Disfrazado

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May jugaba con un yo-yo en su cabaña de Hermes mientras que esperaba que fueran las cinco.

A esa hora tenía una carrera, una apuesta que hicieron los otros semidioses. ¿Quién corría más rápido? Ella o Nico Di Angelo.

Estaba nerviosa, le gustaba ese chico, era guapo y tenía ese aire misterioso que hace que los chicos sean aún más atractivos, para ella era importante que ganara. No debía mostrarse débil ante él.

La carrera consistía en recorrer dos veces el Campamento Mestizo, el que perdiera se vestiría de monja por un día. Un buen precio que pagar, ella deseaba verlo perder y además usar eso en su contra y de alguna forma ¿coquetear con él?

Nico era un chico duro, irreflexible ante algunas propuestas de determinadas chicas (ejem afro ejem dita ejem), así que ella no pensaba que tuviera chances con el hijo de la muerte. Es más, se sentía tan diminuta que creía que pasaba inadvertida ante sus hermosos y oscuros ojos.

Cinco menos cinco May salió de la cabaña, se iban a encontrar en la entrada del campamento mestizo. A lo lejos observó que una multitud se encontraba amontonada en ese lugar.

"Oh, no..."

Caminó entre el gentío a las rastras y por fin le dejaron pasar cuando se dieron cuenta que ella era una de los protagonistas.

-¡Sí! ¡Déjenme pasar, por favor!-gritó May.

En la entrada principal yacían Nico junto con Percy, Leo, Piper, Annabeth, Jason, Hazel y Frank. May no se acordaba cuándo se habían juntado los romanos y egipcios, fue hace mucho.

Nico sonreía maliciosamente, conocía esa picardía. Pensaba que ella era una simple chica de por ahí sin sentimientos hacia él.

Pues estaba equivocado, ella soñaba con el chico cada día de su semidiosa vida.

-Hola Waters.

-Di Angelo.

Cinco menos dos, ya se empezaron a preparar. Se colocaron en posición y Nico decidió hacerle una mala pasada.

-Hey, May, ¿esa no es tu espada?-preguntó indiferente.

-¿Qué?-observó en esa dirección y por poco se distrae.

Al momento sonó el silbato y los dos salieron disparados de sus lugares. Nico corría rápido, pero no le ganaba por poco.

Sus pulmones comenzaron a flaquear en la segunda vuelta, constantemente oía ovaciones, admiraciones, abucheos y comentarios distrayentes. May consiguió sobrepasar a Nico, y éste se puso furioso.

Ninguno de los dos era amante de las carreras pero el suponer que ninguno de los dos era mejor que otro eso era para pelea. Constantemente las habías entre Nico y May, se detestamaban (una combinación de detestar y amar). Usualmente reñían por tonteras.

La meta estaba en la visión de May, unos pocos metros más y ya era victoria. Corrió a más no poder pero de reojo observaba cómo Nico ganaba terreno, de alguna forma se las arregló. May dio lo último de sus energías y en el momento final, cuando ambos estaban iguales de distancia, ella extendió sus brazos y se estiró lo más que pudo.

Ganó.

Aplausos, tierra, aplausos, ¿eso era un bicho?

May ganó, la levantaron del suelo y Nico la fulminó con la mirada. Ella sonreía, finalmente.

-Bien, Di Angelo...hora del castigo-dijo ella después de un respiro.-Vamos, ponte ese traje de una vez.

Leo trajo el vestuario de monja y se la pusieron mientras lo rodeaban, habían posibilidades de que se vaya por viaje sombra. Quedaba ridículo pero May encontró una forma en que se veía lindo sonrojado, a pesar de todo y lo sudado que estaba.

Nico fulminó a cada uno de los que estaban ahí, algunos se alejaron, sus amigos rieron y May se quedó fija, mirándolo incrédula.

-Estás precioso-dijo burlona.

-Ja j aja, qué graciosa-respondió Nico.

-Vamos sombritas, no es para tanto-agregó Valdez.

Nico caminó afuera del círculo pero no lo dejaron pasar, especialmente Percy, él tenía unos cuantos billetes en la mano.

-Un momento, una cosa más-dijo Percy.

Piper mostró esas sonrisas pícaras y dijo:

-Apostamos cien dólares a que ustedes se besan. Si lo hacen los ganan, sino...bueno, tenemos algunas ideas. Igual, era parte de la apuesta. Si Nico perdía debía besar a May, sino May tenía que besarlo.

"Esa no era la apuesta".

De repente el color volvió al rostro de May y Nico, ninguno quería pero estaban atrapados entre todos ellos.

"Oh, oh"

Nico comenzó a ladear su cabeza de un lado a otro, negando lo que ocurría. May se tocaba la frente desesperada, ¿desde cuándo subió el calor?

-Vamos, que no tenemos todo el día-incentivó Hazel.

May observó a Leo y lo fulminó con la mirada, mientras Nico se acercaba decidido a besar a la chica que le gustaba. Era una buena oportunidad.

-May...-dijo Nico en frente de ella.

May se dio vuelta bruscamente y quedó a centímetros de su cara, no podía creer lo que estaba pasando.

Todos callaron de repente. Muchos estaban con la boca abierta.

-No, no, no...-decía May en susurros.

-¿Temes que te bese?-preguntó Nico en susurros, burlón con una sonrisa bellísima en su cara.

May balbuceó unas palabras incomprensibles y Nico observó rápido a su alrededor. Sería corto, nada de otro estilo.

Tomó la cara de May entre sus manos y se acercó hasta estar tan cerca que ya no podían verse bien. Posó sus labios en los de May, hermosos y rojizos.

Una explosión de sentimientos se liberó entre ambos, se conectaron y supieron lo que sentían uno del otro. Nico sonrió entre besos y ella procuró no desmayarse de la emoción.

El silencio rompió su beso.

Ambos observaron a su alrededor. Todos con las bocas bien abiertas, parece que el beso duró un tiempo.

May miró a Nico y él comprendió.

-Sí, vámonos de aquí.

Nico la tomó de la cintura y viajaron a través de las sombras.

Fueron al bosque y cuando se separaron, sombritas casi cae del desmayo.

Y pasaron la tarde ahí, charlando y comenzando su noviazgo, de vez en cuando se miraban por mucho tiempo y estaban tan conectados que parecían hechos el uno para el otro.

Eso sí, Nico no pudo sacarse su traje de monja por todo el día.

Cambio y fuera.

One-shoots Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora