Capítulo 22

324 41 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


[Narra Sebastian]

Desde ese día no he sentido tantos nervios acalambrar todos mis músculos y parar el recorrido de mi riego sanguíneo por segundos, pero ahora mismo puedo sentir mi mundo temblar casi igual que ese día.

Fue una gran sorpresa para mí familia y amigos que decidiese quedarme, sobre todo para mi familia. Es decir, un día piensas ir a la gran ciudad y al siguiente has encontrado la última pieza del puzle y esa chispa de coraje para quedarte en lo que un día tanto odiaste.

Mi madre se puso a llorar cuando toda su angustia se disipó al verme volver, Maru también se unió al abrazo y Demetrius me dio unas palmaditas en la espalda, mientras se disculpaba y se sinceraba.

Hubo una gran cena esa noche, en la cual mi sonrisa no se pudo esfumar y ese gesto tampoco pasó desapercibido por nadie. Todos se habían percatado, pero decidieron no preguntar.

Aunque... ¿Quién no sonreiría cuando le acaba de pasar una de las mejoras cosas que su cabeza había podido imaginar? Es decir, acabas de declararte a la mujer que te gusta y es mutuo. Cualquiera saltaría de la emoción.

Y yo no fui la excepción.

En cambio, mis amigos si sabían la razón solo con verme tal atontada sonrisa, según como la describieron ellos mismos. Y son mis amigos más cercanos, no puedo contradecirles a esos dos cabezotas. Sobre todo, a Sam, que me conoce desde que soy un crío, al igual que yo a él.

Ahora mi mayor problema era la primera cita, quería pedirle ser mi novia ese día. Sería Halloween, es bastante significativo para los dos en mi opinión y ese mismo día habrá una gran festividad en el pueblo. Además, a esa fiesta nunca falto, es mi favorita. Y ella mi chica favorita. ¿No es todo tan perfecto así?

Esto iba a ser un gran secreto, según yo y mis pensamientos positivos, pero dos comadrejas arpías tuvieron que estropearlo.

[Flashback]

Era un día de otoño, había quedado con mis dos amigos al ras de la orilla de la playa. No era algo atípico en nuestras quedadas otoñales.

Los árboles teñidos de colores cálidos. Rojo, naranja, granate, amarillo... Meciéndose al son del viento, a la misma escala musical y con unos silbidos de aves entre los pequeños agujeros en la corteza de sus troncos.

La mar que estaba acostumbrada a ser un remanso de paz se convirtió en unas vivaces olas alegres y cubriendo a los peces de las gaviotas.

Estábamos los tres en una toalla roja que Abigail había encontrado en la trastienda de su padre sin uso cotidiano, pero descuidada con hilos fuera de donde deberían ir y un estampado trivial. Charlábamos contentos por el tiempo y nuestros mechones de pelo surcando los veloces aires de este pueblo costero.

Lo último normal que recuerdo haber hablado con ellos fue sobre la siguiente quedada, hasta que el tema de conversación cambió a cómo nos disfrazaremos en Halloween.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 04 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

-𝐁𝐮𝐥𝐥𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐒𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨- (Sebastian/Stardew Valley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora