Grasa con pollo

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Estaba comiendo grasa con pollo cuando nuestra cabaña desapareció. El campamento entero chilló de la emoción, algunos gritaban comentarios inaudibles, pero en lo único que podía pensar era en que había definitivamente perdido mi única espada y el retrato de mi madre.

Todo, por un simple juego de niños.

Desperté a mis zapatillas y le di un último bocado a la pata de pollo y volé hacia la escena del crimen. Todos sabíamos quién había sido el culpable y él las pagaría caro, no sea que se salga con las suyas como siempre.

Los campistas estaban sorprendidos porque las amenazas habían surtido un efecto atemorizante en los corazones de los semidioses. Nadie conocía la cabeza retorcida de Di Angelo, y aún menos los que sólo lo veíamos una vez al año.

Si se preguntan por qué tengo las zapatillas de Luke, es porque mi padre me las dio y gracias a este legado, soy la que manda entre los hijos de Hermes. A diferencia de mis hermanos, no tengo la insaciable sed de venganza y glotonería de ellos, salvo que como mucho, pero no lo suficiente como mis hermanos.

En fin, ¿en dónde estábamos?

Ah, la cabaña.

Quirón apareció al instante con la frente perlada de sudor, de seguro había hecho flexiones de caballo porque últimamente salía con una de su especie. Era realmente extraño.

-Nico...-murmuró.

Asentí dándole la palabra.

Quirón se secó la frente y rodeó el perímetro donde anteriormente estaba la cabaña de Hermes y suspiró pesadamente.

-Hagan una búsqueda, vamos a encontrar a Nico.

Clarisse gritó de emoción y llamó a sus hermanos mientras que Leo se puso a mi lado con unas ojeras increíbles. Observé su semblante, lucía pálido y confuso. No entendía por qué todos estaban así, tenía esperanza de encontrar la cabaña antes del atardecer.

¿Quién era Di Angelo para ser tratado así? Que fuera hijo de Hades no significaba nada.

Leo me tomó de la cintura y me besó dulcemente en los labios y sonrió. Lo sentía distante, lejano, sumido en sus más profundos pensamientos. Le sonreí en respuesta y nos separamos.

Habíamos empezado a salir desde que ingresé al Campamente Mestizo hace dos meses. Él había sido el chico que me rescató de un horrendo orfanato y gracias a Hermes estaba disfrutando de un lindo tiempo con personas que me entendían y apoyaban.

Recuerdo que justo cuando entré en el campamento, conocí a Nico. Él estaba en la entrada y se sorprendió al verme, parecía perplejo y atónito, tanto que se disolvió entre las sombras al instante.

Tal vez nunca había visto a una morocha con un largo mechón violeta que nacía desde las raíces de su cabello hasta la mitad de su cintura. Piper siempre decía que a pesar de que mis ojos fueran marrones, eran eclipsantes e hipnotizadores, tanto que a veces cambiaban de color con el sol.

Ahora ella está en el Campamento Romano, cuidando de su segundo hijo: James Morrison Grace.

Leo se fue y ahora sólo Quirón contemplaba las líneas que había trazado la cabaña con los años. Suspiré y entrecrucé los brazos confundida. Era muy probable que a estas alturas ya mi padre lo hubiera matado, era un grave insulto a la familia.

Suspiré de nuevo y observé cómo Quirón se iba sin decir una palabra. Sin embargo, sentía que debía quedarme un tiempo más para ver qué pasaba, sentía que debía hacerlo.

Me acerqué al perímetro de la cabaña y choqué contra algo y caí al suelo.

Imposible.

Toqué madera y las esculturas que conocía como la palma de mi mano. Tomé el picaporte y abrí la puerta. Parecía que nadie me veía porque ningún campista se acercaba a preguntar porqué "flotaba" en el aire. Entré y contemplé las camas y mis cosas en la esquina de ésta.

-¿Hola?-pregunté temerosa.

-¿Sí?-me contestó una voz considerablemente grave.

Pegué un salto asustada.

-No te asustes -dijo la voz detrás de mí.

-¿Nico?

-Que rápido adivinas.

-¿Por qué ocultaste nuestra cabaña?

-Para divertirme un rato.

Sentí cómo unos brazos fuertes me rodeaban entera, me sentí liviana, tranquila y quería seguir así por siempre. De repente, la figura de Nico apareció a mi lado, éramos casi de la misma altura pero igual me sentía impotente ante él.

Algo que no les conté todavía es que antes de Leo, siempre me gustó el hijo de la muerte. Siempre tuve una atracción hacia él, como mi platónico semidiós que había hecho cosas maravillosas en la guerra contra Gea. Pero sabía que estaba mal, no podía estar con él.

-Bianca...

-No Nico -le susurré al oído.

-Te pareces mucho a ella-murmuró.

-Siempre me lo dices.

Nico automáticamente se apartó y volvió la cabaña a la normalidad. Escuché chillidos por parte de afuera.

-Te van a buscar y te van a asesinar-le dije asustada, no me gustaba verlo enojado.

-No me importa -dijo y desapareció entre las sombras.

La puerta se abrió y vi que cómo Leo me observaba sorprendido.

-¿Estás bien?

-Perfecta-le contesté con mi mejor sonrisa.

Mi nombre es Bianca Di Mar y soy una hija de Hermes.

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Holas, de seguro les parecerá extraño que publique un nuevo one-shot de Nico Di Angelo, es que fue a pedido de una chica especial.

Si quieren, pídanme one-shots, es divertido. 

Gracias por todo :#


One-shoots Nico Di AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora