Comb the hair

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Kouyou no podía creer su suerte, habían ganado el partido, pronto iría a las semifinales y tal vez podría aplicar para una beca de deportes en su último año. Todos estaban un total éxtasis, saludando y felicitándolo, aunque él no había sido quien había anotado el gol ganador, había hecho el pase que lo había hecho posible.

Toda esa emoción sólo se había incrementado al verlo en las gradas, tal vez había sido muy arriesgado haberlo invitado de aquella forma, tal vez Yuu no había escrito aquel poema, tal vez estaba alucinando y viendo cosas donde no había nada. Sin embargo el pelinegro se había aparecido y eso había sido suficiente. No se había aparecido con sus libros, como todas las veces en el entrenamiento, simplemente se había sentado y había puesto completa atención al partido, al principio se había sentido intimidado, después pensó que podía ganar si Yuu lo estaba observando.

Así había sido.

Ahora, estaba sentado en las bancas del vestidor, después de haber tomado una larga ducha, se preguntó si tal vez Yuu estaría afuera, ¿lo esperaría o simplemente se había marchado después de la celebración? Tampoco se había acercado a felicitarlo, no había logrado verlo entre la multitud de personas gritando. Lo más complicado era que no había algo que esperar, ¿podría invitarlo a salir? ¿Le diría que sí o sería solo una ilusión que se había hecho?

—Me estoy volviendo loco —dijo para sí mismo echando la cabeza hacia adelante, su cabello castaño cayó como cascada, lo tenía un poco mas largo de lo permitido, pronto tendría que cortarlo. Se llevó las manos a la cabeza, lamentando la maraña castaña que se había formado al no prestar atención en lo que estaba haciendo.

—¿Kouyou? —Lo llamó una voz desconocida.

El chico alzó la vista y vio a Yuu parado frente a él con semblante indeciso, estaba parado a varios metros de él como si temiera acercarse demasiado. Kouyou se levantó más brusco de lo que hubiera querido, casi llevándose la banca de madera de por medio.

—No te levantes —dijo Yuu haciendo señas con las manos—. Supongo que estás ocupado —sonrió ligeramente.

—Nada que ver —movió la cabeza para quitarse el cabello de la cara.

—Quería felicitarte, pero no sabía si era apropiado —evitó su mirada.

—Claro —se acercó tratando de no incomodarlo—, gracias por venir —sonrió moviendo nuevamente la cabeza por el estorboso cabello.

Yuu asintió acercándose—. Parece que tienes un problema —señaló su propia cabellera pelinegra. Kouyou hizo un gesto con la mano para restarle importancia, pero el otro se había acercado, aún con la mochila al hombro y apretando el tirante con fuerza—. Siéntate —le dijo mientras el color rojo inundaba sus mejillas.

Kouyou se quedó en silencio tomando asiento en la banca, Yuu se removió detrás de él dejando su mochila a un lado. Sintió la caricia del cepillo pasarle por el cabello, tragó saliva ante el movimiento del otro.

—Espero no te moleste — dijo Yuu peinando su cabello con firmeza y tacto.

Kouyou sabía que estaba de todos los colores, pero no le importaba, quería quedarse en ese momento para siempre sintiendo las manos de Yuu sobre él—. Gracias por venir —dijo—, ¿crees que podría pedirte algo como felicitación?

Yuu se detuvo, se giró a verlo, le gustaba esa cara de confusión que ahora adornaba su rostro—. ¿Quieres un premio o algo así? —Alzó la ceja, no había una gota de sarcasmo en su pregunta, estaba verdaderamente confundido.

—Algo así —se volvió a acomodar y el pelinegro siguió con su tarea—. Quiero salir contigo en una cita.

De nuevo se detuvo, temió haberse propasado, sin embargo casi al instante sintió de nuevo el cepillo.

—De acuerdo.

Haber ganado el partido no se comparaba en nada con eso. 

Flufftober2021 [the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora