❄︎𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 4❄︎

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Elenor camino durante un cuarto de hora aproximadamente y aunque no era mucho tiempo, el camino se le hizo eterno. Tras esos minutos Elenor ya se encontraba en el centro del pueblo. En frente tenía la pequeña heladería que tan bien recordaba y estaba rodeada de un montón de casas, que al estar formando un círculo creaban una pequeña plaza.

Aunque estaba en Clerek ese no era exactamente como el centro del pueblo. En la realidad las casas estaban esparcidas por todo ese terreno, incluido Ice-Home, que se encontraba por el medio de aquel laberinto de casas. Además, las casas tenían un aire distinto. En Clerek todas estaban pintadas con alegres tonos mientras que en ese lugar las casas estaban sin pintar y cubiertas casi completamente por la nieve.

Elenor volvió mirar el mapa. La cruz estaba en el medio, por supuesto, pero si te fijabas bien veías que la cruz no estaba en la plaza donde ella se encontraba, si no en un lado más hacia el sur. Esa cruz no indicaba al pueblo. ¡Estaba señalando Ice-Home!

La chica avanzó unos cuantos pasos con prisa. ¿Por qué Ice-Home? ¿Que tenía que ver ese lugar? ¿Que escondía? Elenor se acercó más y más hasta que llegó a la entrada. Levantó el brazo y cuidadosamente tocó el picaporte para entrar al local cuando derrepente todo empezó a parpadear, cambiando rápidamente una y otra vez de un Clerek a el otro durante un par de segundos hasta que miro a su alrededor y se dió cuenta de una cosa. ¡Había vuelto al Clerek real! Bueno... Excepto por un detalle. Ice-Home estaba como hace años. ¿Es que había viajado en el tiempo?

Elenor miro a su alrededor confusa. Y sin saber que hacer, aunque no le hacía ninguna gracia tener que relacionarse con desconocidos, se acercó a una familia que estaba por allí cerca, la familia Homster.

–...Hola, soy Elenor, creo que ya me conoceis –"Claro que te conocen Elenor, no digas tonterías, ya sabes cómo va esto" se regaño viendo lo mucho que se le notaban los nervios.

Los Homster eran una de las familias del pueblo. Clerek era más bien una pequeña aldea así que no era de extrañar que todos se conocieran entre sí.

Elenor se fijó un poco más en la familia y bajo la cabeza hacía los niños. Eran muy pequeños lo que la extraño mucho ya que ella siempre les había sacado solo tres años y parecían tener como mucho cinco.

Emily Homster y sus dos hijos mellizos no la respondieron. Siguieron como si Elenor no hubiese dicho nada.

De repente empezaron a sonar unos pasos, cada vez más rápido, como si alguien estuviese huyendo de alguien.... O algo.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Elenor.

Entonces Maikel, uno de los hijos de Emily se giró y se abalanzó sobre su padre que también venía corriendo. Jake imitó a su hermano y finalmente el padre soltó a sus hijos y beso a Emily.

Ahora sí que Elenor no podía ni respirar. A cualquier otro le hubiese parecido normal si no supiera que él había muerto hace un par de años.

Robert Homster era el pintor del pueblo. Tenía un talento natural para pintar cualquier tipo de dibujo o estampado a la perfección y a mano alzada. No necesitaba ningún tipo de herramienta, su forma de dibujar en las paredes era casi mágica. Siempre había sido una persona creativa y cara, cobraba un montón a sus clientes. Los habitantes del pueblo eran su excepción. Siempre te pintaba las paredes de forma gratuita. A alguna gente no le gustaba el estilo de pintar paredes Homster pero Clerek era un pueblo con habitantes menos comunes. Ese era uno de los rasgos que caracterizaba Clerek.

Elenor, confusa, miro a su alrededor y vio como una joven de unos dieciséis años estaba sentada en un pequeño banco leyendo una novela a la que reconoció enseguida. Yhanire Queins. De pequeña siempre había admirado a esa chica. Ella adoraba leer, hablaba cuatro idiomas con soltura total y tocaba el violín. Yhanire se fue de Clerek en cuanto se hizo mayor de edad. Su sueño era ir a estudiar música al conservatorio de Francia. Según ella era el mejor que podía existir.

De repente una corriente a la izquierda de Elenor la hizo girarse.

Una niña con el pelo negro, unos ojos verdes y la piel extremadamente pálida entro en el campo de visión de Elenor. Corría hacia Ice-Home lo más rápido que podía y aún que eso no era mucho no tardó en llegar. La niña quedó justo al lado de Elenor y pudo verla mejor.

Casi le dió un vuelco al corazón. Era ella misma. Era muy pequeña y estaba impaciente por comer un helado.

De repente la pequeña bajo la cabeza y la levantó dibujando una maliciosa sonrisa en su cara. Entonces se giró y alzó la cabeza para mirar a Elenor.

–¿Has recibido mi mensaje? No sabes cuánto me alegro –la Elenor que antes solo quería un helado ahora parecía poseída. Ella inclinó la cabeza hacía la izquierda apoyándola sobre su hombro y soltó una suave carcajada.

Elenor se paralizó, eso solo parecía un recuerdo, hasta ahora, todo acababa de cambiar.

–Es hora de que vuelvas a casa– La joven dio unos pasos atrás pero la niña avanzaba lentamente hacía ella sin descanso.

–¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude!

Hola!!

Espero que os esté gustando la historia, se que ha pasado muuuchos tiempo desde la última vez que publique un capítulo y la verdad, ni siquiera tenía dos likes así que hasta ahora no he subido más, siento la espera. A parte ya hemos empezado con los exámenes y tenía que estudiar.

Feliz Halloween🎃!!

꧁𝑳𝑨 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑨 𝑫𝑬 𝑳𝑨 𝑴𝑰𝑹𝑨𝑫𝑨 𝑬𝑺𝑴𝑬𝑹𝑨𝑳𝑫𝑨꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora