello.
Hayden me vio con el cuerpo tenso por mi grito —Gr-gracias hermana —dijo tartamudeando.
—De nada hermanito —sonreí aun con las venas marcadas.
Me di la vuelta y me hice mi vaso de leche con tostadas. Yo no podía comer tanto como Hayden, supongo que él está en crecimiento y necesita tener energías para el día.
Mes senté en la mini mesa para comer de una vez mi desayuno cuando cogí una tostada para comérmela y oí a Hayden comer con la boca abierta. Bien, eso sí que derramó la gota del vaso.
De un rápido movimiento junte sus labios —La boca cerradita avecilla.
Hayden trago duro al darse cuenta de mi malhumorado estado anímico —Lo siento
—No es como si fuese muy molesto, pero si te dejo hacerlo seguidamente te acostumbrarse y no quiero —volví a comer mi desayuno. Una vez por todas el desayuno se produjo pacíficamente.
—Y hermana, ¿qué vas a hacer? —preguntó mi hermano.
—Trabajaré todo el día en la granja —dije.
—¡Bien!
—¿Te parece bien que esté sola? —dije haciéndome la ofendida.
—No te veo sola, además, lo decía por si podías venir a por mí a las diez del parque.
—Mmh —pensé en sí tenía que hacer algo —. Por mi bien —respondí somnolienta.
Hayden de un brinco término de comer para dirigirse a la habitación, vestirse y salir de casa, no sin antes despedirse.
—Cuanta energía tienen los niños de hoy en día —susurre mientras iba a mi habitación para ponerme mi peto y botas de trabajo.
Salí al porche y me quedé viendo el sol con sus fuertes rayos de verano, mejor me pondré un sombrero de paja. Salí por segunda vez de casa para ahora si regar mis cultivos y poner unos nuevos que ya había comprado en Pierre después de la enorme quitada de dinero de Robin para hacerme la cocina de mi casa. Que poco se habla de los riñones que me costó.
