Capítulo 10: Insolente

7.3K 706 90
                                    

El grito que escapó de la garganta de Charlotte resonó por el túnel e invadió el claro de la cueva donde Peter Pan, los niños perdidos, Thomas y los Piratas seguían observando el lugar por donde habían desaparecido la muchacha y el malvado Capitán. El túnel era resbaladizo y muy erosionado, por lo que no se tropezaron con piedras escabrosas ni rocas peligrosas, que era lo que Garfio se había temido en cuanto se vio precipitarse por el agujero. Alargó el brazo para atrapar a la joven. Le había caído encima al perderse por la apertura, así que no le resultó muy difícil mantenerla cerca de él para que no se separaran. Ella, a pesar de lo valiente y fuerte que parecía, poseía un cuerpo pequeño y aparentemente frágil, y la sola idea de que se golpeara o se desnucara al final del viaje consiguió que entrara incomprensiblemente en pánico.

            Lottie sintió sus brazos fuertes como el acero alrededor de su cintura, y pasó de deslizarse por ese tobogán de piedra mojada junto el agua de la cascada a estar recostada sobre un cuerpo fuerte que la rodeaba para que no se golpeara con nada. Mantuvo la cabeza pegada a su pecho y se sujetó con fuerza a la camisa del Capitán. Tenía la ropa totalmente empapada, igual que la de él, y el frío de la cueva calaba los huesos. El grito se prolongó un poco antes de intentar refrenarlo sin muchos resultados, pues este volvió a surgir cuando el tubo de piedra giró a la derecha y continuó cayendo. Si no hubiera estado tan asustada, Lottie habría encontrado divertida la situación, pues le habría recordado a su libro favorito; Alicia en el país de las maravillas. Pero la situación era exactamente como había pensado al leer esa parte del libro, nadie habría sentido curiosidad ante un momento como ese, sino más bien pánico. Lo que demostraba o descartaba por completo su primera idea de estar soñando...

            El túnel se prolongó solo un poco más antes de que una luz débil iluminara sus pies. El abrupto final del túnel los expulsó bajando por una nueva cascada que finalizaba en un pequeño lago  no más ancho que una charca pero mucho más profundo que un pozo lleno de agua. Lottie sintió el agua rodearla por completo, hundiéndola tan profundamente que temió no poder salir. La densidad era tan pesada que apenas podía subir a la superficie. Por suerte, Garfio consiguió sujetarla de nuevo, pues al caer se había separado de él, y la ayudó a salir. La roca alrededor de la charca era húmeda y muy erosionada, y mucho más fría que en el piso de arriba, pensó Charlotte temblando. 

            ― ¿Se encuentra bien, milady? ―preguntó la entrecortada voz del Capitán mientras se sentaba exhausto sobre el suelo frío de la cueva.

            Lottie reprimió un escalofrío y apretó los dientes para no temblar.

            ― ¿No cree que, dadas las circunstancias, resulta una pregunta estúpida, Capitán?

Aunque seguía con los dientes apretados, Garfio percibió el inconfundible temblor de su voz. Aun así, decidió no reparar en ello, pues con lo irascible que era la muchacha, era muy probable que lo tomara como algo personal.

― Mucho me temo que no podremos regresar por donde hemos venido... ―dijo en cambio mirando la cascada por la que habían salido.

Lottie alzó el rostro hacia la misma dirección. Apretó las manos alrededor de sus rodillas, acurrucada en un abrazo propio, y suspiró entrecortadamente con fastidio.

― ¿Sabe otro modo de salir? ―preguntó sin volverse hacia él al hablar.

Garfio la observó en silencio desde donde se había dejado caer. No estaba lejos, puesto que el lugar era reducido, pero la joven parecía querer alejarse tanto como le fuera posible de él. Antes de hacer algo realmente estúpido y caballeroso, algo que no iba para nada con él, Garfio se levantó y se detuvo delante de la muchacha todavía sentada. Esperó a que ella sintiera su presencia, y cómo había supuesto, alzó su dulce rostro fruncido.

GarfioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora