Parte 8

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— Mikey, ¿de qué rayos estás hablando?

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— Mikey, ¿de qué rayos estás hablando?

El pequeño rubio sintió su garganta seca, su boca pastosa parecía no querer cooperar con el, de pronto todas las palabras que rondaban en su cabeza parecían no querer salir de ahí.

Al ver la incertidumbre de Mikey, Draken posó sus manos en los hombros del rubio y los apretó suavemente, tratando de transmitirle que aún está a ahí, con él.

— Ken-chin, yo-...—. Mikey se interrumpió al no saber cómo continuar. No era algo sencillo de explicar. Sintió el apoyo que las manos de Draken le transmitían, aún en el frío de la noche, no se sentía tan solo como antes.

Su admiración por Takemitchy seguia en aumento, no sabía cómo es que le había explicado a más de cinco personas que venía del futuro y no lo habían encerrado en un hospital psiquiátrico.

Los minutos en silencio se hicieron cada vez más largos, Mikey trataba de hacer un discurso mental lo suficientemente bueno para que Draken le creyera y no lo tomara por un loco. Cuando estaba apunto de abrir la boca, la cerraba abruptamente al sentir que las palabras por pronunciar no eran las correctas.

Al ver la indesicion de Mikey, y sin creer por un segundo lo que antes le había confesado, tomo la pequeña mano del Sano para encaminarlos hacía la motocicleta mal aparcada en la acera.

— Creo que es mejor que vayamos al hospital para ver a tu hermano, ¿Si?—. Comentó Draken mientras sostenía la mano de Manjiro, con la voz más tranquila posible.

Mikey se detuvo abruptamente, golpeando levemente su cabeza con la espalda de Draken. Este rápidamente volteó a ver al pequeño rubio, quien lo miraba con un deje de súplica y decisión.— Espera Ken-chin, se que esto es muy loco y crees que perdí la cabeza, pero por favor, escúchame.

Casi rogó por ser escuchado, no quería que Draken diera el tema por olvidado. Cómo si lo hubiera dicho simplemente por su estado emocional en ese momento.

Sin poder resistirse ante la mirada casi suplicante de esos ojos oscuros que tanto le gustaban, Draken murmuró:— Está bien, Manjiro, te escucharé.

Mikey soltó una fuerte exhalación, sintiendo como su corazón latía con más prisa mientras cada segundo pasaba. Su garganta parecía haberse cerrado, y los malos pensamientos parecieron apoderarse de su mente de nuevo.

¿Y si después de decirle toda la verdad Ken-chin lo odiaba?

Manjiro no había sido una inocente paloma en ninguno de los futuros. Mato a mucha gente, directa o indirectamente, ya sea por las órdenes que la daba a sus subordinos o por mano propia. Había dejado a hijos sin padres, mato gente inocente. En todos y cada uno de los futuros que Takemichi había vivido, era un ser despreciable.

Sin embargo, está vez no había vuelta atrás.

Preparado para recibir el odio de la persona que amaba, y enfrentarse a la mirada decepcionada que le daría Draken por convertirse en un monstruo, comenzó su relato.

Cambiando el pasado «Drakey»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora