VI

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La preocupación de Louis creció cuando ya habían pasado varios días y todavía no había algún indicio de que volvería a su mundo. En esos días se estuvo pasando por un residente más del hospital.

Pasar todo el día ahí significaba que podía encontrarse con Harry ya que Mitch seguía internado, pero siempre trató de evitarlo y cuando se lo cruzaba por los pasillos no volteaba a verlo, lo ignoraba o simplemente caminaba a la dirección opuesta a la de él.

Luego de cepillar sus dientes, Louis salió del baño pero para su mala suerte se topó con el director del historial, este se dió cuenta de que no era parte del equipo médico, ¿cómo lo hizo?, la bata que ese chico traía puesta era la de él, la cuál había perdido hace una semana.

Le preguntó a Louis qué hacía en el hospital y usando su bata, pero el pelicastaño sólo se disculpó y salió corriendo antes de meterse en serios problemas. Se quitó la bata que había tomado prestada y la arrojó a la basura antes de salir del hospital.

Ahora estaba afuera de la entrada, no tenía a dónde ir ni sabía que hacer. En los días que llevaba ahí no había comido casi nada, ¿por qué?, no tenía dinero para comprar comida en la cafetería. Lo único que daban gratis en la cafetería eran unos jugos de caja y una gelatinas que sabían horrible y eso fue lo que comió durante esa semana. Por lo mismo estaba bastante agotado y hambriento.

-Tengo mucha hambre-chilló Louis-No sé que hacer para volver a mi mundo, ¿qué se supone que hago aquí, si ahora para el protagonista no significo nada y sólo soy un extra en la historia?

La atención del pelicastaño se fue directo a unas camionetas negras que se estacionaron en la entrada, de la primera camioneta bajó Madelaine, seguido de otros dos señores. Todos ellos entraron al hospital. Después de verla a Louis se le ocurrió algo: Madelaine no tenía guardaespaldas vigilando la entrada así que podía ir y comer algo, de igual forma ella no estaría y no se daría cuenta.

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Louis acercó su dedo índice a la pantalla de la cerradura pero se arrepintió, llevó sus manitas entrelazadas a la altura de su pecho, estaba bastante indeciso, no sabía si entrar o no. Después de meditarlo unos segundos se decidió, miró hacia atrás algo nervioso y luego ingresó el código de acceso, que por suerte seguía siendo el mismo de la última vez.

Entró, fue directo a la cocina, abrió el refrigerador y una sonrisa apareció en su rostro al ver una pizza de las que se meten al microondas. La sacó de ahí, se dió la vuelta y la colocó sobre la isla. Volvió al refrigerador, en la parte de arriba había unas bolsitas moradas que adentro traía almendras cubiertas con chocolate. Las ganas de comerlas se hicieron presentes, hace mucho que no comía un poco de chocolate, así que tomó esa bolsita, la abrió y empezó a comer las almendras.

Observó la puerta de la habitación de Madelaine. Fue allí y empezó a buscar algo en los cajones, cuando lo encontró la vocecita de su cabeza le decía que entrar a una casa ajena no era correcto y robar dinero menos, así que la culpa lo invadió de inmediato.

-¡Agh!, se que esto es incorrecto-dijo mientras cerraba los ojos y apretaba el fajo de billetes entre sus manos

No sabía cuándo tiempo estaría en el cómic y necesita comida, un lugar donde vivir y pudiera estar mientras tanto.

-Pero prometo que lo devolveré cuando pueda

Cerró los cajones del mueble y se puso de pie, salió de la habitación para regresar a la cocina.

𝐃𝐨𝐬 𝐌𝐮𝐧𝐝𝐨𝐬: 𝐍𝐞𝐱𝐭 𝐋𝐞𝐯𝐞𝐥 [𝐋𝐒]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora