—Felicidades, hijo —dijo su padre acercándose a él y dándole un abrazo—. Estoy muy —se detuvo, sus ojos se llenaban de lágrimas—. Muy orgulloso, David —Lo abrazó—. Siento no haber estado contigo el tiempo que hubiese querido, yo...
—Papá —El chico respondió a su abrazo con sentimiento—. No tienes que disculparte, me alegra que estés aquí hoy.
—No es verdad hijo, sé que no he sido el mejor padre y que ya no tengo mucho tiempo para serlo —Se separó de su hijo para mirarlo a la cara—. Pronto te irás de casa...
—No eres un mal padre —dijo David con una leve sonrisa en sus labios—. Todo lo que has hecho ha sido por nosotros y te lo agradezco.
La señora Sandra no pudo evitar llorar al ver tan emotiva escena. Sin decir una palabra se acercó a los hombres de su vida y los abrazó.
—La familia se reúne de nuevo después de tantos años —susurró la mujer mirando a su hija quien enseguida se unió al abrazo familiar.
Después de separarse de su familia, David giró su mirada a donde se suponía estaba Nicolás, al no encontrarlo comenzó a recorrer el lugar con sus ojos.
—¿A quién buscas hijo? —preguntó su padre.
—Nicolás dijo que iría a buscar a su familia —dijo Sylvia señalando el lugar en el que se encontraban.
—Y-yo no buscaba a nadie —replicó David con el rostro rojo como un tomate—. S-sólo que él se fue y no se despidió, eso es todo.
—Pero lo estabas buscando —contestó Sylvia.
—Por supuesto que no —gruñó el castaño cruzándose de brazos—. ¿P-por qué tendría que buscarlo si hemos estado todo el rato juntos?
—No sé, dime tú ¿por qué lo buscabas? —la chica hacía lo posible por no reírse, le divertía mucho la forma en la que su hermano reaccionaba—. Mira cómo te has puesto de colorado.
—No sé de qué hablas —rodó los ojos.
—¿Luego no iría a comer con nosotros? —preguntó la señora Sandra—. Vamos a saludar a su familia David.
—N-no, espera mamá.
—Vamos —respondió la mujer jalando a su hijo del brazo.
Caminaron hacia donde se encontraba la familia de Nicolás, ellos estaban tomando algunas fotos, el pelinegro estaba de espaldas junto con su madre y su hermana mientras que su padre se encargaba de disparar.
—Buenas tardes —saludó la señora Sandra, los tres se giraron—. Felicidades, Nicolás —dijo acercándose para darle un abrazo—. Sigue así de juicioso —Le sonrió.
—G-gracias, señora Sandra —respondió el pelinegro—. Madre, padre, ella es la mamá de David, la señora Sandra.
—Mucho gusto, yo soy Emilia —respondió estirando su mano.
Después de que todos se presentaran y que terminaran de felicitar al par de recién graduados, Nicolás pidió permiso para ir con la familia de David un rato.
—Sólo si David promete ir después a nuestra casa —dijo la señora Emilia—. Puede quedarse esta noche, si no hay problema —dirigió su mirada a la madre de David.
*****
—Ya está la cena lista —gritó la señora Sandra.
La familia se encontraba en la sala viendo una película, no habían hecho una gran fiesta o reunión debido a que a David no le gustaban esas cosas. Él prefería pasar las fechas especiales en familia, con personas importantes que realmente hacían parte de su vida y no con gente que sólo iría a comer o por cortesía.
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Jarro de Corazones (Gay)
Novela JuvenilDavid es un chico tímido y solitario quien pasa su tiempo libre jugando videojuegos o viendo anime. Después de que su mejor amiga Helena le confesara su amor él se ve obligado a hablar de su más grande secreto, su homosexualidad.