"Entre la vida y la muerte" +21 || COMPLETA, CORRIGIENDO.

CAPITULO 15

La fuerza, puede ser un gran don.

–Padre –mi voz suena cuando bajo de las escaleras, lo veo de espalda con la frente pegada a la puerta–, ¿papá? –le toco el hombro haciendo que reaccioné y me mire.

–Leda –su voz es seria, comprendo que aún está enojado, y sé que no debimos decirle nada, no sin tener las pruebas suficientes–, ¿has salido hoy?

–Sí. Fui al cementerio.

Una sonrisa cálida se formó en el rostro de mi padre, las arrugas se notaron.

–¿Cómo está todo por allá? No he podido ir por el trabajo.

–Todo está en perfecto estado –comienza mi plan con carita del gato con botas–, por cierto, quería saber si no estabas lo suficientemente cansado como para llevarme a un lugar.

–¿A dónde? –camina hacia su habitación.

–Gabe me ha mandado un mensaje, dice que si podría ir con él a la casa de un amigo suyo.

–¿Ya has visto la hora? –levanta una ceja.

–Sí, lo he hecho, pero me traerán, quizá más tarde.

Dure unos cuantos minutos intentando convencerlo, y al final termino aceptando, decía que tenía un par de cosas por hacer, así que tuve que alistarme rápido y llevarme todo lo necesario. Me despido de Dorian quien aún se encuentra en la habitación, pero a diferencia de hace rato, ahora tiene ropa.

La despedida fue simple, no hubo beso o abrazo. No me afecta o entristece en lo mínimo, ambos sabemos que ninguno está obligado, así que sin decir mucho y solo con una sonrisa sincera se despidió mientras salía por la ventana.

Que muchacho tan anticuado, podría salir por la puerta, pero, en fin. Digo, no es que llame mucho la atención.

***

El timbre de la hermosa casa, casi mansión suena y yo espero parada por fuera, mi padre ya se ha ido porque realmente tenía el tiempo contado con sus asuntos.

–Muñeca –Gabe me saludo regalándome un beso–. ¿Por qué tardaste tanto? –su rostro lleno de picaría me lo dijo todo sin mencionar antes alguna palabra.

–¿Necesitas los detalles? –me reí.

–No puede ser –hablo entre pausas con cada palabra–. ¡Por fiiiiin!

–¿Podrías controlarte?

–¿Cómo fue? Sabes, ahora que lo pienso tengo un fetiche enorme con verlos hacer lo suyo, porque, bueno –pensó sus palabras–, se supone que yo no lo puedo ver a él, pero si él te está penetrando entonces ¿puedo ver tu interior?

–Estoy comenzando a pensar que tu amistad es una mala influencia.

–Es de las mejores que puedes tener –se alaga él solito.

–Si claro. Gabe dejando de lado tu retorcida mente, ¿de quién es esta casa?

–De los padres de Alekxander –se encoge de hombros.

–Jones, ¿cómo estás? –de un lado sale el rey de roma, con su hermosa sonrisa y los rizos sueltos alrededor de tu frente.

–Estupenda –ignore la mirada de perversión por parte de Gabe sobre los hombros de Baker, quien se acercó hasta a mí para saludarme–, ¿todo está bien con ustedes?