Peligro en Agreas

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La verdad, no le sorprendía el saber que ahora mismo, estaba luchando para evitar que, la cantidad que sea esté presente, los agujere. Su oído pudo captar que le disparaban, eso ni era bueno. Dio un salto hacia atrás con giro para esquivar el ataque, sintió que algo se le acercaba por detrás... el olor no es familiar, así que... alzó el brazo derecho y dio un golpe hacia atrás. Como esos tipos cool de las películas... le dio. Tachen eso de su lista de cosas por hacer.

[Céntrate en lo importante animal]

Oh. Es verdad. Su compañero estaba en lo cierto. Debe de... Ahm... Ok, recapitulemos.

Estaba en Agreas, la zona donde de estaba haciendo la reunión, asamblea o lo que sea, de magos. Al mismo tiempo que pasaba lo que sería el día de prueba de la escuela de Sona. Hay un ataque de Qlippoth. Tratan de llevarse a los magos, él y unos cuantos decidieron venir aquí, mientras que los demás miembros presentes del equipo DxD están protegiendo la escuela y los que están ahí. Ok. Va bien en su resumen.

Lo que no va bien, para él, es que tiene que pelear ciego, culpa de un enfermo, que su misión de rescate no acabó como esperó, ningún plan acaba como quiere, además de que estaban luchando contra miembros de White Fang, la líder actual incluida.

... ¿Cuándo acabó su vida de este modo? No sabe si dar gracias por las bendiciones que tiene. O maldecir a toda deidad existente, que su suerte sea extrema para lo bueno y/o lo malo. Si... En verdad está pensando seriamente en ver a un terapeuta.

-¡Cuidado! – el Sekiryuutei escuchó la voz de Ruby y un choque de metal con metal. Ella debe haberlo defendido de algo. Eso cree... - Uff. Qué cerca...

Oyó como su amiga golpeó al último agresor con su guadaña y lo mandó a volar, sólo para oír unos disparos... Eso debe de doler. Duda que Ruby esté usando sus balas perforantes. Debe de estar usando las de aturdimiento.

Pero no había tiempo para eso. Hay que moverse. Ambos jóvenes se pusieron en guardia. Sabía que hay mucha basura que sacar. Por más raro que suene eso.

Yang por su lado, golpeaba a todo lo que se le acercaba o cruzaba. La chica pareció una destructora humana. Y eso que a ella le encanta ser llamada así. Sus puños mandaban varios dientes a volar y no hay duda de que muchos deberán ver a un buen dentista. Eso sí, cuando debía retroceder, lo hacía usando a Ember Celica para lanzar unos disparos a los lados o el suelo, dándose impulsos. Sí, tal vez no tenga el control de fuego de AJ o Ravel. Pero tiene unas buenas armas estilo guantes y balas. Sirven. Es más...

-¡Boom! – activó el mecanismo en sus guantes, haciendo que lo que dejó en el suelo, explote.

Los miembros de White Fang no vieron el momento en que momento esa chica dejó pequeñas bombas. Las que les explotaron en toda la cara. Vaya que dolía... y ella lo sabía. Su sonrisa demarcada, que lo tenía todo planeado. Es más, agradecerá a su hermana luego las mejoras que le dio a sus armas.

-¡Muy bien, ¿quién quiere más?! – la rubia vio como muchos la apuntaban con las armas a distancia que tenían. – Oh... Jajajaja... Creo que soné muy... arrogante, ¿No? ¡Eep! – optó por una pequeña retirada estratégica. Puede ser muchas cosas. Pero no piensa actuar a la loca. Ya no.

Por otro lado, Weiss esquivaba las balas con gracia, más en parte por sus habilidades mágicas que otra cosa. La magia de su familia era especial. Le permite usar círculos mágicos para aumentar ciertos factores, personales o de otros, además de que puede simplemente cambiar la estructura de estos en medio de la marcha. Ejemplo, tomó lo que eran varios escombros con su magia de viento, los elevó, para luego activar un círculo mágico que sirvió para actuar de disparador de esas cosas. Los trozos de concentro volaron como misiles para ella. Pero no es su único talento...

Sekiryuutei Supremo AscensionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora