capitulo-4

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-se veía a un joven caminando hacia las afueras de un bosque, se llevaba bien con los animales del bosque gracias a que lo aceptaron en aquel pueblo, esta vez le tocaba ir a la ciudad de seidrgard, esta ciudad tenía uno de los mejores ejércitos, muy disciplinado y bueno, allí esperaba pulir sus habilidades al máximo para poder enfrentar sus desgracias, el recuerdo de su mejor amigo muerto lo carcomia por dentro como nunca, un largo viaje de mitad de mes lo esperaba, pero estaba completamente preparado-

Crees que un par de kilómetros me pararan?-decía mientras sonreía desafiante al hermoso y natural horizonte sin ninguna pizca de algo artificial -espero que seas un buen reto-termino por decir mientras comenzaba a caminar de forma un tanto rápida, tal vez acortaría uno o un par de días de esa mitad de mes-

-se divisaba una cabellera blanca en medio de pura pradera desierta, el joven practicaba como volar con su metamorfosis draconiana, pero el ejercicio era muy agotador, haciéndolo un par de veces hasta que logró mantenerse 1 minuto a 3 metros del suelo, También practicaba ataques, técnicas y estrategias, aunque después caminaba de forma más costosa pesando ya la mochila en su espalda-

-de un momento a otro ya era de noche y tocaba descansar, así que busco un buen lugar, encendió una pequeña fogata e hizo una pequeña carpa improvisada, para después cenar y dormir-

-todos esto pasó y se repitió en los 14 días de viaje, solo que en paisajes distintos, hasta llegar a la ciudad de seigard, un enorme mural de 8 metros cubría este reino, no se veía que terminaran según la vista previa, el lugar era sumamente enorme y muy protegido, el puente levadizo de la entrada parecía puesto por una criatura realmente enorme-

-derrepente al llegar a la puerta sintió como lo veían de forma alerta gracias a sus sentidos mejorados por ser mitad dragon-

Que buscas aquí muchacho?-decía mientras se hacercaba un señor de pelo marrón, alto y de espalda ancha indicando su muy buen estado físico, portaba una armadura gris con un par de fénix amarillo con toques rojos en el dibujo y distintas partes del mismo-

Bueno buscaba hospedaje y unirme al ejército de este lugar-decia mientras miraba los ojos al señor sin cambiar su expresión, sus ojos estaban igual que cuando viajaba, tranquilos como un río, no sabía con quién hablaba por lo que le convenía a el dirigirse al señor de forma neutra-

Bien puedes hacerlo, pero te mantendremos vigilado, son por temas de seguridad no te lo tomes a mal, ellos te irán de escoltas y te  vigilarán un par de días- aviso el señor mientras lo tomaba del hombro cambiando un tono serio mientras sacaba su mano presentándole a ambos soldados, uno de un pelo gris oscuro largo y el otro de un pelo negro y corto-

Bien niño sígueme -decía el soldado mientras que con una seña a unas personas encima de el muro hacía que ambas personas lo abran, viéndose como bajaba el puente levadizo, aunque no hubiera una enorme zanja alrededor de este puente, era necesario para un reino tan poblado -

-luego de varios minutos de caminata llegaron a un enorme lugar en es que se escuchaban gritos y choques de armas, al parecer era la hora de entrenamiento, el edificio era la definición de enorme en toda la palabra, uno de los guardias tocó la puerta y se escuchó un pase entrando los tres hacia una pequeña sala de recepción, se veía a un enano robusto mirando a los tres, en especial al albino, por sus finos rasgos, exóticos ojos y pelo-

-¿Qué quieren?-preguntó el enano mientras firmaba, tachaba o marcaba cartas y documentos-

-Venía porque quería unirme al ejército de este lugar -decía hasta que una mueca se formó en la cara de aquel enano-

-Estás seguro?-decía extrañado, la mayoría de su edad se unía de obligados o por un crimen-

-Si lo estoy -respondió mientras su expresión tranquila no cambiaba en lo absoluto-

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora