For Your Love 🔞 [Kokonoi Hajime | Tokyo Revengers]

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—Ah, ya extrañaba el olor a pobreza de su barrio todo feito. —Dijo Ran haciendo un ademán con su mano.

—Callate o te mato. —Amenazó Smiley.

—Ni que me dieras miedo pelusa. —Dijo Ran golpeandole la frente con su dedo medio.

—Epale, con mi calabacita no te andes metiendo. —Dijo Hanma abrazando por los hombros al chico sonriente.

—Ronah, ¿Puedo hablar un momento contigo? —Llamó Koko seriamente.

Miré a Draken y él asintió dándome a entender que estaría al pendiente.

Cuando fui hacia Koko, él me abrazó, escondiendo su cabeza en mi cuello.

—Perdoname por todo, en verdad lo siento... Te prometo que no volveré a molestarte... Hablé con Shinichiro y ellos, y... De alguna forma me hicieron entender que no era amor lo que sentía por ti, es algo enfermizo y también tengo que tratarlo. No quiero.... no quiero perderte, porque me molesta siquiera pensar en eso. Quiero seguir siendo tu amigo, quizás no como antes pero, quiero estar contigo. Quiero que nos tratemos o lleguemos nuevamente a tratarnos como antes de conocer a los Inui, pero quiero que estemos juntos.

Tragué saliva y sonreí.

—No podré darte una oportunidad para ser pareja, pero si puedo darte una oportunidad para volver a ser amigos. Pero eso sí, primera bandera roja y te largas de mi vida.

—Lo prometo. —Se alejó dejando un beso en mi mejilla y luego se fue con los Inui.

—¿Y bien? ¿Nuestras cachetadas guajoloteras le funcionaron? ¿O faltaron más? —Preguntó Takeomi llegando junto a los demás.

—Yo digo que le faltaron unas veinte, como que no me convence que de un momento a otro ya hubiera querido solo una amistad con ella. —Murmuró Izana cruzandose de brazos y mirando hacia donde se habían ido.

—Cualquier cosa aquí anda la bandita. —Dijo Arashi abrazándome por los hombros.

—Aún nos falta llevar a terapias a Emma, como que le safo un tornillo. —Dijo Shinichiro pensativo.

—Yo diría que sus papás no le echaron ganas y por eso salió así de loquita. —Murmuró Izana.

—Imbecil, es nuestra hermana. —Bramó Shinichiro dándole un sape.

—¿Y? Tienes que admitir que también lo suyo ya es obsesión, mira que coincidencia, la situación de Ronah y la de Draken es la misma, pero el ricachón ya va a terapia, tenemos que terapear a Emma o se nos va a ir.

—Bueno muchachones, ya me tengo que ir, mamá me está llamando. —Murmuré mostrando mi celular. —¿Alo poleciaaaaaaa?

—¡Tu padre está en urgencias! ¡Tiene un chingado tumor en la cabeza y nadie se lo había detectado, y ahora es probable que vaya a...! ¡Maldición no puede estar pasando esto!

—Oye, oye, tranquilizate. ¿En donde estas?

—¡En el pendejo hospital! ¿¡En donde más quieres que esté!?

—Ya sé que en el hospital, ¿Pero en cuál? —Gruñí tratando de mantener la paciencia.

—En el de Shinjuku, en el mismo donde tenían a Rohada.

—Bien, dame unos minutos y voy para allá. —Le dije y colgué. —Me tengo que ir, papá está en el hospital.

—¿Necesitas algo? —Preguntó Wakasa. —¿Quieres que te llevemos?

—No, no, voy en mi camioneta, los veo después. —Me despedí subiendo a la camioneta y pronto arranqué.

°°°

—Esta es una noticia difícil para mí, pero es necesario que se las diga. —Habló el doctor. —No logramos extraer el tumor, por lo que... Ron podría tener solo meses de vid...-

Y un golpe sonó, mamá le había soltado una cachetada.

—¡Llevamos semanas viniendo aquí, y nadie le dijo del maldito tumor! ¡¿Esperan que me quedé viendo como mi marido muere?! ¡Tienen que hacer algo, son doctores, ustedes salvan vidas, no esperan a que sus pacientes mueran!

—Señora no grite.

—¡Mi marido no puede morir por una estupidez de ustedes! ¡Hagan algo maldita sea! ¡Mi hija acaba de morir por cáncer, no quiero otra muerte!

Mamá se derrumbó ahí sin importarle nada, y yo solo me quedé sentada dejando las lágrimas salir por mis ojos. Escuchar a mamá sollozar con fuerza incluso peor de lo que sucedió con Rohada.

Luego de unas horas dijeron que podíamos ir a ver a papá. Cuando entré en la habitación, él estaba sonriendo, pero sus ojos llenos de lágrimas delataban que estaba asustado.

—Estoy bien, todo estará bien. —Dijo extendiendo sus brazos y entonces las dos fuimos a abrazarlo mientras llorabamos.