XVI.

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Estaba frente a Lauren, charlando normalmente, como lo hacíamos casi siempre. Estabamos solas, en mi habitación, nadie estaba en casa. Ella me estaba contando como fue su día, pero yo no podía concentrarme bien en la conversación. Estaba perdida. Estaba perdida en ella. Mis ojos iban desde sus maravillosos ojos a sus llamadores labios. A pesar de que hablaba, sentía su mirada en los míos. Cuando termino su historia, las dos reímos por la anéctoda divertida, pero mi risa fue nerviosa. La tenía cerca, pero no parecía suficiente. Simulé limpiar un poco el suelo, en donde estabamos sentadas encima de muchas cobijas, sólo para acercarme más a ella. Nuestras rodillas chocaron, y estábamos frente a frente. Baje la mirada, incapaz de ocultar mi verguenza. Mis mejillas ardían y mis labios no dejaban de curvarse en una sonrisa. Lauren. Lauren. Lauren. Me gustaba, mucho.

Estaba a punto de hacerlo, pero los nervios no me dejaron. Levante la mirada, y la encontre mirandome expectante, como esperando a que yo haga algo. La miré, esperando a que entendiera que no tenía el valor suficiente para hacerlo. Todo esto parecía irreal. Ella parecía irreal. Nos miramos unos minutos, hasta que ella sonrió, pareciendo captar el mensaje. Se mordio el labio inferior, y dudó. Parecía casi tan nerviosa como yo, pero yo sabía que ella era mucho más valiente. Se acercó más, lo más que pudo, y me acarició la mejilla con su pulgar. Yo cerré los ojos, incapaz de creer lo que pasaba. Mis mejillas y orejas ardían como nunca, y podía sentir su respiracion en mi cuello.

Abrí los ojos, y ella sonrió, nerviosa. Sonreí también, y mordí mi labio, en parte por el nerviosismo, en parte para darle una señal. Me fijé en sus mejillas. Estaban rosadas, y vi que estaba temblando un poco. Ahí me di cuenta de que yo lo hacía también. Ella cerró los ojos, decidida, y acercó sus labios a los míos. Al principio fue solo un roce, y me quedé quieta por la emoción. Luego ella se acercó de nuevo, moviendo sus labios encima de los míos. Yo le seguí el ritmo, mientras mi corazón palpitada a un millón por segundo en mi pecho. Sus labios se sentían cálidos, suaves, cariñosos. Se sentían como llegar a casa después de un largo día. Como comprar algo que llevabas mucho esperando comprar. Como...besar a tu alma gemela. Después de unos minutos, ella se separó. Sus mejillas ya no estaban rosadas, si no rojas. Sentí que mi cara y mi pecho iban a explotar, pero lo ignoré. Tomé su mano, con la necesidad de sentirla aún más, y entrelacé mis dedos con los de ella. Ella sonrió, y le plante un beso en su sonrisa. Eso la hizo sonreír más, al igual que a mi. Me sentía en el cielo. No, ni el cielo se sentiría tan bien. Me acerqué y la besé otra vez. Había besado unos cuantos chicos, pero ninguno se sentía como esto. Sus besos no estuvieron tan mal, pero los de Lauren...Sentí que no me quería despegar nunca. De hecho, sentí que si nos fundíamos en uno en ese momento, no me molestaría. Sentí que ese es y será el mejor beso de mi vida. No sólo porque era bueno, si no también porque es con Lauren.

Ella acarició el pelo detrás de mi oreja, y bajo sus manos por mi espalda, luego pasandolas por la cintura hasta llegar a mi estómago. Bajó sus labios de los míos, y me planto un beso en el cuello. Podía notar su nerviosismo, y me hizo sonreír el hecho de que lo controlara por mi. La tumbe despacio en las cobijas, y me puse sobre ella; cerré los ojos, temerosa a que a ella no le gustara ese movimiento. Cuando los abrí, estaba sonriendo. Baje mis labios a su cuello, y ella solto un suspiro. Pasó sus dedos por la parte de arriba de mi vestido, y lo bajo lentamente. Cuando termine con su cuello, desbroché los botones de su camisa a cuadros. Ella cerró los ojos, murmurando mi nombre. Cuando llegué al cierre de su pantalón, dudé. Ella lo bajo por mi, y me mordí el labio inferior, tal vez más fuerte de lo que jamás hubiera hecho. Le di un beso rápido en los labios, y me coloqué entre sus piernas. La miré, esperando que me diera permiso. 

"Hazlo" me susurró.

Abrí los ojos de golpe. Estaba sudando, aunque tenía frío. Me senté en la cama y parpadee varias veces, intentando asimilar la situación. "Wow, Camila" me dije. "¿Sueños húmedos? Wow". Y me di un golpe en la frente, tumbandome a mi posición inicial. Cerré los ojos con fuerza, dandome cuenta de lo grave que me encontraba. Mordí mi labio, y me acordé al sueño. Parecía que no iba a salir de mi cabeza. "Hoy va a ser un largo día" le avisé a mi yo interno.

No conocía esa parte de mi. Nunca había pensando en sexo con un chico, menos con una chica. Pero Lauren al parecer era la excepción, para todo. 

Cuando llegué a clases, más temprano de lo usual, no había casi nadie en el patio, así que me senté en un rincón. Al analizar el sueño, me di cuenta de que esto había llegado lejos. Tal vez era solo un amor platónico, un crush, algo irreal, ficticio. No era gay. Solo me agradaba mucho Lauren, eso es. Tal vez la quería tener cerca, pero como una mejor amiga, nada más. O quizá no. Así que tenía que averiguarlo. 

Estaba sentada en el rincón, cuando la vi. Me paré a saludarla, y ella me vio antes de que yo llegara a donde estaba. Le di un beso en la mejilla, lo usual, y ella sonrió, lo usual. Estar cerca de ella me hacía recordar al sueño, así que decidí poner un tema.

 "¿Estudiaste para el exámen de Literatura? Algunos dicen que va a estar difícil" le dije. Su mirada serena me provocaba un cosquilleo interno. Torció la boca.

 "No estudio para los exámenes, deberías saberlo" y sonrió.

 "¿Cómo pasas de grado, entonces?" le pregunté, levantando ambas cejas. 

 "Almeceno lo suficiente en mi cerebro. Lo suficiente para pasar, lo demás, a la mierda" dijo con una risa, y yo le sonreí.

 "Tengo hambre" me toqué el estómago, acordandome que no desayune nada en casa. " ¿Me acompañarías a la cafetería?"

 "Sería un placer" dijo imitando la voz de hombre educado. Le tome la mano, por primer vez, entrelazando mis dedos con los suyos. Se sentía mejor que en el sueño, porque era real. Al principio su mano se tensó por la sorpresa, pero luego se relajó. Vi como se le acoloraban las mejillas, y sentí las mías calientes. Al llegar a la cafetería, le solté la mano por un momento, para coger la comida. La cafetería estaba vacía, salvo por un estudiante de primer grado, en una de las últimas mesas, leyendo un libro. No sentamos un la mesa y le tome la mano de nuevo. Nunca pensé que se sentiría tan bién. Le tomo la mano a Dinah a veces, pero no se siente tan bien como hacerselo a Lauren.

 "¿Y tú? ¿estudiaste?" me preguntó, parecía nerviosa. Le sonreí, para tratar de aliviarla un poco.

 "Mi vida se basa en el estudio" dije, aparentando ser aplicada.

 "¿En serio?" ahora ella levantó las cejas.

 "No" reí.  "Sólo mantengo mis notas" le dije, encogiendome de hombros.

Normani apareció al instante, y su mano se puso tensa de nuevo. La apreté, en señal de protección. Normani nos saludo a ambas con un beso en la mejilla, el cual a Lauren pareció incomodarle. Miré a Lauren, pero tenía la cabeza baja. Justo cuando Normani iba a hablar, sonó la campana, anunciando que debíamos entrar a la primera clase. Cuando nos paramos, Normani vio nuestras manos, y su expresión cambio de una sonrisa risueña a una forazada. Mi cabeza estaba confundida, sin entender nada. Eso me acordó a nuestra última conversación, cuando me preguntó si me gustaba Lauren. Cuando le dije que no, pareció creerme. Pero ahora, me miraba como cualquier víctima mira a su acosador. Me miraba como si fuera una mentirosa.

Cuando me separé de Lauren y entre al salón, varias ideas rondaron mi cabeza.

 "¿Habrá algo entre Lauren y Normani?"


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