Todos realizamos un viaje para encontrar el amor, en el cual hacemos muchas paradas, unas buenas y otras malas, que nos dejan heridas o nos dejan caricias, pero cuando se llega al final del viaje, la recompensa lo vale.
En un amor que trasciende el...
Te has imaginado lo que significa que un amor trascienda todas las barreras existentes, tiempo, espacio, razón.
Que todo aquello que lo detiene se ve atrapado o destruido por el simple hecho de que debe existir y va a existir aún mil años lo detengan y lo hagan retroceder.
Una leyenda cuenta que estamos destinados a ser almas gemelas con aquella persona que tiene atado a su dedo meñique un hilo rojo, el hilo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse, pero nunca romperse, por que los amantes destinados a ser, un día serán, ni importa el tiempo, el lugar ni el día.
Y de esto trata esta historia, como el destino los llevó a enamorarse en distintas vidas, como su amor reencarnaba en cada vida vivida, como se buscaron en todas, y se conocieron en todas.
Siempre sus corazones se buscaron, aún cuando en todas se conocían, aún cuando en todas probaron la felicidad, siempre había un tropiezo, algo que los detenía y evitaba que se amaran desde el primer encuentro.
Nadie dijo que el amor fuese fácil, es todo lo contrario, hay que recorrer un largo camino para poder saborearlo, cada amor es distinto, cada uno se vive con una intensidad diferente, y aunque el destino los haya declarado un juntos por siempre, nunca es así de fácil.
El hilo puede tensarse, puedes amar a otras personas antes de llegar al indicado.
El hilo puede estirarse, cuando no es tiempo aún y la distancia los separa, en diferentes mundos, a miles de kilómetros de distancia.
El hilo puede desgastarse, cuando ha pasado demasiado, cuando tus caprichos te obligan a no buscar a nadie, cuando estás cansado y has decidido dejar de buscar al amor, hasta que al final, como una caña de pescar que ha atrapado a un pez, el hilo se encoje hasta juntar sus dos extremos, poniéndoles frente a frente, sin escapatoria y sin duda.
Donde es confesar o huir, donde no habrá otra oportunidad, donde el corazón tomará la iniciativa y como una bomba de tiempo dirá lo que siente antes de estallar.
Ese es el amor y también el destino.
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