Yaaaaaa la batalla final contra el laboratorio, se armó la campal.
Aviso: Los tatuajes descritos a continuación tienen esta imagen de referencia por si no le entienden a la descripción.
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Si hubiera una palabra para describir el ambiente, sería caótico, peleas por todos lados, había disparos, sangre y muerte, era un campo de guerra dónde los Charlotte encabezaban respecto a brutalidad, pero los sintéticos crecían en número cada minuto que pasaba, empeorando con el hecho de que esos desgraciados eran unos duros de matar, claro que aquello no era prácticamente nada contra la ira de los parientes de la pelinegra, Ginger más que una sola pelea se había convertido en un rayo escarlata que hacía caer a cualquier enemigo por el que pasara; deteniéndose tan solo un segundo para cambiar su dirección, mientras que Perospero en todo momento le cubría la espalda. Tanto Daifuku como Oven dominaban su propia área, los soldados de galleta se distribuían en los buques al igual que múltiples subordinados, los cuales desgraciadamente no duraban mucho, Cracker combatía un grupo medianamente numeroso mientras se encontraba dentro de su armadura, por otro lado Smoothie iba en una zona más lejana, dónde notó una de las diferencias más extrañas entre los seres que combatía ella y sus hermanos.
- ¡Aquí hay algo extraño! -Katakuri no tardó en hacer acto de presencia, degollando con Mogura al próximo que se les había lanzado- Mira su sangre...
Comparó un par de veces con la mirada, mientras que su tridente poseía manchas rojas, en la espada de su hermana eran fluorescentes- Muy extraño... Espero que esté bien.
- Para eso vinimos, apenas se calme aquí dejaremos que entres -Respondió mientras se lanzaba contra un grupo nuevo, a la par que su hermano.
- No me iré sin ti... -Susurró para si mismo el Charlotte, viendo como aquel líquido fluorescente manchaba el suelo.
Lejos de aquel escenario, dentro de las instalaciones en aquella sala que se creía vacía, ahora destrozada y manchada en sangre, se encontraba el cadáver del que alguna vez fué considerado el sintético perfecto, había un enorme agujero en su pecho y espalda, limpiamente perforado por ambos lados, mientras que su cabeza... Bueno, solo cabe decir que ya no tenía, era como si literalmente la hubiesen explotado, se podía ver algunos restos de cerebro y fragmentos de su cráneo regados en una gran mancha en el suelo o pegados a la pared, además del ojo que se encontraba tirado por allí, apenas unido al nervio. Una figura sombría se encontraba en un rincón de aquel cuarto, su rostro se encontraba cubierto por lo que parecía ser una máscara de media cara, cubriendo desde la parte superior de su cabeza hasta la punta de la nariz, un par de orejas firmemente alzadas en la parte de arriba, mientras que sus ojos, ahora de un brillante color granate, cercano al rojo, se asemejaban a la forma de un lobo, posicionados un poco más abajo de lo debido, con una pequeña franja vertical en su labio inferior; su larga cabellera pasó a estar atada en una coleta baja, cayendo con gracia por su espalda, estaba tatuada desde los hombros hasta la punta de los dedos, los cuales ahora eran adornados por unas filosas y largas garras, las cuales a pesar de su aspecto, no le quitaban su característica elegancia femenina, a parte de sus brazos lo poco que se podía apreciar de sus piernas indicaba que estás también tenían aquellos tatuajes, posiblemente iguales a los de sus manos.
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Soy como tú (Katakuri X OC)
Diversos¿Dónde estuviste toda mi vida? Después de la tormenta viene la calma, o quizás... el amor.