Promise rings

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Uruha entró al departamento con fastidio, estaba harto del trabajo, estaba cansado de todo lo que tenía pendiente, había sido una semana sumamente pesada, solo quería llegar, comer algo ligero e irse a dormir. Le extrañó no ver a Aoi en la sala, tampoco estaba haciendo ruido en la habitación como era su costumbre, no le había avisado que iba a salir. 

Suspiró dejando las llaves sobre la barra dispuesto a buscar algo de comer en el refrigerador cuando notó una caja desconocida sobre esta. Sintió mariposas recorrer su cuerpo por la forma de la caja, la de un anillo, no era que estuviera pensando en casarse, tampoco le molestaba la idea, después de todo ya pensaba pasar el resto de sus días con el pelinegro, sin embargo, dudaba que fuera una propuesta. 

Tomó la caja dándole vueltas para inspeccionarla, tal vez solo era un regalo para alguien más y él estaba sacando conclusiones muy rápido. Abrió la pequeña caja reteniendo la respiración, adentro no había un anillo de compromiso, había dos anillos de oro blanco. Sacó uno de ellos observándolo con detenimiento, había una fecha grabada en este para el próximo año, frunció el ceño sin entender lo que significaba. 

—¿Te gusta? —Aoi salió del pasillo con una gran sonrisa en el rostro. 

Uruha alzó la ceja—. No entiendo —fijó la vista en la cajita.

El pelinegro avanzó sin dejar de sonreír, tomó la caja con el anillo restante—. Son anillos de promesa —explicó—, pensé que sería mejor que solo un anillo de compromiso. 

Las mariposas volvieron a revolotear en su estómago, incluso sintió una descarga eléctrica que le causó un mareo, ¿de qué hablaba? Su mirada pasaba del anillo a su novio en segundos. 

Aoi suspiró—. Cásate conmigo —dijo sin más—, que me importa si llevamos muy poco, te conozco desde siempre y siempre he sabido que tú eres la persona con la que quiero estar, tener hijos, no tenerlos si no quieres, viajar por el mundo, volverte loco, yo que sé. Lo único que quiero es que estemos juntos, acompañarte en tu camino, que tu me acompañes en el mío. Estos anillos, son para prometernos, que de hoy en un año serás mi esposo. 

Uruha parpadeó varias veces, amaba cada cosa que le acababa de decir el pelinegro, pero no encontró las palabras apropiadas, lo había tomado por sorpresa—. ¿Por qué hoy? —Fue todo lo que atinó a preguntar. 

Aoi soltó una carcajada—. Era obvio que no te ibas a acordar, hoy hace más de veinte años me dejaste formar parte de la banda —se rió. 

Fue el turno del castaño de reír—. Vaya, no te soportaba mucho en ese momento —le tendió el anillo, Aoi hizo una mueca de pánico—. Tienes que ponermelo, ¿no? 

El otro soltó el aire que retenía—. ¿Eso es un sí? —Preguntó emocionado. 

—Claro que es un sí, idiota. Te amo, también quiero pasar el resto de mis días contigo, no sé si quiero hijos, aunque creo que serías un gran padre, lo podemos ir platicando, quiero tocar contigo para siempre, dormirme a tu lado, despertar y ver tu rostro —le dijo tranquilamente. 

Aoi tomó el anillo colocándolo en el anular de Uruha, después el castaño hizo lo mismo con el de Aoi. Ambos se besaron tranquilamente, después con intensidad. 

—Te amo —le dijo el pelinegro besando su cuello. 

—Te amo —le respondió olvidando el cansancio. 

Flufftober2021 [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora