Capítulo 6

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Era un frío y nublado día de escuela. David estaba ansioso porque su novio, con el que llevaba varias semanas saliendo, lo estaría esperando afuera de la escuela para ir juntos a una pequeña reunión en un club llamado "la comunidad del anillo". La angustia se hacía más grande en su pecho con cada minuto que pasaba, era la primera vez que asistía a un encuentro de ese tipo y allí conocería a los amigos de su querido Allan y él le presentaría a su mejor amiga.

Espero sus amigos sean tan agradables como Helena.

La campana sonó al fin, anunciando el regreso a casa, David tomó sus cosas y sin decir una sola palabra salió corriendo.

—¿Pero ¿qué le pasa? Ha dejado su paraguas tras la puerta —murmuró un chico pelinegro que siempre se sentaba junto a él—. Realmente ha estado muy extraño estas últimas semanas, de nuevo tendré que ir a su casa a llevarle algo; hace dos días fue su libro de matemáticas, antes de eso su agenda... Sólo falta que deje la cabeza —bufó mientras se agachaba a recoger el paraguas.

Cuando David salió unas pequeñas gotas de agua comenzaron a caer, estiró su mano para sentirlas y cerró sus ojos. El ruido de las gotas chocando con el suelo, los paraguas, los edificios y demás opacaba los gritos, risas y voces que tanto le molestaban.

Abrió los ojos y buscó el paraguas en su maleta "no puede ser lo he perdido" pensó sintiéndose un completo idiota. Al ver que existía la posibilidad de haberlo dejado en su salón de clase se dio la vuelta para ir a buscarlo.

Debo ir rápido antes de que Allan llegue.

—¡Oye! —Allan lo jaló del brazo girándolo hacia él y lo recibió con un sorpresivo beso—. Para dónde ibas, no puedes escapar de mí —agregó con una mirada picarona.

Todas las personas alrededor tenían sus ojos puestos sobre los dos jóvenes y algunas murmuraban cosas ofensivas e hirientes, pero ellos además de ignorarlas parecían estar en otro mundo, en un mundo en el que sólo existían los dos.

—Vamos por tu amiga y allá nos cambiamos —dijo Allan con una brillante sonrisa en su rostro—. Tengo lo que usaras en esta bolsa mi querido hobbit.

David sonrió tímidamente, sus mejillas se tornaron rojas así que agachó tiernamente su cabeza, cerró el puño de una de sus manos suavemente y la acercó a su boca.

Cómo se verá vestido de elfo... debe verse muy lindo, es tan alto.

"Eres un perfecto hobbit además de tu estatura, eres amigable y pacífico" Él hubiera deseado ser un elfo también, pero debido a su estatura y su rizado cabello castaño Allan le había pedido que fuese su pequeño hobbit.

Allan lo cubrió con su paraguas, tomó su mano y comenzaron a correr. Al llegar a la casa de Helena entraron a la dulcería que tenía su madre, Helena estaba sentada junto a una vitrina, tenía un hermoso y largo vestido blanco que resaltaba sus preciosos ojos verdes, su dorada y larga cabellera se hacía más bella con las trenzas que su madre le estaba haciendo.

—Madre puedes traernos algo de tomar —pidió Helena a su madre para alejarla de la escena y poder hablar tranquilamente con los chicos—. Así que tú eres Allan—añadió con desconfianza.

Allan se limitó a sonreír y aunque por alguna razón se sentía incómoda, ella le devolvió la sonrisa. David encontraba un poco extraña la primera reacción de Helena al ver a su novio, era como si hubiese querido sacarlo de su casa de inmediato y no volverlo a ver jamás.

Tal vez sea porque no soporta verme con otra persona...

—Pueden subir a cambiarse a mi cuarto o al baño —sugirió en tanto terminaba de peinar su cabello—. No tarden, quiero tomar algunas fotos antes de salir.

Jarro de Corazones (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora