Aquí sí hay aparición de Katakuri, un poquito de Ginger y un poquito de Butsu, y bueno, el regreso de Dinora irá progresando.
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Estaba cansada, apenas era la tercera pelea, y ya estaba sudando mucho, para peor ciertos efectos de aquella droga seguían presentes en su cuerpo, la habían golpeado bastante en la primera ronda, y los restos de sangre que tenía encima poseían un extraño olor químico que le hacía doler la cabeza ¿Y como no lo tendrían? Eran sintéticos, por mucho que quisieran parecerse a alguno natural, nunca sería lo mismo.
Un golpe bajo detrás de las rodillas la hizo caer, hizo el intento de poner sus manos para evitar el golpe, claramente no pudo hacer mucho, pero al menos logró evitar estrellar la cara contra el suelo. Esa cosa, fuera lo fuera, estaba durando mucho más que los otros, o era ella misma que así lo sentía; debía seguir en pie y como sea quitárselo de encima, así que arriesgando la poca fuerza que le quedaba, se lanzó directamente, logrando evitar cualquier golpe ante su inesperado actuar, le atinó un puñetazo justo en el cuello, provocando que su contrincante se ahogara, aprovechó el momento en el que se inclinó para golpearle la nariz con la rodilla, repitió su movimiento una vez más, ahora para fracturarle la mandíbula y en un último movimiento le clavó una patada alta, quebrándole el cuello para finalizar su enfrentamiento, el macho cayó muerto boca arriba, con un hilo de sangre escapándose de su boca; con la respiración agitada y todo el cuerpo sudado alzó su puño, declarándose ganadora, más que agotada se apoyó en la pared dejándose caer lentamente al suelo. Lo último que escuchó, fué la voz sorprendida de la científica, quién decidió parar en ese momento.
No muy lejos de allí, en la tierra de Wano, se encontraba una mujer de cabello y ojos oscuros, acompañada de su esposo en una reunión familiar, habían llegado pocos días atrás, la familia materna de la mujer los había recibido alegremente con una fiesta, regalos y buenos deseos por su matrimonio, siendo su abuela la que más feliz se encontraba por la noticia, algo bastante divertido era como su primera nieta había sido la última mujer de la familia en casarse, ciertamente la anciana tenía más nietas, pero después de haber nacido cinco varones de sus otros hijos, la había emocionado de sobremanera el volver a recibir una niña en su familia, especialmente de su única hija, aunque lo más irónico era que ella había jurado que jamás se casaría. Aunque, algo que los había dejado fuera de lugar que tuviera el pelo negro profundo en lugar de rojo fuego, eso no les había impedido amarla, puesto que lo habían tomado como una buena señal, acerca de nuevos comienzos y cambios necesarios en su vida, o al menos eso les había dicho el monje.
La anciana palmeó con cariño el rostro de su nieta, casi idéntico al de su hija- Me habría encantado que tu madre te hubiera hecho tu vestido y no hubieses tenido que usar el suyo, pero si quisiste usarlo, no puedo regañarte por eso, sigue siendo un recuerdo suyo.
Sonrió enternecida, entendía que era una tradición familiar, ya que si la abuela hacía el vestido, quedaría como una falta de respeto a la memoria de su hija- Está bien Oba-chan, igual me sentí feliz de usarlo, y me parece lo más importante.
- Bien dicho hija -La anciana le sirvió un trago de vino, sirviéndose uno ella misma también- Brindo por eso -Chocaron ligeramente sus platos, antes de beberlo.
- Ah, este es el mejor -Se estiró un momento, haciendo crujir sus hombros, al momento tomó otra copa, nuevamente servida por su abuela- Algún día debe... -Sus palabras se cortaron a medio camino, cuando el sonido de un den den mushi la detuvo, contestó el aparato una vez que se excusó con su abuela- Ginger al habla.
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Soy como tú (Katakuri X OC)
Acak¿Dónde estuviste toda mi vida? Después de la tormenta viene la calma, o quizás... el amor.