la enorme puerta se abrió, una pesadez en el ambiente comparable a la que generaba arturo se presentaba ante el muchacho, en un atismo de valentía se dispuso a hablar pero lo hicieron avanzar siendo empujado empujando con las lanzas de los guardias, quien no se atrevían a tocarlo con las manos por su aspecto raro y diferente que llevaba encima, mientras caminaba se paró a unos 5 metros de distancia de aquel hombre
-¿que te trae por aquí?-preguntaba aquel hombre sentado en su aburrido trono, hace semanas que no pasaba nada interesante y estar en un lugar tan alejado como este no era una ventaja
-un hechizo de portal me trajo hasta aquí-explico de forma simple el muchacho mientras subía los hombros despreocupado haciendo que los guardias se sientan impactados por lo irrespetuoso que era con el poderoso hombre
-sabes, estos guardias que están detrás de ti apenas pueden respirar con mi presencia, y si uso un poco de poder-explicaba el hombre mientras apretaba su puño levantándose de su asiento, los guardias jadeaba mientras empezaban a sudar, bajando las escaleras que lo diferenciaban del muchacho acortó la distancia a medio metro enfrentándose el muchacho, era un poco más bajo de lo que Herbury era-en cambio tú resistes sin problemas, el miedo ya es costumbre en tu cuerpo, pareces estar en tu estado más natural aquí, o acaso te estas reprimiendo ¿acaso crees que soy débil?-decía el hombre mientras usaba más poder haciendo que los guardias se arrodillen
-no creo que seas débil, tampoco es que el miedo sea costumbre en mi cuerpo, en el solo reside temor, que a diferencia del miedo no me paraliza-decía el muchacho mientras dejaba a cero toda la pirámide en donde se encontraban junto a gran parte de la ciudad mientras que partes de su cuerpo se volvían amarillas por la temperatura monstruosa que alcanzaban
en medio del enfrentamiento de bestias un tercer importante entró en la habitación, un casco espartano se divisaba, los ojos del muchacho se encendieron en alerta al ver a su contrincante, su cuerpo se lleno de escamas y se volvió más fuerte mientras sus características cambiaban, ahora con una cola y alas veía a aquel hombre
-¿quién eres tú?-preguntó el faraón mientras se ponía al lado del muchacho, quien le había caído bien por su valentía y su desinterés ante experimentar un momento cercano a la muerte
-soy quien será el verdugo de todo este poblado-decía el hombre sonriendo ante la excitación de esta batalla
sin más palabra formulada el hombre con aquel casco puesto y un atuendo de guerra a juego, vestía como los mejores soldados registrados en la historia, en una velocidad cegadora hizo aparecer un montón de cañones que disparaban bolas de energía pura, el muchacho extendió sus alas y con un poderoso movimiento de vuelo que pego solo de pie logró desviar con un torrente infernal ese ataque, con una risa divertida el ahora identificado dios ares materializó una lanza
-¿tienes armas?-preguntaba el faraón mientras emanaba su intimidante poder y materializaba lo que parecía ser una espada hecha de estrellas
-no creo que aguanten la pelea, su material es barato-respondió el joven mientras se ponía en una pose de pelea a mano limpia, de un momento a otro se formaron guanteletes en sus manos
-si matamos a este tipo te la dejo-avisaba el hombre mientras liberaba una cantidad de energía que hizo que los guardias se desmayaran por la presión, en un movimiento rápido casi rompió la velocidad del sonido corriendo y choco armas con el dios de la guerra, el muchacho junto aliento y pego un poderosa llamarada hacia el dios de la guerra que se encontraba en el aire
este se cubrió con su escudo, quien se calentó a unas temperaturas descabelladas, pero fue tomado por el pie siendo lanzado a las afueras de la ciudad, con una quemadura en su tobillo maldijo al muchacho e invocando a una cantidad incontable de cañones de energía lanzó su ataque, el albino hizo una arriesgada pirueta y recibió un golpe de escudo que lo noqueó por un instante, al despertarse en el suelo tuvo que rodar hacia la derecha, en un impulso puso sus brazos y fue golpeado sin piedad en la cara, hades se inco encima de el y comenzó a golpearlo con cada vez más brutalidad, de un momento a otro un golpe que hizo que la arena se removiera provocando que ares saliese rebotando entre los témpanos del profundo desierto
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Segunda Oportunidad
Fantasyun joven adulto que se encuentra en su plena juventud muere en este mundo completamente normal y reencarna en uno completamente lleno de magia, en busca de una paz que nunca llegó a tener ni disfrutar se enfrenta a las calamidades que se le crucen