Bien, segundo punto de vista, aquí vamos.
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Tan solo llevaban unas cuantas horas de viaje, habían aprovechado de tomar una siesta debido al largo recorrido que les esperaba, gracias a esto despertaron un poco más tarde de un humor perfectamente bueno, no le prestaron mucha atención a las cosas que pasaban, simplemente estaba cada quien a lo suyo, al menos hasta un cierto momento en el que las cosas se tornaron aburridas.
- Oye Ginger -La morena volteó, estaba recostada en la parte alta del mástil, le había colgado una hamaca nada más para el aburrimiento.
- ¿Qué sucede? -Se sentó en su sitio, con ambas piernas colgando.
- A todas estas... Nunca pregunté cómo te lastimaste el ojo -Bajó el libro que sostenía, subiendo la mirada.
- Ah eso... -Volvió a dejarse caer en la tela, observando el claro cielo- Es feo de recordar... Pero supongo que está bien que lo sepas.
- ¿Hay algo que no debería saber?
- No realmente, pero... En parte te sorprendería -Suspiró mientras se acostaba boca abajo, mirando en la dirección del contrario- Yo tendría como... 12 cumplidos ese año.
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Esa mañana su padre la despertó más temprano de lo usual, claro, era el cumpleaños número ocho de Butsu, como era normal con sus cumpleaños, dos se levantaban temprano para sorprender al tercero, salió de la cama y se preparó, claro que tuvo que batallar un largo rato con su cabello, siempre amanecía hecho un nido, por suerte logró deshacerlo con un par de peines y un cepillo, después de vestirse salió de la habitación para acompañar a su padre a la cocina, primero harían el desayuno, usarían masa de pastel para hacer waffles, el los prepararía mientras ella lavaba cantidad de frutas y quebraba algunos huevos para hacerlos con tocino, también dejaban algo de carne descongelar para hacer hamburguesas.
Apenas tuvieron las piezas listas las pusieron a enfríar, mientras la menor se preparaba harían cargo del resto. Fueron a despertarla, y no le extrañó en lo más mínimo que la emocionara más ver a las tortugas que celebrar su cumpleaños, después de todo, su juguete favorito era una tortuga con ruedas en la que se podía subir y conducir si le llenaba el tanque con agua, también era el más envidiado entre los niños, cuando tú padre construye tus juguetes, es difícil que alguien más los tenga.
- ¿Hoy vienen las tortugas? -Su padre se veía confundido, no recordaba esa fecha.
- Siempre vienen en su cumpleaños y siempre se te olvida -La mayor salió de la habitación, sabía cuan emocionada estaba desde que se lo contó.
Se apresuraron en ir escaleras abajo a terminar el desayuno, sabían que se tomaría su tiempo, así que encargaron los huevos con tocino a la cocina automática mientras su padre montaba el pastel de waffles y ella se encargaba del batido de bayas silvestres.
En lo que todo estuvo listo y servido lo dejaron en la mesa, aprovecharon de poner una vela en la torre de waffles, por lo que cuando la menor llegó, no ocultó la felicidad en su rostro, el desayuno había sido bastante bueno, por lo que apenas terminó, la vió apresurarse en salir a jugar, se rió junto a su padre, ella iría a verse junto con unos amigos de su escuela para ir a comprar juntos, de ese modo hacer los mandados no era tan aburrido.
- Bien aquí debería haber suficiente -Su padre le entregó un pequeño fajo de billetes y una bolsa de tela con un papel- Ahí tienes la lista, si te sobra dinero puedes usarlo en lo que quieras.
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Soy como tú (Katakuri X OC)
Acak¿Dónde estuviste toda mi vida? Después de la tormenta viene la calma, o quizás... el amor.