Era un día maravillosamente soleado y agradable en Konoha. Un mes había pasado desde que Naruto perdió a Kurama y Sasuke, el Rinnegan. Las secuelas de esas pérdidas seguían pesando en los corazones de los habitantes de la aldea, pero la vida continuaba. El equipo 7, compuesto por Konohamaru, Boruto, Sarada y Mitsuki, regresaba de una misión exitosa. Las risas resonaban en el aire mientras caminaban por la aldea, disfrutando de la calidez de la brisa y la sensación de haber cumplido con su deber.
Konohamaru y Boruto iban junto a Naruto para reportar los detalles de la misión. Después de proteger un monumento ancestral y entregarlo a un pueblo cercano, le contaron a Naruto todo lo sucedido. Él escuchaba atentamente, asintiendo con orgullo.
—Gracias, Konohamaru. Ve a descansar —dijo Naruto, su voz suave pero llena de gratitud. Konohamaru asintió y se alejó, dejando a padre e hijo a solas.
—Boruto —continuó Naruto, con una sonrisa algo forzada—, terminaré rápido mi trabajo. ¿Qué tal si vamos a comer ramen?
Boruto miró a su padre, y por una razón que no comprendía del todo, aceptó. Hubiera sido fácil rechazar la oferta, pero no lo hizo. Algo en el aire, algo en la mirada de su padre, lo impulsó a responder.
—De acuerdo. Vamos —respondió, una sonrisa tímida pero sincera cruzando su rostro. Naruto le devolvió la sonrisa, aunque la suya era más preocupada de lo que Boruto quería admitir.
—Entonces espérame un momento —dijo Naruto, mientras se adentraba en la oficina. Boruto se sentó en el sillón cercano, observando la aldea a través de la ventana. Un silencio cómodo, pero pesado, los envolvía. Mientras tanto, el destino de todos ellos comenzaba a cambiar de formas que ni siquiera podían imaginar.
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En las calles tranquilas de Konoha, Sarada caminaba hacia su casa después de una misión exitosa. El viento acariciaba su rostro, pero había algo en el aire que no podía identificar, algo que la inquietaba sin razón aparente. Mientras cruzaba una esquina, se encontró con su padre, Sasuke, quien la observó desde la distancia antes de que ella lo viera.
Sin pensarlo, Sarada corrió hacia él, y en un impulso, lo abrazó con ternura. Sus brazos rodearon su figura, buscando esa cercanía que tanto extrañaba. Le besó la mejilla con suavidad y, con una sonrisa, le preguntó:
—¿Cómo estás hoy, papá?
Sasuke, sorprendido al principio por la muestra de afecto, no tardó en sonreír. Con una expresión suave, devolvió el abrazo y la acarició en el cabello.
—Sí, hoy todo fue bien —respondió Sasuke, su voz tranquila pero llena de la seguridad que ella siempre había necesitado. Después, separándose ligeramente, la miró con cariño—. Sarada, ¿cómo te fue en tu misión?
Sarada sonrió, orgullosa de su desempeño, pero al mismo tiempo, algo en su interior comenzó a nublar su alegría.
—Fue un éxito. No fue tan difícil, tampoco hubo complicaciones —respondió con tranquilidad, pero su rostro cambió, y una sombra de tristeza invadió sus ojos. Con voz suave, preguntó, como si temiera la respuesta: —Papá, ¿volverás a irte?
El aire parecía volverse más pesado entre ellos, como si esa pregunta fuera una carga difícil de soportar. Sasuke la miró fijamente, su expresión imperturbable, pero en su mirada había una mezcla de pesar y determinación.
—Mmm, verás, Sarada... me quedaré por un año en la aldea —dijo Sasuke, su tono grave pero lleno de sinceridad. La respuesta fue un alivio parcial para Sarada, pero no pudo evitar sentir la constante incertidumbre que venía con la vida de su padre, siempre viajero, siempre distante.
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Las reencarnaciones de Jack y Sally "Borusara"
FanfictionTras la pérdida de Kurama, Naruto se encuentra sumido en una profunda oscuridad, mientras Boruto, Sarada y Mitsuki regresan de una misión. Pero al reunirse Sarada con Sasuke y Boruto con su padre, algo inexplicable y aterrador ocurre, cambiando el d...