capítulo 14

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Cinis se encontraba caminando afuera de la cueva que llevaba a aquel templo, observando el sol que lo deslumbró admiro el paisaje que se plasmaba ante él, recordó que antes había estado huyendo de orcos hasta llegar a el templo de aquel raro monje, caminando lentamente contemplaba el bosque a su alrededor, naturaleza completamente viva dejándose ver sin ningún tipo de contaminación, pegando un suspiro absorbió el calor de su alrededor y con una explosión de velocidad se dispuso a correr como alma que lleva el diablo por todo ese lugar, se sentía mejor que nunca antes, un par de alas de apoco salieron de su espalda, pegando una fuerte aleteada salió disparado hacia arriba agitando los árboles como si fueran de cartón, la facilidad para volar se le hacía natural,  contemplando los cielos por primera vez desde aquellos ojos, aquel cuerpo se estremecía un poco por la falta de costumbre a la presión del aire al llevar semejante velocidad

los días pasaron, el muchacho se encontraba en una ciudad muy conocida por su gran fabricación de productos, toda especie que fuera útil para la fabricación de cualquier cosa que se pudiera vender le venía como anillo al dedo este lugar, observando todo el lugar mientras caminaba encontró una gran biblioteca, mientras esperaba en la recepción para comprar un par de libros hacía sonar sus dedos contra la mesa como si fueran una escalera cayendo uno después de otro logrando una especie de galope

-oye, ¿podrias dejar de hacer ruido?, no puedo concentrarme- pidió un chico con apariencia humanoide pero con piel y pelo de silme mientras lo veía serio

el chico que estaba sentado en la mesa sintió peso encima de él al cruzar miradas con el muchacho, sentía como si estuviera viendo a una bestia en persona, sentía como si estuviera por morir en cualquier momento, al ver que lo dejo de hacer volvió a lo que estaba estudiando, juraría que por un momento el aire que exhalaba por la nariz hacia que su alrededor se ponga borroso como si estuviera caliente el aire que expulsaba

-está bien-dijo de forma simple el muchacho mientras dejaba de mover sus dedos y veía como la recepcionista volvió para atenderlo pidiendo un par de libros sobre técnica de lucha con guanteletes

hecha la compra el muchacho se fue, después de guardar aquellos libros en su mochila se dispuso a volar por encima de la ciudad

Herbury se encontraba enfrentando a lo que parecían ser seres de piedra que flotaban con pequeños tornados debajo de sus cuerpos, mientras usaba su fuerza hercúlea a un 30% se veía como tenía varias rasgaduras en su cuerpo por el impacto de objetos pesados y duros sobre su coraza, comenzando a correr sacó sus alas de su espalda y con un gran salto apareció en frente de uno de los enormes elementales, un poderoso pulso de viento seguido de unas cuantas andanadas de piedras lo dejó tirado en el suelo, estando a punto de recibir una enorme piedra encima de él fue parada a unos cuantos palmos encima de él, por lo menos 5 toneladas eran sostenidas por el muchacho que estaba usando cada músculo de su cuerpo para mantener en su lugar aquel enorme objeto, mientras el escarabajo seguía estupefacto un gruñido salió de la boca del chico, con un grito de esfuerzo mando la roca hacia arriba y con un poderoso pulso de calor logro explotarla por el temible cambio de temperatura que produjo en la piedra con su mano, mientras jadeaba veía al escarabajo humanoide, tendiendo una mano forjó unas palabras que serian inolvidables para su amigo

-no te pediré que me perdones, sólo te pediré que me dejes ayudarte-hablaba con seriedad en sus palabras, tenía unos ojos determinados a ayudar a su antiguo compañero

sin formular palabra Herbury aceptó la mano levantándose, mientras su fuerza hercúlea titilaba por la cantidad usada espinas crecían en su cuerpo dándole un aspecto más primitivo a la anatomía del humanoide 

los dos corrieron lanzándose contra sus enemigos esquivando piedras a más no poder, el muchacho de un momento a otro saco sus alas agrandando a unos 6 metros de envergadura, mientras sacaba calor de ellas clavó sus manos al suelo y comenzó a aletear con calor en las rafagas que soltaba, mientras pegaba un suave suspiro terminó su ataque que había repelido una cantidad de piedras lanzadas, mientras sus alas volvían a la normalidad observaba como el suelo se comenzaba a mover

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