Forehead kiss

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Aoi

Entré al auto después de dejar a Sayaka con Kai, Kouyou estaba en el asiento del copiloto escribiendo algo en su celular, seguramente del trabajo; había dejado de trabajar tanto en el bar como en el taller mecánico, había abierto su propio taller donde se dedicaba a la restauración de autos de lujo, por lo que tenía clientes un tanto especiales. Bufó bloqueando el celular. 

—¿Cómo está Reita? —preguntó mirando hacia el asiento de atrás donde Kanon estaba jugando con un auto sentado en su silla de bebé. 

Me alcé de hombros ajustando el espejo retrovisor, ignoré el auto negro que nos siguió de largo, últimamente tenía el sentimiento de ser observado, pero tal vez era solo mi imaginación, di marcha a nuestra camioneta, una Vitara, jamás hubiera pensado que iba a terminar conduciendo un vehículo tan familiar. 

—Kai dijo que está indispuesto, ya sabes que una gripa tiene que la capacidad de tirarlo —me burlé. 

Kouyou se rió—. Todo héroe tiene su criptonita —dijo volviendo la vista al frente—. El tuyo por ejemplo es el sentido común —bromeó.

—¿De qué hablas? Soy una persona bastante racional, a menos que me hagan enojar —di vuelta a la derecha, no vivíamos tan separados de Kai y Reita, solo eran unas calles de distancia—. Además por culpa del pitufo este no puedo exaltarme tanto como antes —llamé a Kanon por su apodo. 

El niño se quejó haciendo un ruido alto, apenas estaba aprendiendo a hablar, por lo demás se comunicaba con sonidos que esperaba que nosotros entendiéramos y que de cierta forma hacíamos. 

Estacioné la camioneta dentro del garage, saqué nuestras cosas mientras Kouyou bajaba a Kanon de la silla, el niño cabeceaba demandando su siesta de la tarde, por lo que mi pareja lo llevó directo a nuestra cama para dormir. Mientras me adelanté a la cocina por algo de beber, revisé las cámaras de seguridad como era mi costumbre, volví a ver ese auto negro, decidí ignorarlo, seguro sólo era una casualidad.

—Se quedó dormido —avisó Kouyou bajando las escaleras, abrió el refrigerador y sacó un bote de jugo al cual le dio un trago sin servirse en un vaso—. ¿Tienes turno nocturno en el hotel? —preguntó dejando el jugo sobre la barra, observé cada uno de sus movimientos, me encantaba verlo, aunque a veces sentía que lo conocía de memoria, siempre había algo sobre él que lograba sorprenderme, que hacía que me enganchara más de él—. ¿Qué pasa? —me preguntó sonriendo al notar que me había vuelto a perder en mis pensamientos. 

Me acerqué a él, le di un beso en la frente dejando que el momento me inundara, que el aroma de su cabello se impregnara en mis sentidos—. Te amo, ¿lo sabes, verdad? —Le dije abrazando su cintura, un gesto que teníamos desde niños. 

—Tengo una ligera idea —se rió en mi cuello—. Yo también te amo, Yuu. A ti y a ese pitufo que tenemos por hijo.

—Te equivocaste por cierto —Kouyou me miró sin entender—. El sentido común no es mi criptonita, son ustedes. Son todo lo que más amo en el mundo —dije dándole otro beso en la frente. 

Flufftober2021 [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora