CAPITULO 9

391 33 0
                                    


Un juego, un recuerdo, gemidos y su voz.


Ya han pasado tres días que no veo a Dorian, al día siguiente que desperté él ya no estaba, tenía un poco de miedo así que me aseguré que mi padre si estuviera en casa y si, efectivamente él estaba reposando su cansancio sobre la cama, ese día desperté temprano así que supuse que él no lo iba a hacer. Después regrese a mi cuarto y revise cada rincón de la habitación para asegurarme que estaba realmente protegida. El día transcurrió tranquilo, prepare comida para los dos y después de que él abriera los ojos pasamos una tarde de padre e hija.

Desde hace dos días que por fin comenzó a nevar, no soy fan de la nieve ni me emociona tanto, pero me preocupaba que el clima no era el mismo que el de todos los años.

Gabe no se ha presentado en la puerta de mi casa porque aún sigue estudiando por las tardes y en la mañana va a la universidad con su compañero de proyecto, así que tampoco puedo ir a ayudarlo o visitarlo. Nos hemos mensajeado, pero no lo suficiente, realmente está concentrando toda su capacidad mental en su carrera, cosa que me hace sentir orgullosa de mi amigo.

Ya es 19 de diciembre y el aroma de festividad se huele por muchos lados, las personas terminan de decorar sus hogares colocando los últimos detalles. Mi padre adorno un poco la sala, el resto me lo deja a mí, pero casi siempre lo dejo para el final, hoy será la excepción. Entre al armario sacando toda la decoración que guardamos durante años, solemos colocar la misma siempre y a veces agregamos cosas nuevas, hoy mi papá decidió comprar un muñeco inflable de un muñeco de nieve, se supone que en una mano tiene una escoba y en la otra una linterna de las antiguas.

Mientras sacaba las grandes cajas del armario una que otra araña se me subía a la mano, así que "dejar todo guardado y mejor decorar para el siguiente año" cruzo por mis pensamientos, pero en su lugar fui por un veneno para ellas, si veía una rápidamente corría hacia otro extremo y apuntaba con mi arma en su dirección bañándola del veneno. Solo logre matar a dos el resto era más hábil y rápidas que yo.

El timbre de la casa sonó, miré a todo mi alrededor y vi era un completo desastre, las luces navideñas estaban estiradas en casi toda la sala. Suspire hondo, esperaba que fuese una pequeña niña vendiendo galletas o algo diferente, ya saben, siempre y cuando fuese una visita breve.

Mi cara de asombro dijo completamente lo contrario, dos rostros con sonrisas sobre ellos me miraban como si dijeran: "sorpresa" Tenían unos abrigos enormes, sus mejillas estaban coloradas y su aliento sacaba vapor cuando soltaban el aire.

–Hey chicos –los salude–, no esperaba verlos por aquí.

–Se le conoce como "sorpresa" –mi amigo Gabe me hablo.

–¿Cómo estás? –Altenea paso y me regalo un fuerte abrazo, en cambio Gabe paso al lado de nosotras directo a la sala.

–Bien, es emocionante tenerte aquí, Gabe no me aviso nada –fuimos detrás de Gabe.

–¿Hora de decorar? –pregunto él y yo asentí.

–Esto es emocionante, me encantaría ayudarte, ¿con qué empezamos? –Altenea dio saltitos de emoción.

–No es necesario –le asegure–, eres una invitada.

–Como amiga puedo ser eso y muchas más cosas contigo.

Amiga, la palabra se quedó volando por mi mente, aun no consideraba a Altanea como una. Es una chica agradable pero no hemos convivido lo suficiente como para tener la máxima confianza.

"Entre la vida y la muerte" +21 || COMPLETA, CORRIGIENDO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora