Capítulo 19- Memorias desbordantes (Parte 2)

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La luz de luna resaltaba con todo su esplendor el plateado cabello de Yuu, haciéndolo brillar, hermosamente.

De pie, en medio de Galner y aquel hombre con el cabello color beige y armadura negra; llamado, Ravel Bobwit. Yuu mantenía sus ojos cerrados, y también, como de costumbre; la expresión en su rostro se mostraba serena.

—Lastima, mis «Shurikens» no pudieron dar en el blanco —dijo Yuu.

—Shu..., ri..., ¿qué cosa...?

—Me refiero a estas pequeñas estrellas hechas de metal —respondió Yuu tomando una de las que había lanzado antes—. ¿No crees que son algo interesantes...? Recuerdo que cuando aún vivía en el reino de Astralvania, un extranjero proveniente de un país lejano me las obsequió y desde entonces siempre las llevo conmigo a todas partes.

—Oh... ya... pero... Ahora estoy muy ocupado como para seguir escuchando tus historias. Así que te preguntaré. ¿Qué haces aquí? Dilo y esfúmate.

—Eso es muy simple, estoy aquí por el muchacho...

—Esto ya no te concierne, será mejor que te vayas de aquí o tú también saldrás lastimado —dijo Ravel con un tono intimidante.

—Lo lamento, tengo ordenes como su guardián de mantenerlo a salvo. Así que, diré que no a sus patéticas amenazas —respondió Yuu.

—Entonces, esas órdenes quedan revocadas por la autoridad de su magnificencia, ¡el gran conde Oberon Valmilion!

—También me temo que le diré no a esas órdenes —dijo Yuu—. Yo solo le soy fiel a una persona. Y esa es a mí ama. La señorita, Alice Valmilion.

—¡No juegues conmigo! ¡Tu ama es una idiota por cuidar de un bastardo asqueroso!

—¿Qué fue... lo que dijiste...? —dijo Yuu frunciendo el ceño—. Nunca... pero nunca... Vuelvas a insultar el nombre de mi ama en mi presencia...

El tono aterrador con que aquellas palabras fueron dichas, no era para ser tomadas a la ligera, pero...

—¿Crees qué lograrás intimidarme con todo ese parloteo? —dijo Ravel sonando relajado, como si todo lo tuviera bajo control.

—Te lo advertí... —dijo Yuu abriendo lentamente sus ojos.

Los ojos del chico eran rubíes y sus pupilas negras muy afiladas...

—Has ido demasiado lejos... —dijo relamiéndose los labios. Unos colmillos puntiagudos lograron destacarse en esa breve acción...

—Así que todos los rumores eran ciertos.... El mayordomo vampiro de la señorita Alice...

—Vamos a comenzar con esto... —dijo Yuu con una expresión repleta de intensidad.

—Bien... —respondió Ravel gesticulando una sonrisita.

Ambos comenzaron a emitir un poderoso resplandor a su alrededor.

El Halo Greil de Yuu era rojo oscuro, mientras que el de Ravel era celeste.

Una muy aterradora presión estaba envolviendo todo el lugar.

—¡¡Deténganse ustedes dos!!

De repente, entre medio de Yuu y Ravel apareció un pequeño gatito negro. Sorprendidos, ambos fueron apagando sus intensos Halos Greil.

—Esa voz... ¿joven amo, Lars...? —dijo Ravel.

La apariencia de aquel felino de ojos color ambar se fue deformando y en su lugar un muchacho de largo cabello negro apareció.

—Lo siento por ustedes, pero la pelea tendrá que terminar antes de empezar —dijo Lars al mismo tiempo que sus ojos volvían a la normalidad. De paso, se acomodó su abrigo y su corbata roja.

Ocre: la travesía de un guerrero enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora