❄︎𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 1❄︎

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7 años más tarde...

Elenor se despertó con un destellante y claro fulgor que asomó por la ventana de su cuarto. Aún eran las 7 de la mañana pero la luminosidad del día no era más que una de las maravillosas cualidades de Clerek. Elenor se levantó poco a poco del colchón quitándose el edredón de encima. Tenía sueño pero no creía posible dormir con un brillo tan luminoso.

Bajo a la cocina con paso veloz aprovechando que nadie salvo ella hubiese sido víctima del poderoso fulgor que no la habría dejado dormir en el caso de haberse quedado en la cama.

–¿Adónde te crees que vas? –dijo de repente una voz desde atrás. Ella se giro y descubrió que su madre a diferencia de lo que ella había advertido no estaba dormida.– Hoy no puedes irte -la chica detecto un tono más frío de lo normal, por un momento pensó que era otra persona.

–¿Porque hoy no? –en realidad ya intuía la respuesta, últimamente siempre estaban viniendo visitas a casa, parecía que se acabasen de enterar que dos padres y dos hijos, familiares suyos, vivían en Clerek. Elenor no quería oír eso, a pesar de ser familia no conocía a casi nadie y no era una persona demasiado sociable.

–Tus tíos. Vienen a visitarte.

–A visitarme... O a visitarnos –respondio ella inundada de una enorme sensación de preocupación.

–Exacto –se limitó a decir. Tenía pensado decir solo eso pero la mirada de su hija la obligó a proseguir–. Verás yo nunca me he llevado muy bien con mi hermana... Cetery era... –su madre se quedó pensativa, buscando el adjetivo adecuado. Elenor no podía estar más desconcertada, su madre le había hablado de todos sus tíos pero ninguno tenía ese nombre.– Era.... Como tú Elenor, era como tú. –A la chica le dio un vuelco al corazón, presentía que ellas no se llevaban bien y el oír su nombre en medio de esa explicación la había impactado muy fuerte.

–¿...como? –respondio tras conseguir articular palabra.

–Nuestra relación era complicada, éramos muy distintas y cuando nos fuimos de casa no nos dirigimos más la palabra. Solo queríamos hacer como si jamás nos hubiésemos conocido –Elenor no se lo podía creer, su madre la había engañado toda la vida y si su tía era como ella era obvio que no la gustaba el carácter ni el como era su hija, si es que ella era su madre, al fin y al cabo no se parecían por dentro ni por fuera.–. Ayer me llamo, estaba muy estresada y me preguntó que si por casualidad tendría una hija. Yo no quería que se entrometiera pero aparte de lo fría que es y lo mucho que lo piensa todo se tiro de cabeza a este asunto.

–¿Por qué la odiabas tanto? –dijo Elenor mosqueada por lo que su madre acababa de contarla. Su madre la miro con una cara algo culpable y tras suspirar siguió con la historia.

–Como ya te he dicho antes éramos muy distintas pero ella no solo se limitaba a ser como era. Llegue a pensar que podría ser una asesina pero esas ideas tan locas no duraron mucho. Cetery no era una asesina pero siempre estaba metida en problemas, en el fondo. A pesar del tiempo su inmadurez era inreversible, siempre tendía a hecharle la culpa el resto y su imaginación... Eso sí que era una locura, se estaba volviendo loca.

–¿Y por qué soy como ella? No lo entiendo. ¿Sabes? –Elenor ya no sabía qué decir. Nunca se podría haber imaginado algo así.

–Hay una diferencia entre lo que somos y lo que hacemos. Todos cambiamos y utilizamos nuestras experiencias para ello. Las puedes usar para crecer o para acabar como mi hermana. Cetery empezó siendo como tú... Aunque a tu edad ya estaba demasiado perdida. –su madre se dio la vuelta agotada con tanta explicación y finalmente salió por la puerta.

Elenor cogió su riñonera, se la puso y se colocó delante de la puerta y justo ahí se quedó paralizada. Quería salir pero tal vez no era lo correcto. A demás, Cetery llegaría de un momento a otro y no sabía que esperar de Cetery en la situación que crearía al irse. Finalmente se quitó la riñonera y volvió a su cuarto sofocada.

꧁𝑳𝑨 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑨 𝑫𝑬 𝑳𝑨 𝑴𝑰𝑹𝑨𝑫𝑨 𝑬𝑺𝑴𝑬𝑹𝑨𝑳𝑫𝑨꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora