VI.

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Lauren y Camila no hablaron hasta el día de la fogata. Quizá porque no habían tenido tiempo estando sumergidas en sus pensamientos o quizá sólo porque tenían miedo. O verguenza. O ambas. Pero ya había llegado el día, y ahora no podían evitarse. Camila decidió romper el silencio llamando a Lauren. Pulsó los digitos de forma lenta y temblorosa ansiosa por escuchar su voz.

 “Hey” dijo Lauren desde la otra línea. Sonaba despreocupada y con fatiga para hablar. Esto a Camila le hizo pensar que quizá Lauren había cambiado de idea y ya no quería a la fogata. Y ahora ella solo estaba molestando. Genial.

 “¿Lauren?” respondió Camila después de un momento de silencio absorta en sus pensamientos. Su voz sonaba chiquita y con verguenza comparada con la voz despreocupada pero firme de Lauren.

La voz de Camila hizo que Lauren se quedara paralizada en el sofá donde estaba sentada. Le entraron todos los nervios posibles y se le difuculto poder hablar y responderle a Camila. No sabía qué decir. Ni cómo. Ella pensaba que Camila se había arrepentido de haberla invitado; qué ironía. 

 “¿Hola?” volvió a decir Camila. Di algo, ¡rápido!, se ordeno Lauren a sí misma.

 “¡Camila, hola!” la de ojos verdes se golpeo la frente una vez que se escucho a sí misma decir eso. ¿Es en serio? mumuró inconcientemente en voz alta.

 “¿Qué es en serio?” preguntó Camila con algo de diversión. Camila siempre sonaba divertida y alegre para Lauren, y esto la hacía sentir bien, segura, y...mal a veces, porque ella deseaba ser así, tan despreocupada como Camila. Pero estar con Camila, y verla a ella ser así, le daba fuerzas a Lauren para querer cambiar y ser mejor.

 “Um, nada” respondió Lauren después de un momento.  “¿A qué se debe tu llamada?” pregunto para cambiar de tema, y por curiosidad, también. Lauren notó que su pregunta puso un poco nerviosa a Camila, y no supo por qué.

 “Oh, uhm, sólo quería saber si...sigues queriendo ir conmigo...a la fogata, es hoy, y... ” Lauren sonrió para sí al ver que Camila también se ponía nerviosa a veces. Y era diez veces más linda, si es que era posible. Camila, por otro lado, se sentía como una estúpida por hablar demasiado.

 “Sí quiero ir” respondio Lauren lo más rápido que pudo, aún sonriendo. Camila se sintio aliviada al saber que aún iba a ir con Lauren.

 “Genial” respondio con felicidad  “pasaré por ti a las cinco” dijo Camila como despedida.

Después de colgar, Lauren miro su reloj de pared. Tres y veinte. Lauren miró su armario y decidió que era hora de comprar ropa nueva.

Así que Lauren fue en busca de una ropa que según ella le gustaría a Camila. Lauren empezaba a sentir cómo Camila había ya influido tanto en su vida, con menos de dos semanas de conocerla. Y le gustaba, porque sin Camila saberlo, la estaba volviendo una mejor persona. 

A las cuatro y treinta minutos, Lauren llegó a su casa con su ropa nueva. Al ver que sólo le quedaban treinta minutos para estar lista antes de que Camila pasara por ella, se metio a bañar. 

Justo media hora después, mientras Lauren acomodaba su cabello en una coleta por primera vez en mucho tiempo, sonó el timbre y esta se dirigio con nerviosismo a abrir la puerta. La figura de Camila se mostró ante sus ojos con un vestido rosa y cabello suelto rizado, para colmo con una sonrisa, y Lauren pensó que el corazón se le iba a detener en ese momento. Por otro lado, Camila, al ver a Lauren con una coleta y su ropa nueva, a decir verdad muy ''provocativa'', no pudo contenerse de abrir la boca y quedarse asombrada por tanta belleza. Ninguna de las dos supo qué decir.

 “Es la primera vez que te veo con coleta” dijo Camila para romper el silencio. Pensó que debio decir algo más... “te ves muy hermosa” dijo para finalizar, pensando que debía reconocerlo. A Lauren se le pusieron rojas las mejillas igual que a Camila.

 “Gracias” respondió Lauren con verguenza, en tono bajo.  “Tú igual te ves muy hermosa” le regresó el cumplido, agregando  “tienes lindas piernas” y le guiñó un ojo. Lauren no supo de donde saco el coraje para decirlo, pero tenía que hacerlo. Camila tenía hermosas piernas, toda ella era hermosa, en realidad, y Lauren pensaba que nunca estaba de más reconocerlo.

 “Gracias, Lauren” respondio Camila regalandole una sonrisa a la de ojos verdes.  “No me hagas hablar de las tuyas” bromeó Camila. Lauren miró su falda de cuero pegada a sus piernas y se mordio el labio al pensar que tal vez era demasiado.  “Veo que te gustan los cuadros” comentó Camila al ver la camisa de cuadros rojos y negros abierta que traía puesta Lauren junto con su top de cuero.

 “Uhm, sí” respondio Lauren tímida.

 “Oh, casi lo olvido” dijo Camila.  “Dinah no se nos unirá hoy. Tiene esta cena imprevista imposible de evitar con su familia” explicó. Le vino el recuerdo a Camila de la conversación con Dinah minutos antes de ir a casa de Lauren explicandole por qué no podía ir, y dandole todo un discurso sobre tener cuidado con Lauren, haste diciendole que no tenía que ir en realidad. Camila no le hizo mucho caso, como siempre, pero dejo a su amiga en paz. A Lauren le dio un brinco el corazón al escuchar esto. ¿Entonces estaremos solas? Bien, no solas, habrá mucha gente allá.  “Supongo que sólo seremos tú y yo esta noche” dijo Camila como si hubiera leido los pensamientos de Lauren. Las dos chicas se sonrojaron por el comentario de Camila y Lauren por fin sonrio y se decidieron dirigirse a la fogata. 

'''Presiento que será una buena noche'' pensaron las dos chicas.

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