Under the rain

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A Yuu se le hizo tarde, ya había oscurecido y no llegaría a tiempo para la cena, probablemente su madre le llamaría la atención, sin embargo no había sido su intención, simplemente se había sumergido en sus tareas y había perdido la noción del tiempo. Apenas había reaccionado cuando la bibliotecaria le había informado sobre el cierre de la escuela y que no podía estar tan tarde en las instalaciones.

Salió corriendo dispuesto a irse a casa, cuando el sonido de la lluvia lo frenó de golpe, no llovía con demasiada fuerza pero lo suficiente para saber qué además de tarde llegaría empapado a casa, no había cargado con paraguas y no tenía suficiente dinero para comprar uno en alguna tienda de conveniencia. Suspiró resignado mientras se colocaba sus zapatos casi en plena oscuridad, resguardó sus libros lo mejor que pudo dentro de la mochila y salió de la escuela deseando no haberse distraído tanto durante la práctica de soccer. 

Abrazó su mochila esperando que no se mojara demasiado, prefería que la lluvia cayera sobre él que sobre sus libros, aún si pudo haberlos usado como un protector improvisado. No iba corriendo, era demasiado torpe para arriesgarse a hacerlo y terminar cayendo al piso, sería humillante, así que solo se limitó a caminar con rapidez, tratando de ignorar lo frío del viento y las gotas de lluvia que al caer sobre él producían un ligero pinchazo helado. 

El viento sopló con fuerza ni bien salió de las instalaciones del colegio, entrecerró los ojos para evitar que el agua y el polvo le obstruyera la vista. De pronto dejó de sentir la lluvia sobre él, tuvo que erguirse para darse cuenta que ahora había un paraguas sobre su cabeza, miró a su lado, un chico de cabello castaño sostenía el paraguas con la mano izquierda, su mano derecha oculta en el bolsillo del pantalón de su uniforme. 

Kouyou Takashima sonrió ligeramente—. ¿Vas a casa? —Preguntó. Yuu asintió sin poder pronunciar palabra—. Caminemos juntos, podrías enfermarte —dijo emprendiendo el paso. 

Yuu tardó en reaccionar, pero logró hacerlo a tiempo para permanecer bajo el resguardo de ese chico de segundo al que veía practicar soccer todas las tardes. Se le olvidó que el aire estaba frío, que la lluvia caía sobre ellos, de pronto solo era consciente del latido de su corazón y del aroma a loción de Kouyou, quien miraba al frente. Yuu notó entonces que el hombro derecho del chico estaba empatado, pues el paraguas no alcanzaba a cubrirlo en su totalidad por resguardarlo a él. 

Se armó de valor para hablar, esperando no decir nada malo—. Acércate —dijo en voz apenas audible, con los ojos clavados en el piso, no podía soportar la vergüenza que le ocasionaba hablar con el otro.  

Kouyou lo miró con sorpresa—. ¿Estás seguro? —Preguntó sin querer incomodarlo. 

Yuu negó abrazando con más fuerza su mochila—. No quiero que te mojen por ayudarme —logró decir. 

El castaño asintió acortando la distancia entre ambos, rozando su hombro con el de Yuu, quien sintió un hueco en el estómago, no podía creer que estuviera tan cerca del chico. Caminaron por varios minutos aún en silencio, la lluvia de fondo, las luces de las calles y los autos que pasaban de vez en cuando eran todo el paisaje que Yuu necesitaba para sentirse espectacular, aún si el otro solo le había ofrecido ayuda por pura cortesía, lo había hecho intensamente feliz. 

—Yo voy para acá —Kouyou señaló hacia la derecha después de cruzar una gran avenida—. ¿Tú? 

—Hacía allá —señaló a la izquierda—, no estoy lejos. Gracias —hizo una pequeña reverencia.

Kouyou asintió—¿Te veré mañana, cierto? —le preguntó. Yuu ladeó la cabeza sin entender—. En la práctica, me gusta cuando nos ves jugar —le sonrió.

El corazón de Yuu dio un vuelco, asintió—. Me ayuda a concentrarme —fue todo lo que pudo responder. 

El otro volvió a asentir—. Nos vemos mañana, Yuu —se despidió con la mano y dio la media vuelta perdiéndose con su paraguas entre el mar de gente, la lluvia y la oscuridad. 

Yuu se quedó parado en la calle, le había ordenado a sus piernas que se movieran, pero se rehusaron a hacerle caso, su cuerpo y su mente estaban ocupados procesando lo que acababa de pasar. Kouyou no sólo había caminado con él, bajo el paraguas y terriblemente cerca; le había dicho que lo vería al día siguiente, y sobretodo, le había dicho: Yuu. 

Dio media vuelta con una enorme sonrisa en los labios, dejando que el agua cayera sobre él, disfrutando de la brisa helada, disfrutando cada segundo bajo la lluvia, pues Kouyou sabía su nombre.

Flufftober2021 [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora