For Your Love 🔞 [Kokonoi Hajime | Tokyo Revengers]

35

El tiempo había pasado demasiado rápido, papá había muerto luego de unas semanas de detectarle el tumor.

Y mamá... Bueno ella está en el anexo, ya que aunque había pasado también demasiado de lo de Rohada, ella no había dejado el alcohol, y ahora fue mucho peor, así que yo pedí que la anexaran por su bien.

—¿Y sabes que más? Kenchin se cayó en las escaleras, y rodó bien machín. Fue muy gracioso la verdad, pero después ya no tanto porque no despertaba, creí que había muerto. —Dijo rascándose la nuca.

Los chicos habían estado viniendo a verme, ya que ahora estaba relativamente sola. Incluso los gemelos, Mitsuya, Baji y Chifuyu a veces me traían comida que sus madres o ellos mismos.

Era un gesto lindo de su parte, de hecho los gemelos me propusieron ir a vivir con ellos mientras mamá salía del anexo.

Y si fui, pero me regresé porque a Hanma, Taiju y Smiley se les ocurrió hacer un cuchiplancheo y no me dejaron dormir, esa vez sus padres no estaban.

Traté de dejarlo pasar, pero después Rindo y Angry también hicieron eso.

Por eso me regresé. También Draken me había propuesto ir con él, pero también me regresé porque a cada hora del día se escuchaban aplausos.

También fui con Ran y Rindo, pero como que no le caí bien a su mamá, y me corrió de ahí.

Uhm, fui después con los Shiba, pero Taiju es demasiado machista y no soportaba ver cómo a veces se sobrepasaba con sus hermanos. Intenté hacer algo pero literalmente sacó mis cosas de su casa. De hecho estamos enojados por eso.

Después fui con Hanma, pero todo era un cochinero, calzones con la rayita de canela en todos lados, olor a pasuco, platos con cucarachas. Era todo un asco, no dure ni dos horas.

También Mikey me había propuesto ir con ellos, pero fue todo un desmadre. Emma echó tinte en mi shampoo y ahora soy castaña dando más a algo oscuro.

—Oye, se te ve bien el cabello, además te ves mejor con el flequillo que te hiciste. —Dijo Mikey sonriendo.

Aunque Shinichiro, Mikey, Izana y el abuelo la regañaron, no me permitieron irme, así que ahora estaba viviendo temporalmente con ellos.

—No lo sé, no me convence. —Murmuré. —Se me hace raro tener el cabello más corto.

—Pero te ves bien. —Señaló Izana. —Te queda mejor que el rubio.

—¿Estás diciendo que se veía mal con el rubio? —Cuestionó Wakasa.

—Que no, chingada madre, digo que se ve muchísimo mejor. —Viró los ojos.

—Ah, aún así extraño mi cabello rubio. —Hice un puchero.

—Bueno, déjalo así un rato, y después vuelves a teñirlo, no es la gran cosa. —Murmuró Takeomi.

—¿Y qué te ha dicho el ese Kokonoi? —Preguntó curioso Arashi.

—Pues no es la gran cosa, a veces salimos los dos juntos y me invita a algunos lados, hace poco fuimos al parque de diversiones. —Murmuré encogiendome de hombros.

—¿En una cita? —Shinichiro me miró escandalizada.

—No, ¿Cómo crees?

—¿Y si él piensa que es una cita? —Cuestionó Izana.

—Pues estará todo idiota. —Viré los ojos. —Siempre le dejó claro que solo somos amigos, lo mando a la friendzone.

—Uhjuju, eres mala. —Rió Takeomi sacando un cigarrillo para fumarlo, pero se lo quité y lo lancé. —¡Oye!

—Nada de fumar en mi presencia, pareces pinche incienso. —Gruñí.

—Mocosa. —Gruñó.

°°°

—¿Te vas a quedar ahí? Ayudame a lavar el baño. —Gruñó Emma metiendo una esponja en el lavabo.

—El abuelo dijo que yo me hiciera cargo de la comida, tú del baño, Mikey de las habitaciones, y Shinichiro e Izana de lo demás.

—¿Entonces por qué piñas estás aquí?

—Sólo quiero hacerte compañía. —Me encogí de hombros.

—No necesito tu compañía. —Gruñó.

—No sé porque te sigues comportando tan infantil, Draken ya es tu novio, como querías, ¿Por qué sigues odiandome?

—No te odio... Pero... Temo de que Draken me deje por ti. —Murmuró lavando con desgano en lavabo.

—¿Y entonces por qué antes lo rechazabas?

—Porque Izana me dijo que sólo así lo atraería a mi.

—Ora. —Dijo Izana comiéndose un dorayaki.

—¡Ven aquí hijo de la matraca, nadie se come mis Dorayakis y vive para contarlo! —Bramó Mikey y luego Izana se echó a correr.

—Bueno, entonces, ¿Estamos bien? —Preguntó ella apenada.

—Si, pero no vuelvas a echar tinte a mi shampoo porque tendremos serios problemas. —Murmuré y ella se rió.