Mi vida había dado un giro brusco cuando por fin decidí hacerme a un lado de los asuntos de dioses. Estaba mortalmente harto de todas esas idas y vueltas, y a pesar de saber que nunca me podría separar de ello iba a mantener la mayor distancia posible.
Porque encontré a una mortal que me cambió la vida. Yo al principio detestaba a los mortales, ingenuos y engreídos. Pero ella me enseñó un camino diferente, distinto a lo que estaba acostumbrado.
Y bueno, me atrapó. Me casé con ella al poco tiempo y tuvimos una hija: Lacy. Tenía algunas habilidades después de todo así que no pude ocultárselo. Le conté mi pasado, mi presente y mi futuro.
Era un jefe empresarial en una compañía de automóviles, conseguí mi dinero gracias a mi esfuerzo, y a veces con la ayuda de mi antes yo (cuando era semidiós y controlaba a las personas).
Pero un día, mi lado anormal colmó el vaso.
Vi a Lacy charlando con un chico alto y fornido, rubio y apariencia bella. Me pregunté qué hacía ahí cuando mi hija se dio vuelta y corrió hacia el coche donde estaba y dijo:
-Pa, ¿puedo irme con las chicas a la casa de Jones? va a haber una piyamada.
Vacilé un momento pero acepté.
Al otro día la busqué en la casa de Jones, allí estaba, radiante y sonriente. Nunca la había visto así antes.
Aunque el instinto padre-protector estaba presente, había visto al chico muy parecido a un semidiós que conocí.
Sus mismos ojos, su misma postura al hablar.
Por un momento pensé que estaba loco.
Le conté a mi esposa lo que pensaba y ella decidió ayudarme, estaba claro que no podría con mi genio su lo veía revoloteando alrededor de mi hija. No lo permitiría en absoluto.
Y sucedió ese día, en el que lo conocí.
Lacy nunca dejaba de hablar con él, hasta nos contó que él también poseía algunas habilidades extrañas, decía que sus ojos grises estaban llenos de conocimiento. Y lo único que podía pensar era en ese semidiós.
Hasta que una noche él apareció. Con una corbata celeste que extrañamente combinaba con sus ojos, la misma postura que su tal vez padre y su mano junto a la de mi hija.
Por un momento tenía ganas de rogarle a mi padre para que lo incinere.
Lo conocí...y esa noche lloré solo en la terraza.
El amor de mi hija incrementó con el tiempo y ya era hora de conocer a sus padres, no solo por ética, sino porque mi Lacy pensaba que ellos algún día se casarían. A pesar de mis intentos por decirle que no era bueno meterse con él, a pesar de que no era bueno para mí.
Esa noche Lacy estaba hermosa, tenía la capacidad de ver un poco el futuro, así que temblaba para que no se la llevaran, aunque no tendría que estar con ese chico.
En ese lapso de tiempo consideré llamar a Quirón.
Tomé la mano de mi esposa y Lacy abrió la puerta. Entró su novio primero y vislumbré cabellos dorados y marrones oscuros. Comencé a ver dos siluetas completamente familiares y... finalmente a dos semidioses que pensaba evitar toda mi vida.
Percy y Annabeth, mayores pero de la misma apariencia entraron a mi casa.
Mis ojos chocaron con los de Percy y lo único que pude hacer fue desaparecer entre las sombras.
Mi esposa me llamó por un tiempo y Lacy también pero yo no estaba preparado para enfrentar mi pasado. Pensar que mi hija podría casarse con el hijo de esos dos era inadmisible. No podría vivir con eso en la mente.
Vamos Nico, se fuerte. Ya no actúes como un tonto.
Pero no quiero.
Pero tendrás que hacerlo alguna vez.
Aparecí en mi patio y entré por la puerta principal. Ya todos estaban sentados y conversando animadamente. Cuando aparecí el silencio inundó la sala.
-Hola-dije tímidamente.
Me sentía un crío arrasado por un camión.
-Hola Nico-contestó Annabeth.-Hace mucho que no nos veíamos.
-Sí, ¿cómo estás en el mundo mortal?-se atrevió a preguntar Percy.
-Muy bien, tengo una vida-comenté.
La tensión bajó, mi esposa me sentó a su lado y relajé mis hombros. Con ella siempre me sentía mejor.
Y la velada a partir de entonces cambió, se volvió más agradable y la música disolvió los viejos recuerdos. Charlé con los padres del chico y como no éramos familias normales, obviamente hablamos de todo.
Había paz en el territorio romano y el campamento mestizo, los monstruos ya no atacaban como antes pero la oráculo (Rachel) había recitado una profecía sobre cinco semidioses: dos mitad semidioses y tres de sangre pura. Nadie entendía la profecía pero a mí me temblaban las piernas.
El destino de mi hija estaba escrito.
Terminamos de cenar y nos despedimos de ellos. Al momento me tumbé en el sofá para observar los desastres naturales.
Al mes ya estaba completamente sumergido de nuevo en el mundo del Olimpo, mi hija y su novio se mudaron al campamento mestizo y los visitaríamos en unas horas. Mi esposa nunca había ido a ese lugar. Así que estaba hasta las manos de los nervios.
-Tranquila, todo saldrá bien. Te dejarán pasar-le acomodándole un cabello suelto. Todavía se sonrojaba con eso.
-Sí, es que...creo que todo esto...no es una coincidencia...
-Dímelo a mí...-puse mis manos en sus hombros-yo estoy enterrado en el mundo de los dioses.
Ella emitió una leve sonrisa y tomamos el avión hacia Manhattan. Allí caminamos y llegamos al campamento mestizo.
Maté algunos monstruos en el camino y nos enfrentamos a la entrada del lugar. Me hice lucir para ella, no era necesario pero bueno...tenía que ser el fuerte. En algunos momentos hacía volteretas y me atrasaba en matar a los monstruos sólo para que ella me observara.
Sí, soy engreído a veces...
Y observé de lejos mi cabaña número 13. Una sonrisa se formó en mis labios y apreté la mano de mi esposa, le indiqué mi cabaña y ella sonrió. Le había contado tantas historias que ella estaba fascinada ahora.
Finalmente Quirón nos dejó pasar y volví...a donde había comenzado todo.
Ahora...mi hija continuaría con la historia.
Y además...el crío de los Jackson.
Bah...
Cambio y fuera.
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One-shoots Nico Di Angelo
FanficSon varios one-shots de Nico Di Angelo, todos diferentes, todos especiales. :# Cambio y Fuera.